Iván Restrepo

El costoso aprendizaje ambiental

En agosto pasado, Alberto Cárdenas, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), cuestionó los datos que sobre deforestación en México ofrece periódicamente la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Quien no oculta y trabaja para ser el próximo candidato del Partido Acción Nacional a la Presidencia de la República, dice que la FAO afirma en sus informes que cada año se pierden en México 630 mil hectáreas de bosques y selvas, pero "no se sabe cómo se tomó la información ni a qué corresponde", por lo que para aclarar las cosas la Semarnat ofrecerá en diciembre próximo una "cifra mexicana". Y para recalcar que en lo forestal y la conservación de los recursos naturales las cosas no andan tan mal como piensan muchos, adelantó que la deforestación en el país se reducirá un tercio este año. Será de 400 mil hectáreas, rompiéndose así la tendencia histórica de los últimos lustros.

De ser cierta tal disminución se trata de un logro portentoso, porque se obtuvo en apenas un año y porque, para mala fama de las políticas ambientales, económicas y sociales de este y anteriores gobiernos, somos uno de los países con mayor pérdida de bosques y selvas y de la incalculable biodiversidad que allí se encuentra. En aras de no regatear elogios, señalemos también que esa enorme reducción ha sido posible pese a que la dependencia que preside el ex gobernador de Jalisco recibe cada año menos presupuesto, lo cual contradice el interés que el presidente Vicente Fox y la Cámara de Diputados (instancia que le asigna los recursos a la Semarnat) dicen tener por el medio ambiente y los recursos naturales.

Pero no echemos las campanas al vuelo antes de tiempo (algo muy del agrado en un gobierno tan comprometido con los asuntos eclesiásticos), pues el mismo secretario Cárdenas nos revela la causa de que tengamos menos deforestación: este año no hubo tantos incendios como en épocas anteriores, gracias a que la temporada de lluvias ha sido la más abundante de las últimas dos décadas. Así las cosas, el milagro de reducir la deforestación no se debe a las políticas públicas, sino a las lluvias, que traen humedad, reducen los factores de riesgo que propician el incendio de bosques y selvas, y en última instancia apagan el fuego. Ello explicaría porqué los funcionarios de la FAO responsables de elaborar los informes sobre la pérdida de cubierta vegetal en el mundo prefirieron no referirse, al menos en público, a las declaraciones del precandidato Cárdenas (el de Jalisco, claro) y dejar las cosas por la paz. Muy diplomáticos, no le recordaron al funcionario que los informes que elaboran la mayoría de los organismos internacionales, en especial los que dependen de Naciones Unidas, se basan fundamentalmente en datos proporcionados por los estados miembros. Esas cifras se corroboran con las de los especialistas en los temas correspondientes y son objeto de análisis. Así ocurre, por ejemplo, en los casos de la economía, la educación, la salud, la agricultura, la calidad de vida, la pobreza, la biodiversidad y los recursos naturales. Por tanto, no inventan ni sacan del sombrero de un mago cifras al gusto del cliente.

También es costumbre que los secretarios de Estado y los gobernadores que sueñan con ocupar la Presidencia de la República le presenten a la ciudadanía un panorama alentador de lo que han hecho, con el fin de mostrar su capacidad administrativa y logros en bien del país. En el caso que nos ocupa, el secretario Cárdenas es, a veces, triunfalista. En otras, denuncia la grave situación ambiental y de los recursos naturales en el país, y las carencias y rezagos de la dependencia a su cargo. Prueba de lo que ocurre es el revelador documento que envió a la Cámara de Diputados, pidiendo un presupuesto mayor al que el Ejecutivo federal recomienda a los legisladores le asignen a la Semarnat el próximo año. Dicen los que saben que la amistad y el aprecio de un gobernante se reflejan en el presupuesto que asigna a sus colaboradores. Digamos entonces que las aspiraciones de Cárdenas para ser candidato del Partido Acción Nacional no son del agrado de quienes deciden en Los Pinos. Tampoco de los legisladores panistas. Sería mejor entonces que invirtiera todas sus fuerzas en terminar, junto con sus amigos, su costosísimo aprendizaje ambiental. Todos saldríamos ganando.