México D.F. Martes 19 de octubre de 2004
REPORTAJE /LOS
FRENTES DEL PPP
Indígenas, campesinos y ONG se unen contra el
"despojo" de tierras
Organizaciones étnicas denuncian la militarización
de sus propiedades
Grupos autóctonos denuncian que las obras del Plan
Puebla-Panamá no tienen componente social, y no han generado beneficios
para los pueblos; por el contrario, han sido causa para que aumente el
principal flagelo que iba a combatir entre estos pueblos: la pobreza
ELIZABETH VELASCO C./ IV Y ULTIMA
Comunidades indígenas y campesinas, agrupaciones
de derechos humanos, trabajadores, ambientalistas, sociedad civil de México
y Centroamérica confluyen en varios movimientos para hacer frente
al "despojo" de tierras, a la militarización de ciertas regiones,
a la privatización energética y a la miseria extrema que
"no ha paliado" el Plan Puebla-Panamá (PPP), pese a que se ha esgrimido
que su principal razón de ser es el combate a la pobreza.
Gabriela Rangel, integrante de la Alianza Mexicana para
la Autodeterminación de los Pueblos (AMAP), dice que desde 2001
"las organizaciones indígenas y rurales se coordinan para hacer
frente a los efectos" del PPP: despojo de tierras comunales, ejidales y
áreas naturales, donde pretenden construir presas hidroeléctricas
y carreteras".
Es el caso de 13 pueblos del istmo de Tehuantepec, en
Oaxaca, donde los pueblos originales en coordinación con organizaciones
sociales, autoridades civiles, agrarias y otros, crearon la Coordinadora
en Defensa del Territorio y de los Pueblos Indígenas del Istmo (CDTPII),
en respuesta al "rápido avance" de la supercarretera Oaxaca-Istmo-Huatulco
y sus ramales.
Los miembros del CDTPII iniciaron su movimiento de "resistencia"
en noviembre de 2003 -hoy articulado con muchos otros- porque, además
de que "no existe información clara sobre el proyecto carretero
y durante todo el proceso de construcción de los caminos las comunidades
han sido excluidas", se observó "la presencia de largos cercos de
alambre que impiden el libre tránsito de los campesinos; cobros
de cuotas de hasta 95 pesos; destrucción de bosques, afectación
de ríos y devastación de antiguas piezas arqueológicas
(...) en los pueblos donde ya se construyeron tramos de carreteras; es
el caso de Rincón Moreno, Guelaguichi, Tlacotepec, Barrio Lieza,
Las Jícaras, en los municipios de Tehuantepec, Ixtepec y La Mata-La
Ventosa", dicen en su pronunciamiento.
También
denuncian "hostigamiento e intimidación" en las poblaciones de Guiechiquero
y Cerro Chivo, Municipio de Jalapa del Marqués, por oponerse a la
instalación de una presa hidroeléctrica, y las "amenazas"
del titular estatal de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes,
Reynaldo Guajardo, de clausurar la emisora comunitaria Radio Huave que
opera en San Francisco del Mar.
Rangel -quien dice que en el contexto del PPP se planea
la construcción de unas 60 presas- señala que casos similares
se presentan en Tepeaca y Tecamachalco, Puebla; en La Parota, Guerrero;
en los límites de Puebla y Oaxaca, donde se intenta construir la
presa El Zapote; en la frontera de Chiapas con Guatemala, donde "pretenden
hacer varias presas", razón por la cual se constituyó el
Frente Contra las Represas de Chiapas, entre otros muchos movimientos.
Según la AMAP, la construcción de la presa
La Parota ocasionaría la expulsión de 25 mil comuneros debido
a la inundación de 17 mil hectáreas de tierras agrícolas.
Por su extensión prevista -10 veces más grande que la bahía
de Acapulco- afectaría el medio ambiente por la devastación
del río Papagayo.
En Centroamérica también hay protestas que
exigen detener "la privatización del sector eléctrico". En
El Salvador, por ejemplo, la Alianza Ciudadana contra la Privatización
(representa agrupaciones comunales, de trabajadores, ambientalistas y sociales),
pidió al Congreso de ese país que rechace el préstamo
del BID para la construcción del SIEPAC, ya que con la red de interconexión
eléctrica "los únicos beneficiados serán las empresas
generadoras, distribuidoras y comercializadoras de energía eléctrica
que ven en la interconexión un nuevo y lucrativo negocio".
La alianza afirma que "con el SIEPAC se profundizará
la privatización del sector eléctrico centroamericano, donde
50 por ciento de la generación y 70 de la distribución están
en manos de multinacionales estadunidenses y españolas (...), aumentará
los costos de la energía y agravará los actuales problemas
de acceso y cobertura en las zonas pobres y rurales".
