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México D.F. Lunes 11 de octubre de 2004
El autor de La tumba
celebra sus 60 años en Bellas Artes
Reconocen a José Agustín como hacedor
de lectores
Juan Villoro, Hernán Lara Zavala y Silvia Molina
participan en el homenaje al escritor que ''cambió el concepto de
lo literario''
MERRY MAC MASTERS
En espera de su cumpleaños 64 -momento decisivo
según los Beatles, en que si al preguntarle a la esposa '''¿todavía
me necesitas?', '¿todavía me alimentas?', ella conteste que
sí, entonces esa será la gran celebración al margen
de fiestas y pachangas''-, el escritor José Agustín fue festejado
ayer por sus "inverosímiles" seis décadas de vida -cumplidas
el 19 de agosto-, en la sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes,
dentro del ciclo Literatura en voz alta.
Antes
de que José Agustín aprovechara la ocasión para regalar
al público que llenó la sala la lectura de dos fragmentos
de su libro recién salido a la luz, Vida con mi viuda, ''una
novela de vejez, de la familia donde la gente nace y muere'', el autor
de la cuarentona La tumba habló de esa enigmática
edad:
''Sentí que los 60 años eran mi credencial
del Insen, o como se llame ahora; la posibilidad de conseguir descuentillos
por allí, en algunos que otros lugares. Era también la oportunidad
de apapachar a mis nietos; reconsiderar cuando pasé a los lentes
bifocales, cuando me tuve que poner puentes, estar checando la próstata,
el colesterol, y cuando conversaba con mis amigos, en lugar de platicar
de chavas o de las películas, preguntar: 'oye, ¿qué
nivel tienes de glucosa?' Era una oportunidad para recapitular todo''.
La confesión fue recompensada con un cálido aplauso.
Al inicio de la charla informal, efectuada en una improvisada
salita con sofá y sillón, los escritores Juan Villoro y Hernán
Lara Zavala se habían adelantado a la idea de los 64 años
por venir. Un breve audiovisual, presentado a modo de álbum familiar,
con una fotografía de José Agustín, tomada en Acapulco,
portando un libro alusivo a la problemática de los años 60,
hizo que Villoro recordara a Timothy Leary.
Si el profeta del LSD, al recuperar las experiencias de
su vida, decía que después de todo el gran viaje interior
es existencial, "la manera de celebrar a José Agustín es
recordar que en todos los momentos de su vida ha asumido esta experiencia
del paso del tiempo con una vitalidad extraordinaria, al darnos la sensación
de que cada momento es único", aseguró Villoro.
Para Villoro, el homenajeado rompió con moldes
y cánones, y se convirtió, aunque no quisiera, en "un escritor
de referencia, representante de la contracultura, que incorporó
a la literatura de recursos del cine, el comic, el rock y los medios masivos
de comunicación". Pero también está la valentía
con que José Agustín "ha salido de su propia piel y reinventado
a sí mismo", todo con "la enorme independencia de su persona".
En el recorrido que Lara Zavala hizo de la obra de José
Agustín, recordó que la novela De perfil (1966) ''cambió
el concepto de lo literario en México y sacudió por igual
a la vieja y la nueva guardias'', pues ''se servía de los hilos
del lenguaje coloquial juvenil, al que lograba inyectarle su particular
ingenio para transformarlo en un discurso literario sin precedentes, que
marcaría, consciente o inconscientemente, a varias generaciones
de escritores mexicanos".
A su vez, Silvia Molina, titular del Departamento de Literatura
del Instituto Nacional de Bellas Artes, acotó que las lectoras de
José Agustín "te hemos leído, y lo seguiremos haciendo,
como una revelación de cómo es el otro''. Pero también
de la lucha generacional: "Nos entendimos en tu literatura. Nunca nos dieron
lecturas apropiadas para nuestra edad. Descubrir de pronto que existía
alguien que nos hablaba de nuestro mundo, con nuestro lenguaje, nos hizo
lectores y lo sigues haciendo".
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