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México D.F. Martes 19 de octubre de 2004
Grupos del Distrito Federal y de Yucatán
llenan plazas de Zacatecas, en festival
Todo lo que significa teatro no culto es discriminado,
afirma Alicia Martínez
ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO
Zacatecas, Zac., 18 de octubre. El teatro de calle
en México se encuentra en la calle en aspectos como el apoyo financiero
y en lo artístico, si se le compara con lo que ocurre en otros países
latinoamericanos y europeos; no obstante, por el interés de grupos
de alumnos, directores, instituciones y los organizadores en esta ciudad
del tercer Festival de Teatro de Calle, se encuentra en desarrollo el proyecto
para crear una escuela dedicada exclusivamente a esta vertiente dramatúrgica.
Así
lo expusieron el director artístico del festival, Bruno Bert, y
los docentes y actores Alicia Martínez y Tonatiúh Morales,
en la conferencia La dramaturgia del actor, realizada este lunes
en la tercera jornada del festival, que un día antes, el pasado
domingo, entró en plena actividad, con las presentaciones de los
grupos Circo Contemporáneo (DF), Angeles de la Calle (DF) y Ich
Ka 'an (Mérida, Yucatán), con "llenos", es decir, con las
plazas públicas abarrotadas.
La tarde en la avenida Morelos cae con el sol a plomo,
que provoca que parezca casi desierta, pero en opinión de los grupos
de teatro de calle la gente sale espontáneamente y algunos en familia.
Una cosa son las manifestaciones al aire libre, pero el festival también
consta de un programa de conferencias de corte académico.
En la conferencia, Tonatiúh Morales expuso su experiencia
con el grupo Angeles de la Calle, integrado por actores de Canadá
y México. Destacó la disciplina de los del "norte" y la pasión
de los del "sur". Bruno Bert aclaró a Morales una idea, la relativa
a que los teatreros de calle tiene un nivel similar al de los payasitos
de las esquinas de la avenida Reforma. Dijo que estos últimos reflejan
una manifestación cultural, pero no artística.
"La dramaturgia del actor es saber hablar, no con la palabra,
sino con todas las herramientas del teatro. No se trata sólo de
la capacidad de poder hablar en la calle, sino de que sea personal. Todo
arte pertenece a la cultura, pero no toda cultura al arte".
Alicia Martínez relató su experiencia en
la Casa de la Sal, en Iztacalco, donde con un grupo de colegas desarrolló
un proyecto de teatro de calle. "Hubo un diálogo producto de una
mística de trabajo. "Nuestras producciones, casi espontáneas,
se acomodaron al medio. De esa labor quedan expresiones de teatro de calle;
no fue infructuoso."
Al pregúntarseles sobre el nivel del teatro de
calle en México, Morales expuso: "Es dramático lo que hay
que decir. Si ponemos un nivel del uno al 10 yo diría que estamos
en el dos. Estamos en la calle. Si hubiera que culpar a alguien no hay
uno solo. Todos somos culpables. Es un círculo vicioso: si los artistas
no trabajan la sociedad no actúa. Nuestra referencia es el teatro
europeo. No nos podemos comparar".
Martínez señaló: "Todo lo que significa
el teatro no culto es discriminado, como el teatro de calle, el de niños,
de propuestas más lúdicas". Bert indicó: "Concuerdo
en que el nivel de teatro de calle latinoamericano es muy bajo, pero hay
que aclarar que la cultura mexicana es una pluralidad propicia para la
parateatrilidad. Hay belleza de teatro campesino, popular, en la vida cotidiana.
El Festival de Teatro de Calle, el Plan Nacional de Teatro de Calle y otros
planes tienden a la posibilidad de sintetizar toda esa pluralidad, sin
imitar modelos externos. Eso sería una aberración".
Eso fue el lado teórico y doloroso sobre la realidad
del teatro de calle en México. Sin embargo, las presentaciones de
los artistas han sido exitosas, con gran concurrencia. En el segundo día
de actividades, el pasado domingo, el grupo defeño Angeles de la
Ciudad, integrado por canadienses y mexicanos mantuvieron atento y divertido
durante más de hora y media a unas 300 personas en la explanada
del Congreso.
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