México D.F. Martes 5 de octubre de 2004
Elecciones en Estados Unidos
Ya sin la ventaja de Bush, según encuestas,
se enfrentan los llamados perros de ataque
Hoy, debate entre Cheney y Edwards, aspirantes a la
vicepresidencia de EU
La discusión podría marcar la diferencia,
ante lo cerrado de la contienda electoral
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 4 de octubre. El debate
entre los dos candidatos vicepresidenciales este martes enfrentará
a dos representantes de algunos de los sectores más odiados en Estados
Unidos: Dick Cheney es la cara de la industria energética y en particular
la empresa Halliburton; John Edwards es la cara de los abogados litigantes.
El
debate se realizará en Cleveland, en el estado electoralmente crítico
de Ohio, justo en el momento en que la ventaja de George W. Bush por más
de 7 a 13 puntos sobre el contrincante demócrata John Kerry durante
las ultimas semanas se ha esfumado. Las encuestas más recientes
de Gallup, Newsweek y Los Angeles Times ahora registran que
los candidatos están técnicamente empatados. Históricamente
los debates entre candidato vicepresidenciales han tenido un efecto casi
nulo en la elección presidencial. El acto central de la semana será
el segundo debate presidencial este viernes, pero ya que esta competencia
está tan cerrada, este debate vicepresidencial podría resultar
más importante de lo que se esperaba.
El enfrentamiento entre Cheney y Edwards también
se presenta como uno entre el presidente real de Estados Unidos y un novato
político, entre un viejo zorro de la política y una nueva
cara del Partido Demócrata, entre un ultraconservador y un moderado
casi populista. Pero los segundos en las fórmulas presidenciales
estadunidenses tradicionalmente cumplen el papel de ser "los perros de
ataque" de las campañas. O sea, su misión es hacer lo que
los candidatos presidenciales tratan de evitar para mantener cierta imagen
de civilidad y respeto, acusar y destruir el carácter de sus opositores.
Este debate será el único evento nacional encabezado por
los segundos de abordo en la competencia por la Casa Blanca.
Pero el debate podría tener consecuencias ya que
Cheney sí es en estos momentos un político vulnerable. Hasta
que concluyó la Convención Republicana circulaban rumores
y hasta sugerencias explícitas entre la cúpula de ese partido
sobre si mantener a Cheney en la fórmula para la campaña
de reelección. Cheney ha sido el centro de varios escándalos
y controversias que han dañado a la Casa Blanca. Hay sospechas de
que la revelación de la identidad de una agente de la Agencia Central
de Intelgencia (CIA) se originó desde su oficina, críticas
severas de que la política energética del país fue
formulada en privado con sólo las propuestas de los empresarios
del sector bajo una comisión encabezada por él, de que es
la cabeza del grupo de neoconservadores que manipuló al país
para proceder a la guerra contra Irak, y claro, está su relación
íntima con la empresa Halliburton.
Jubilado de la empresa más beneficiada con la
guerra
Halliburton se ha convertido en símbolo del negocio
de la guerra. Es la más beneficiada con la guerra en Irak, logrando
conseguir contratos multimillonarios del Pentágono (con un valor
superior a 4 mil millones de dólares hasta la fecha) sin concurso
mientras que su ex ejecutivo en jefe es el vicepresidente de Estados Unidos.
De hecho, la empresa fue investigada y castigada por la comisión
de Valores de Wall Street por manipular sus cuentas y engañar a
accionistas durante el periodo en que Cheney fue su ejecutivo en jefe,
él logró escaparse de ser directamente culpado por estas
maniobras. Pero Cheney aún recibe pagos de jubilación de
la empresa y está públicamente identificado con ella, algo
que ha sido un problema de relaciones públicas constante y llegó
a tal nivel que algunos republicanos expresaron su deseo de que Bush optara
por otro candidato para la vicepresidencia.
