México D.F. Martes 5 de octubre de 2004
El cardenal Norberto Rivera fue el encargado
de recibirlo en la Catedral Metropolitana
Reúne el Dalai Lama a jerarcas de varias religiones
para orar por la paz
Marta Sahagún asistió al acto ecuménico,
considerado especial por el líder tibetano
JOSE ANTONIO ROMAN
En
encuentro ecuménico en la Catedral Metropolitana, líderes
de diferentes religiones oraron ayer por la paz mundial en un acto encabezado
por el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera,
y el 14 dalai lama, Tzenzin Gyatso, máxima figura espiritual del
Tíbet y Premio Nobel de la Paz en 1989.
Los 11 líderes religiosos y cientos de personas
que prácticamente llenaron la Catedral escenificaron un acto sobrio,
apenas salpicado con algunos gestos de buen humor del Dalai Lama, que al
despedirse de quienes compartieron el altar acarició varias veces
la larga barba blanca de Arjan Singh, ministro de Sikh Darma, lo que provocó
la sonrisa de los asistentes que seguían el acto en vivo y a través
de dos gigantescas pantallas que fueron colocadas sobre los pasillos laterales
del inmueble religioso.
A la plegaria por la paz asistió también
Marta Sahagún de Fox, quien aun cuando se le había designado
un lugar especial de primera fila, de última hora pidió sentarse
el lado del obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, al frente del altar
mayor donde se ubicaron los líderes religiosos.
Con oraciones, cantos y plegarias, pero todos con énfasis,
los líderes religiosos oraron por la paz mundial. Ahí, el
archidiácono de la Iglesia Ortodoxa-Griega, el padre Athenágoras,
señaló que desde el principio el hombre ha equivocado el
camino: quiso erradicar la guerra con el uso de las armas, cuando la paz
se construye desde el corazón del hombre, y desde ahí se
extiende a la sociedad y al mundo.
La ceremonia, que duró dos horas, se inició
con música sacra del órgano de Catedral y los cantos multifónicos
con los monjes budistas del monasterio Drepung Loseling, vestidos igual
que el Dalai Lama, y con las campanas echadas al vuelo. Luego vendrían
los nueve líderes religiosos y el líder espiritual de los
tibetanos, quienes conforme a sus tradiciones y costumbres oraron por la
paz, acompañados por los cientos de personas presentes.
El cardenal Rivera dio la bienvenida al Dalai Lama como
el líder espiritual de una de las religiones más antiguas
del mundo, y que ha sido consecuente con sus principios al luchar denodadamente
en favor de la paz, obteniendo el premio Nobel de la Paz en 1989, año
en que visitó por primera vez tierras mexicanas. Su lucha, agregó,
ha estado basada en la no violencia, en la defensa de las garantías
individuales y de los derechos humanos, tanto de los individuos como de
los pueblos, en coherencia con uno de los principios del budismo: no dañar
a ningún ser de la creación.
Vinieron después, uno a uno, los representantes
de las distintas religiones, lista que terminó precisamente con
el líder tibetano, quien aprovechó la ocasión para
expresar su admiración a todas las religiones porque en los años
recientes han traído un aporte para el bienestar de la humanidad,
pero criticó a aquellos que apelando a la emoción usan la
religión para manipular con otros fines, como serían el dinero,
el poder y la política.
Asimismo, indicó que a partir de 1959 -fecha en
que se vio obligado a dejar el Tíbet y traspasar la frontera con
India- empezó a ampliar su conocimiento de las distintas religiones
y mostró su admiración por la doctrina cristiana. A través
de su traductor dijo que este acto será especialmente recordado
por él, pues reuniones de este tipo son importantes y favorables
para que toda la gente vea una causa común y así tengan apertura
a la unidad y el conocimiento.
Desde su aparición en la Catedral, seguida detenidamente
a través de las pantallas gigantes, el Dalai Lama se llevó
los aplausos y el reconocimiento de sus asistentes. Al final, el cardenal
Rivera le mostró una placa alusiva a su segunda estancia en México,
la cual será colocada en la Catedral Metropolitana.
Entre los líderes religiosos que intervinieron
con una oración para sumarse a la petición por la paz mundial
destacaron Vicky Gurza, de la comunidad budista de México; Dahr
Dimri, representante de la comunidad hindú en México, y Carlos
Touché Porter, obispo primado de México de la Iglesia Anglicana.
También asistieron Elder José Luis Torres,
de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días; Arjan
Singh, ministro de Sikh Dharma; Jaziel López, de la Iglesia Luterana,
y Sheija Amina, de la comunidad Sufi islámica.
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