Martí Batres Guadarrama

El hombrecito

"El que las hace no las consiente", dice un dicho popular. Así aparece Santiago Creel, el incomprensible secretario de Gobernación, que todos los días lanza filosos dardos en contra de la administración capitalina, pero que pierde el control a la menor mención de su nombre en uno de los numerosos escándalos propiciados por el gobierno al cual pertenece. Hipersensible, de piel muy delgada, intolerante a la crítica, incapaz de asumir las consecuencias de su activismo, Creel va de mal en peor.

Comenzó como el hombre liberal, el demócrata, el conciliador, pero las necesidades políticas de su jefe, la polarización a la que han llevado al país y su personal ambición política lo han convertido en un hombre que hace política al viejo estilo.

En lo que va de 2004 no hay escándalo en el que no aparezca como instigador. Ahí está a través de su gente del Cisen en las reuniones con Diego Fernández de Cevallos, Carlos Ahumada y la PGR. Luego retumban sus declaraciones moralizantes cuando aún no se termina de aclarar su responsabilidad penal en el asunto de Amigos de Fox. Más tarde se ofrece como intermediario entre el presidente de la Suprema Corte de Justicia y el Presidente de la República para abordar el tema de El Encino. Nuevamente en otro episodio del caso Ahumada emerge para reconocer que por medio del espionaje se ha enterado de reuniones entre el consejero político de la embajada cubana y diversos personajes de la vida política nacional. Así también exige al jefe de Gobierno que se quede callado como un hombrecito y no se defienda de los ataques en su contra. Otra vez aparece relacionado con el espionaje al calor de la toma de la tribuna de San Lázaro con motivo de las reformas del artículo 122 de la Constitución. Y, finalmente, aparece su nombre en las conversaciones entre Carlos Ahumada y René Bejarano. Donde hay escándalo seguro está ahí Santiago Creel.

Más de 36 horas tardó en articular una respuesta frente al video de Ahumada en el que aparece mencionado. No salió para negarlo inmediatamente, no salió a dar explicaciones, simplemente enmudeció. Su respuesta, además de tardía, es deshilvanada y absurda.

Dice, por ejemplo, que el video presentado el lunes pasado por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal "está editado y ecualizado". Ciertamente está editado, pero eso lo dijo la propia procuraduría capitalina para efectos de presentar un resumen del mismo. De los que no nos avisaron que estaban editados y que sufrieron alteraciones en imagen y sonido fueron los videos presentados el 1Ɔ y el 3 de marzo pasado con Ponce y Bejarano, de cuyo tratamiento y presentación nadie se hizo responsable, fueron enviados cobardemente por algún personaje anónimo.

Dice Creel que la relación entre los gobiernos federal y de la capital del país se encuentra en una situación "incomprensible" por los ataques que han sido dirigidos desde el Palacio del Ayuntamiento. Olvida muy fácil el señor Creel que ha sido el gobierno federal el que ha pedido el desafuero del jefe de Gobierno del Distrito Federal, el que ha investigado a funcionarios del gobierno de la capital, el que ha promovido la disminución de recursos a la ciudad, y el que ha aprovechado todo espacio público para atacar a la ciudad con cualquier motivo, sea la seguridad pública, el desempleo, los distribuidores viales o lo que sea. Entonces no es incomprensible el deterioro de esa relación y los ataques no han salido del Palacio del Ayuntamiento.

Dice Creel que "los actos de corrupción de servidores públicos del Gobierno del Distrito Federal los hemos visto todos en televisión". Con ello vulgariza el conocimiento de la realidad y pretende recetarnos la máxima de que lo que no sale en la tele no existe. También Fox y Creel, al igual que Bejarano, recibieron dinero de empresarios corruptos, incluso recibieron mucho más aunque no hayan salido en la tele.

Dice Creel que el Presidente de la República puede remover al procurador general de Justicia del Distrito Federal, Bernardo Bátiz. Miente por ignorancia o por dolo. El artículo 10 del Estatuto de Gobierno del Distrito Federal señala: "el Ministerio Público del Distrito Federal será presidido por un procurador general de Justicia, nombrado y removido por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, con la aprobación del Presidente de la República". El artículo 67 del mismo ordenamiento dice a la letra: "las facultades y obligaciones del jefe de Gobierno del Distrito Federal son las siguientes: ...VII. Nombrar y remover al procurador general de Justicia del Distrito Federal en los términos de este estatuto". Creel vuelve a evidenciar el ánimo golpista de su gobierno. Sólo quieren detener, destituir y destruir al gobierno de la ciudad.

Más allá de los fuegos artificiales, lo más importante del video presentado por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal es una frase del señor Carlos Ahumada, en la que dice: "o sea, Carlos Salinas me va a hablar, y me va a decir, oye, šconfirmado!, Ƒeh? (silbido), este, confirmado lo que te dije, arráncate ya". Es el propio Ahumada el que lo dice, el que señala quién está moviendo los hilos de la ofensiva contra el Gobierno del Distrito Federal, el que divide, enfrenta, envenena. Esa línea vale por todo el video de una hora 45 minutos. Ojalá la televisión lo repita unas mil veces para que nadie lo olvide. Y si la tele no lo repite, de cualquier manera ya quedó claro que el señor que mueve los hilos de la gobernación no es el hombrecito de Bucareli, que sólo dramatiza la parte que le toca en el guión, sino el hombrecito de Dublín, a quien nadie debe tocar ni con el pétalo de una rosa porque Santiago se enoja.