México D.F. Martes 5 de octubre de 2004
En México se pasa de ser la quinceañera
a la mamá de una telenovela a otra, señala
Después de Los caifanes he tenido muchas
vidas, afirma la actriz y cantante Julissa
LUCY OROZCO/ I ESPECIAL
Figura emblemática de la balada rock de los años
60, Julissa se ha mantenido vigente por más de 40 años en
el ambiente artístico gracias a su talento no sólo como cantante,
sino como actriz de cine, televisión y teatro. Además, es
traductora, adaptadora, directora y productora de varias obras teatrales
de gran éxito, como Jesucristo superestrella, Vaselina,
El show de terror de Rocky y José el soñador,
entre otras. Avalan su carrera cinematográfica más de 60
películas, de las que sobresale Los caifanes. En televisión
tuvo grandes éxitos al protagonizar telenovelas, como La mentira
y Corazón salvaje. Esta eterna adolescente también
creó el grupo La Onda Vaselina.
Entrar
al hogar de Julia Isabel de Llano Macedo es como ingresar a una biblioteca,
desde la entrada, el olor a papel entintando recibe al visitante, este
aroma se desprende de cientos de libros que tapizan las paredes de su casa,
volúmenes perfectamente ordenados que acusan un uso cotidiano y
que su dueña confiesa, acompañan sus desvelos. Asombra la
diversidad de títulos, así como los diferentes idiomas en
que están escritos; español, inglés, francés
y alemán. En sus estantes conviven Pérez Galdós, Dostoievsky,
Durrell, García Márquez, Jane Austin y otros laureados literatos
se codean con historiadores, egiptólogos y escritores de novela
negra como Raymond Chandler.
Cuando Julissa aparece, desconcierta, ya que su imagen
no corresponde a su entorno; su pelo rojo, sus lentes puntiagudos y su
apariencia juvenil no hacen pensar en una devoradora de libros y una fan
cinematográfica que afirma ver hasta tres películas por día.
Sus directores preferidos son Visconti, Kubrick, Fosse y Lars von Trier,
entre otros. Esta roquera ilustrada además ha sido madre de dos
hijos famosos: Benny y Alejandro Ibarra. El primero cantante y compositor;
el segundo, actor. Pero, ¿cómo ha vivido esta mujer orquesta
su vida?
-Julissa, ¿qué ha pasado de Los caifanes
para acá?
-¡Varias vidas! He tenido muchas, ¡ya son
tantos años!...
-El otro día discutía con una persona que
me alegaba, tal vez con envidia, que a ti todo te había sido fácil,
porque eras hija de Luis de Llano Palmer y de Rita Macedo, ¿fue
así?
-No. De niña nunca viví con ellos, apenas
los veía. Pasé mi infancia con mis abuelos paternos, después
me mandaron a internados, estudié el high school en Nueva
Orleáns, posteriormente fui a la ecuela en Canadá y Suiza.
-¿Desde pequeña soñaste con ser artista?
-¡No qué va! Cuando volví de Suiza
lo único que quería era estudiar. No me pasaba por la mente
ser artista. Sin embargo, mi mamá me dijo que ya no regresaría
a Suiza, que mi hermano Luis tenía un conjunto de rocanrol que estaba
pegando muy fuerte y que yo me tendría que integrar a ese grupo.
-¿Cómo te llevas con tu hermano?
-Nos vimos muy poco de niños, porque él
vivía con su abuela materna y yo con mis abuelos paternos. Fue hasta
la adolescencia que nos tratamos más, porque mi mamá tenía
una casa en Polanco. Yo vivía en la colonia Cuauhtémoc, me
iba en bicicleta hasta allá a verla y ahí nos reuníamos
en familia. Cuando me integré al grupo musical, Luis y yo estuvimos
juntos todo el tiempo, pero en realidad nunca se dio la clásica
relación íntima que puede haber entre hermanos. Actualmente
no me veo entre las personas que lo rodean y desgraciadamente no me siento
tan cercana a él como a mi hermana Cecilia, por ejemplo.
-¿Cuántos años duraron casados tus
padres?
-Yo creo que apenas tres años...
-¿Y después tu mamá se casó
con Carlos Fuentes?
-Efectivamente, eso sucedió cuando yo tenía
como 13 años. La relación de mi mamá con Carlos fue
más larga, duraron como 17 años. De hecho, Cecy no nació
sino hasta que ya llevaban varios años de casados.
-A Cecy sí la ves más.
-Bueno, digamos que nos frecuentamos. Somos más
parecidas en nuestros gustos y carácter, somos poco sociables, introvertidas,
en cambio Luis es muy sociable. A él le gustan mucho las fiestas,
la gente. Cecilia y yo somos más de casa.
Diversión, más que vocación
-¿Qué edad tenías cuando comenzaste
a cantar en el conjunto de Luis?