También, durante la gira del presidente Vicente
Fox por Centroamérica -en marzo pasado cuando se "relanzó"
el PPP-, indígenas, campesinos y trabajadores protagonizaron diversas
manifestaciones contra el plan.
En Guatemala, Rigoberta Menchú, premio Nobel de
la Paz, y el líder social Rolling Escobar, en actos por separado
coincidieron en que los pueblos no han sido consultados sobre la adhesión
a proyectos como el PPP o el ALCA.
En esa ocasión, Elena Coché y Claudia Gaitán,
de Sololatecos Unidos y Alianza de Mujeres Rurales, de Guatemala, coincidieron
con el sentir de pueblos indios y campesinos en torno a que el PPP "beneficiará
sólo a las empresas que lleguen a explotar las riquezas naturales
de la región".
Asimismo, advirtieron que pese a la fuerza militar (en
febrero de 2001, meses antes del lanzamiento del PPP, el Congreso guatemalteco
aprobó el Plan Nuevos Horizontes para realizar "ejercicios de fuerza
de tarea" entre los ejércitos de Estados Unidos y Guatemala en la
zona de El Petén, limítrofe con Chiapas), "las comunidades
de El Petén y Sololá están preparadas para no dejar
entrar proyectos que alteren el equilibrio ecológico en sus regiones
y para hacer frente a la eventual construcción de varias hidroeléctricas".
El sentir general, dice Rangel, es que las obras del PPP
no han reportado beneficios a los pueblos porque ninguna de ellas tiene
componentes sociales. "Primero no nos consultaron, y a la fecha no hay
apoyos para la producción agropecuaria ni proyectos sociales; la
miseria es extrema y ahora pretenden arrebatarle sus tierras a los indígenas
y campesinos, fundamentales para su sobrevivencia; en ese sentido, el plan
es excluyente".
Además -señala- traemos la experiencia del
TLCAN, firmado por México, Estados Unidos y Canadá, que "ha
aumentado la pobreza, concentrado la riqueza y traído mayor deterioro
social y ambiental". En suma, dice, "no nos queda la menor duda de que
las obras del PPP son para fomentar la circulación de mercancías,
la inversión extranjera directa y el aprovechamiento de los recursos
naturales y la mano de obra barata, elementos viables para el desarrollo
del capital privado".
La otra visión
De acuerdo con la visión oficial, representada
por quien fuera el jefe de la Unidad Coordinadora del PPP, Herbert Taylor,
es "pobre la discusión sobre los daños supuestamente generados
por el PPP, porque -dice- eso no está ocurriendo". En ese sentido,
sostiene que ninguna de las presas hidroeléctricas tiene que ver
con el PPP. "Además, ¿dónde está la gran inundación
de El Petén que según generaría la gran presa del
Usumacinta? Ese proyecto se canceló hace 20 años."
De la supercarretera Oaxaca-Istmo-Huatulco afirma que
su construcción "forma parte de los consensos de los nueve estados
del sur-sureste mexicano; es del capítulo mexicano (del PPP), no
un asunto internacional".
Niega también que el interés sea favorecer
al capital trasnacional. "Esa afirmación es poco sostenible. En
un estudio del Banco Mundial se señala que en Oaxaca, Guerrero y
Chiapas, los pequeños y medianos productores del campo cuando logran
colocar sus productos, tienen que destinar en muchos de los casos 40 por
ciento del pago que reciben en el flete. ¿Qué culpa tienen
ellos de las malas condiciones de las carreteras y el transporte?"
Incluso -apunta Taylor- hay lugares en la frontera con
Guatemala donde "para subir la mercancía, un contenedor cobra alrededor
de cinco dólares por kilómetro, cuando en otros sitios no
pasa de 25 centavos".
Entre algunas obras del PPP que -sostiene- han traído
beneficios a la población, están la modernización
del puerto Dos Bocas, en Tabasco y el puente internacional de Chiapas;
éste, de una Semana Santa a la otra, "incrementó más
de 140 por ciento el turismo en la entidad".
Para Taylor la integración mesoamericana es un
hecho y el reto de los gobiernos es crear las condiciones para el encadenamiento
de los pequeños y medianos productores de la región al "utilizar
la inversión extranjera como acompañante de una política
de fomento de peque- ñas y medianas empresas, de creación
de mercados locales y de generación de aglutinamientos de productores
locales que puedan competir en condiciones internacionales".
En ese proceso, afirma, "el gobierno federal no impondrá
ningún proyecto a las comunidades indígenas. Son ellas las
que tienen que definir qué es desarrollo y cómo alcanzarlo.
No podemos cometer el mismo error de imponerles un modelo que les sea ajeno".
Para Rangel, lo que en el fondo se debate en el PPP, "son
dos modelos de desarrollo diferentes, de ahí la imposibilidad de
llegar a acuerdos".
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