El poder real en Washington
Pero algunos analistas dicen que Cheney no podía
ser sustituido porque es el presidente real de esta Casa Blanca, o por
lo menos el poder real en las sombras de Bush. Desde el abogado de Richard
Nixon, John Dean, al ex secretario del Tesoro de este gobierno, Paul O'Neill,
han caracterizado a Cheney como el poder real en la Casa Blanca. Nadie
duda que probablemente es el vicepresidente más poderoso en la historia
del país. Además, Cheney es representante de una ala ultraconservadora
clave dentro del partido, y su presencia mantiene la lealtad de esa base
(tan conservador que fue uno de los pocos legisladores que votó
contra una declaración en favor de la liberación de Nelson
Mandela, por considerar a su organización, el Congreso Nacional
Africano, como entidad "terrorista").
Sus
exabruptos son celebrados por algunos y vergonzosos para otros entre los
republicanos. Es el único que insiste en que las justificaciones
iniciales para la guerra en Irak continúan vigentes. Una frase que
sigue repitiendo en casi cada evento de esta campaña es la afirmación
de que Saddam Hussein "tenía una relación con Al Qaeda",
a pesar de que casi todos, incluso la CIA, el Departamento de Estado, el
Senado y la comisión sobre el 11-S, han concluido que no
existe ninguna prueba creíble para sostener esto. También
es el encargado de promover el temor como parte de esta campaña.
Recientemente, en un evento en Pennsylvania, declaró que "la amenaza
más grande que enfrentamos hoy día es que una de estas células
de terror se está organizando en medio de una de nuestras ciudades
con una arma nuclear, y la posibilidad de que la próxima vez que
lancen un atentado contra Estados Unidos no se tratará de sólo
unas cuantas miles de vidas, sino que podrían ser cientos de miles".
Claro, concluyó afirmando que Bush sería más ágil
en manejar tal crisis que Kerry.
Este gran halcón (ex secretario de Defensa)
y principal defensor de esta guerra, evitó el servicio militar en
Vietnam. En entrevista con el Washington Post una vez justifico
su evasión de servicio declarando que "tenía otras prioridades
que el servicio militar en los 60".
El hombre que desde el 11 de septiembre frecuentemente
ha estado en un "lugar no divulgado" en un búnker subterráneo
saldrá a la luz de las cámaras de televisión nacionales
para combatir contra Edwards, quien surgió como una nueva estrella
nacional del Partido Demócrata al lanzarse como precandidato presidencial.
Admirado por su talento retórico con tintes populistas, su facilidad
de
acercarse a su público, nombrado por la revista People como
el político más sexy de Estados Unidos, y su engañosa
apariencia juvenil (tiene 51 años) Edwards contrasta con la figura
tiesa de Kerry. Pero sus raíces sureñas y su aparente carisma
con sectores de mujeres y jóvenes, y su atrevimiento político
en atacar frontalmente a Bush durante su campaña como precandidato,
acusándolo de crear "dos Americas" entre los más ricos
y todos los demás, lo llevó a ser seleccionado por el equipo
de Kerry como la mejor opción para el segundo en la fórmula.
Pero su vulnerabilidad es su falta de experiencia política,
en particular en asuntos de seguridad nacional, el tema por excelencia
de esta contienda electoral. Como él recuerda en cada evento, es
hijo de trabajadores (su padre fue obrero textilero) de Carolina del Norte,
quien por sus propio esfuerzo se convirtió en un abogado litigante
respetado y millonario. Fue relativamente reciente su ingreso a la política,
ganando su puesto como senador de Carolina del Sur, región que se
convirtió en bastión republicano, en 1998. Pero los abogados
litigantes de Estados Unidos no son universalmente admirados, a pesar de
Perry Mason. Han sido acusados de promover leyes que permiten las demandas
legales multimillonarias que varios acusan que es la razón de los
altos costos médicos y más. Los republicanos los han presentado
como un "grupo de intereses especiales" que sólo busca elevar el
costo de negocios para los empresarios a todos los niveles y beneficiarse
con compensaciones multimillonarias.
Estos serán los dos gladiadores en la arena este
martes. Podría ser más circo que pan.
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