ƑSeguirá EU manteniendo en el olvido a los latinoamericanos?

Los migrantes de la región son los que pueden propiciar un cambio en la actitud de Washington

Muchos ven en Kerry un mejor prospecto para las relaciones bilaterales

Economist Intelligence Unit/The Economist

Cuando el recién electo George W. Bush hizo su primer viaje como presidente de Estados Unidos, a principios de 2001, México fue el sorpresivo destino. Parecía un buen augurio para las relaciones de Washington con América Latina. Bush tiene lazos familiares con la región -su hermano Jeb mantiene vínculos con los cubanos de Miami y está casado con una mexicana- y el presidente incluso habla español.

El candidato presidencial demócrata, John Kerry, y el presidente George W. Bush, al término del primer debate público, de cara a las elecciones presidenciales de noviembre FOTO AFP

Pero después del 11 de septiembre de 2001, América Latina desapareció con rapidez de la pantalla del radar en Washington, remplazada por asuntos más acuciantes en otros lados. Aunque Bush y el senador John Kerry, candidato demócrata para las elecciones de noviembre, afirmen lo contrario, parece poco probable que la región vuelva al centro de la atención en fecha próxima. El abrumador dominio de las preocupaciones de seguridad nacional ha incrementado la tendencia a mirar a América Latina a través de un prisma de política doméstica.

El presidente de México, Vicente Fox, esperaba poder forjar una nueva relación con EU mediante una integración más estrecha de los mercados laborales, después de un exitoso acuerdo comercial en 1994. Pero esta relación fue una baja temprana de las demandas de endurecer la seguridad fronteriza, aunque Bush lanzara posteriormente un programa limitado de trabajadores huéspedes que a la larga beneficiará a la comunidad hispana en EU, la cual llega hoy a 40 millones de personas y sigue en aumento.

La guerra de Bush contra el terrorismo ha opacado una cadena de crisis regionales, entre ellas el incumplimiento de la deuda argentina y los disturbios políticos en Venezuela, Bolivia y Haití. Las percepciones de que la región ha sido abandonada han alimentado el sentimiento antiestadunidense. Muchos latinoamericanos culpan a las políticas apoyadas por EU de gran parte de sus recientes dificultades económicas.

Argentina ha sido una manzana de la discordia en particular. Durante el decenio de 1990 su éxito económico se veía como un modelo de la reforma de mercados impulsada por Washington. Cuando su sistema financiero se derrumbó, los comentaristas opinaron que Washington se condujo con apatía y con prisa por culpar del desastre a su antiguo alumno estrella.

Al mismo tiempo, el unilateralismo estadunidense sobre Irak y otros asuntos de seguridad han perturbado a muchos países de la región que tradicionalmente adoptan una postura multilateral hacia los asuntos internacionales. En 2003 Chile y México -dos gobiernos pro estadunidenses que entonces eran miembros temporales del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas- resistieron fuerte presión para apoyar el llamado de EU a la acción militar en Irak.

Una encuesta que será publicada esta semana por Latinbarómetro en Santiago de Chile muestra que las actitudes antiestadunidenses se han elevado incluso en países como Brasil, que no es conocido por tal tendencia. "Bush ha tenido éxito en crear hostilidad hacia Estados Unidos donde no existía", señala Mario Marconini, director ejecutivo del Centro Brasileño para las Relaciones Internacionales, en Río de Janeiro.

Hay ciertos indicios de que Kerry podría mejorar las cosas en este aspecto si ganara en noviembre. Michael Shifter, de la organización Diálogo Interamericano, con sede en Washington, afirma que el ''tono'' de un gobierno encabezado por Kerry encontraría amigos en la región. ''Los latinoamericanos son muy sensibles a la forma en que Estados Unidos trata al mundo'', expresa.

Además, algunos analistas alegan que un gobierno demócrata sería menos apegado a los cubano-estadunidenses de línea dura, cuya oposición a Fidel Castro ha puesto en ocasiones al gobierno de Bush en curso de colisión con sus vecinos en torno a Cuba o Venezuela. Kerry estaría también menos inclinado a vetar iniciativas del Congreso dirigidas a aligerar el bloqueo contra la isla caribeña, que dura ya 40 años.

En contraste, es posible argumentar que el comercio es el rasgo más exitoso de la política de Bush hacia América Latina. Se ha completado un acuerdo con Chile, y otros dos, con Centroamérica y los países andinos, están por recibir aprobación del Congreso. Puede ser que el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) se encuentre estancada, pero el año pasado EU negoció con Brasil para mantenerla viva, si bien con un marco menos ambicioso.

La oposición a estas políticas ha sido más fuerte entre sindicatos y otros grupos que apoyan a Kerry, quien ha prometido renegociar el trato con Centroamérica para incluir más disposiciones relativas a derechos humanos y protección ambiental.

A plazo más largo, sin embargo, el crecimiento de la población hispana en EU ofrece la mejor esperanza de cambio. Durante el decenio de 1990 fluyeron hacia ese país migrantes de toda la región, ensanchando la comunidad más allá del núcleo tradicional de puertorriqueños, cubanos y mexicanos. Esos grupos tienen un interés directo en la integración económica entre EU y sus vecinos, ahora que las remesas de los trabajadores latinoamericanos han alcanzado un máximo de 30 mil millones de dólares este año, pero siguen subrepresentados políticamente. Si eso cambiara, es posible que la región logre abrirse paso otra vez hacia la agenda de Washington.

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