-Catorce años recién cumplidos. No lo hice
por vocación ni pensando quedarme en esto, tampoco con la responsabilidad
de decir "si me quedo tengo que hacerlo bien; estudiar, aprender". Lo hice
por divertirme, porque era chica, porque ya habían pegado otros
artistas como Enrique Guzmán, que es tío nuestro...
-¡¿Tu tío?!
-Sí, su papá y mi abuelita eran hermanos.
En ese tiempo Enrique ya era de la primera camada de roqueros famosos y
con nuestro grupo, los Spitfires, Luis y yo quisimos seguir esa onda. Me
metí a cantar como si llegara a unas vacaciones de verano que ya
no se terminaron nunca. Jamás volví a la escuela y me quedé
de artista. En mi vida siempre he sentido ese hueco, a mí me hubiera
gustado seguir estudiando, terminar una carrera... Y bueno, no fue así.
-¿Qué carrera te hubiera gustado estudiar?
-¡Uy! He pasado por muchas fantasías. Me
hubiera gustado ser arqueóloga, historiadora, sicóloga; cualquier
cosa en la que se involucrara más la mente que el físico.
-¿Cuándo te volviste solista?
-Muy pronto. A Luis lo mandaron a estudiar high school
a Houston y allá cursó la carrera de televisión. Fue
entonces cuando me llamaron de la CBS -que hoy es Sony- y me invitaron
a ser solista. Me hizo ilusión y firmé con ellos. Me quedé
en esa empresa como dos años. Grabé varios discos, hacía
giritas y teatro de revista.
-¿Cómo te convertiste en actriz?
-Mi mamá fue la de la idea, me metió en
algunos papeles de cine y el señor Ernesto Alonso me dio mis primeros
papelitos en tele, así fue cuando de repente me vi súper
involucrada en el medio.
-¿Cómo recuerdas esa época?
-Creo que tuve mucha suerte, pues en ese tiempo había
un auge de intelectuales haciendo cine y teatro. Tuve la fortuna de estar
en medio de todo ese movimiento porque mi mamá estaba casada con
Fuentes. Yo era como la mascota del grupo, me llevaban a todos lados y
tuve oportunidad de estar cerca cuando Juan Ibáñez y Carlos
Fuentes escribieron Los caifanes. José Luis Ibáñez
era mi maestro y Juan José Gurrola me dirigió en mi debut
teatral.
-¿Con qué obra?
-Se llamaba Ay, papá, pobre papá,
estoy muy triste porque en el clóset te colgó mi mamá.
El futuro no era ser cantante
-¿Qué hiciste luego?
-Dejé de cantar. Realmente sentí que la
carrera de cantante no era en lo que yo iba a hacerla y me dediqué
a actuar. En la actuación combiné el cine y la televisión.
En un año hacía todo el cine que podía y una o dos
telenovelas, que en ese tiempo eran muy cortas. La primera versión
de Corazón salvaje, que yo hice tenía 60 capítulos.
-¿La mentira también fue una telenovela
corta?
-Sí, de 50 capítulos, creo. Se puede decir
que eran mini series, pero muy intensas. Hacíamos todo en un pequeño
estudio, cuando había necesidad con ramitas simulábamos la
selva y cosas por el estilo.
-No tenían muchos recursos, sin embargo, recuerdo
que tuvieron gran éxito.
-Muchísimo, hay gente que todavía las recuerda
y que me dice que esas versiones fueron sus favoritas. Lo que nos faltaba
en producción lo suplíamos con intensidad y ganas de hacerlas.
Yo era muy joven cuando hice Corazón salvaje, tenía
18 años. Creo que no ha habido ninguna protagonista de esta telenovela
que haya sido de esa edad, me refiero a las versiones que vinieron después.
-¿Consideras a La mentira y Corazón
salvaje como tus high lights?
-Sí, pero antes de esas ya había hecho La
vecindad, con Ernesto Alonso.
-¿Hiciste tú también Doña
Macabra?
-Sí, la hice con Amparo Rivelles, Carmen Montejo,
Ofelia Guilmáin, Jackie Andere y Enrique Rambal. ¡Muy padre!
Era de humor negro, la escribió Hugo Argüelles.
-¿Cantaste en alguna telenovela?
-Sí, algunas veces. Canté el tema de Corazón
salvaje, seguramente nadie se acuerda, pero yo lo grabé para
la Capitol. Antes Pepe Jara había cantado el tema de la telenovela
La mentira, que tuvo enorme éxito.
-Sí, hasta Ana Belén canta esa canción
en uno de sus discos.
-¡Ay, qué envidia de las carreras de esas
mujeres europeas! Toda su vida les escriben sus guiones, sus novelas, sus
canciones y nunca termina su profesión. En cambio, mi mamá
decía que aquí en México se tenía que pasar
de la quinceañera de una telenovela a la mamá de la quinceañera
en la siguiente.
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