México D.F. Martes 19 de octubre de 2004
El corporativismo sindical, la parte más
inercial del antiguo régimen, afirma el banco
BM: poderosos intereses, dueños de parcelas
del gasto público
Recomienda reformas a fondo para remover ese obstáculo
Considera ''fácilmente sostenible'' la carga de la deuda y de
los rescates bancario y Pidiregas; el pasivo más importante, las
pensiones
JUAN ANTONIO ZUÑIGA
Poderosos intereses creados se han adueñado de
partes importantes del gasto público en México, y en consecuencia
han rigidizado renglones presupuestales, que impiden que esos recursos
sean reasignados a las prioridades programáticas del gobierno, advierte
un informe del Banco Mundial (BM) intitulado Revisión del gasto
público.
En
tanto, el consultor de este organismo e integrante del equipo que elaboró
el documento, John Scott, precisó que ''el corporativismo sindical
es la parte más inercial del antiguo régimen y trasciende
el ámbito de los partidos políticos'', por lo que se requerirán
''reformas más a fondo de futuros gobiernos'' para eliminar el obstáculo
que representa este fenómeno para el ejercicio del gasto.
El informe, presentado ayer en la representación
del Banco Mundial en México, advierte que ''los sistemas de pensiones
del sector público tienen pasivos cada vez mayores, y a menos que
se lleve a cabo una reforma de manera proactiva habrá demandas fuertes
tanto legales como políticas en busca de recursos fiscales''.
El organismo plantea que el endeudamiento gubernamental
dentro y fuera del presupuesto -como el del rescate bancario (al que llama
restructuración del sector financiero), el de las autopistas y el
los Pidiregas- es menos relevante que el pasivo contingente derivado de
las pensiones, a pesar de que ambos representan 42 por ciento del producto
interno bruto (PIB). ''La carga de esta deuda con intereses es fácilmente
sostenible'', afirma.
Al referirse a los compromisos de jubilación del
sector público mexicano con sus trabajadores, el Banco Mundial subraya
que en este momento la deuda más importante del gobierno ''es contingente
para pasivos de pensiones no financiados en el IMSS para el sector privado
formal, y en el ISSSTE para los empleados del gobierno federal actuales
y antiguos, incluyendo a los maestros federales que fueron descentralizados
a principios de los 90 y en los programas especiales de pensiones de dependencias
como Pemex, Luz y Fuerza del Centro y de los empleados del Seguro Social''.
Entre los elementos que en su opinión ''amenazan
el avance futuro en la asignación del gasto y en viabilidad fiscal'',
señala que la calidad de los servicios se desconoce en su mayoría,
y sugiere que tal vez ''sea inadecuada y desigual en áreas importantes,
tales como la educación''.
De este aspecto, John Scott apuntó que el nivel
de ''regresividad'' de la educación media superior y superior en
México ''es notable'', se encuentra ''entre los más bajos
de América Latina y es prácticamente inexistente'', pues
a pesar de ser gratuita los pobres no tienen acceso a ella.
El 10 por ciento de la población más rica,
dijo, casi se lleva todo el gasto destinado a la educación superior;
mientras, los recursos adicionales se han dirigido al nivel básico,
donde al decil de la población más pobre le corresponde 10
por ciento del gasto educativo y por lo tanto es ''neutral'' como factor
de redistribución. Para eliminar la ''regresividad'' en el beneficio
del gasto en educación superior, Scott indicó que una solución
podría ser otorgar becas dirigidas a la población pobre y
financiadas con pagos por el uso de los servicios ''de parte de los individuos
que sí tienen los recursos para cubrirlos''.
Sobre el ''presunto'' valor positivo asignado al incremento
del gasto social, ''y los cálculos que muestran su distribución
a favor de los pobres'', el informe afirma que ''por desgracia no existen
datos sistemáticos sobre calidad para muchos programas'', y los
disponibles ''rara vez se usan como base para el proceso de toma de decisiones''.
En cuanto a la rigidez del gasto en México, el
Banco Mundial plantea que el problema a corto plazo consiste en que más
de la mitad del presupuesto se destina a obligaciones impostergables como
el servicio de la deuda, los sueldos y las transferencias específicas
para los gobiernos estatales. A mediano plazo la rigidez se hace patente
cuando el gobierno necesita hacer un recorte del gasto en áreas
no prioritarias, para reasignarlo y satisfacer nuevas prioridades.
Por el lado de la inversión pública presupuestal,
el organismo indica que en México se ha mantenido en una tasa de
2 por ciento del PIB para el gobierno central ''desde el recorte de finales
de la década de los 80'', y en las empresas públicas ha caído
en uno por ciento del PIB. A pesar de una recuperación de esta variable
en los últimos dos años, advierte, ''es posible que el crecimiento
futuro se vea afectado por los cuellos de botella de la infraestructura''.
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