.. | México D.F. Lunes 4 de octubre de 2004
Organizados por la organización La Matatena participan en taller de animación
Llevan niños de la calle al celuloide sus reclamos por una infancia digna
SUSANA GONZALEZ G.
Menores que huyeron del maltrato, abuso y descuido que sufrieron en sus hogares, sin importar que tuvieran que vivir en la calle, trabajan ahora como guionistas y productores de cine.
Acogidos por Casa Alianza, 15 niños y adolescentes de 12 a 17 años en situación de calle participan en un taller de animación en plastilina, organizado por la asociación civil La Matatena, y preparan dos cortometrajes cuya premier será el sábado 9 de octubre, a las 16 horas, en el Museo de las Culturas, ubicado a un costado de Palacio Nacional, y cuya exhibición no se descarta posteriormente a nivel nacional, pero también internacional.
El proyecto de La Matatena fue incluido en un programa de coinversión para fomentar iniciativas ciudadanas en materia de educación, auspiciado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol ), así que el tema se enfoca en los derechos de la infancia, de los cuales los niños talleristas seleccionaron únicamente dos que se tradujeron en Escúchame y Quiero jugar, títulos de los cortometrajes.
"Había otros temas como 'Quiero una familia', pero votamos y ganaron esos dos. A mí y a mis hermanos mi mamá no nos dejaba jugar, siempre nos decía: 'no, no, no salgan, póngase a hacer el quehacer'. Este taller me gusta porque podemos decir qué queremos y cuáles son los derechos de los niños. En mi casa, mi padrastro nos tocaba y nos pegaba. Le decíamos a mi mamá, pero no hacía nada porque decía que nos teníamos que aguantar porque él nos daba de comer", explicó Ivonne, de 15 años, una de las siete niñas y ocho niños que participan en el taller, cuya duración es de siete sesiones de cuatro horas cada una.
La Matatena, una asociación creada en 1997 por Liset Cotera y responsable del Festival internacional de cine para niños...y no tan niños está a punto de cumplir su novena edición con 37 cortometrajes colectivos en su haber, la mayoría de animación en plastilina realizados por menores de México. Ha sido pionera en los talleres de animación en plastilina, que imparte desde hace cinco años y cuya cuota asciende a 2 mil 800 pesos por participante (hay cuatro talleres al año), pero que desde hace dos meses es gratis para los niños de Casa Alianza y lo será también para el segundo grupo del proyecto, adolescentes que viven en el campamento La Polvorilla, en la delegación Iztapalapa.
"Todos los niños son iguales, nacen con toda la fantasía del mundo aunque cuando van creciendo, nos encargamos de quitársela. A estos niños de Casa Alianza que viven circunstancias difíciles y carencias, los noté a la defensiva el primer día, pero a medida que se meten en el trabajo, se quitan esa máscara que quizá la sociedad les ha impuesto y son muy creativos, para nada que son niños problema", dice Jorge Valdés, el cubano que dirige los cortometrajes y quien tiene 30 años de experiencia en el cine de animación.
No obstante, reconoce que los temas que han escogido son distintos a los desarrollados por los participantes de talleres anteriores: "Cuando un niño de este tipo te dice 'yo quiero que todos los niños sepan que no se les debe pegar ni correr de la casa, te das cuenta que esa es su problemática y lo viven en carne propia. Un niño de una situación económica más alta cuenta historias sobre la amistad, el amor o el cariño pero que están prendidas de humor, en cambio a estos niños les cuesta mucho trabajo recurrir al humor y se entiende porque no tienen casa".
Los personajes que crearon fueron a su imagen y semejanza: "con los pelos parados y tenis y ropa como la que ellos usan", dice Liset Cotera, quien explica que en el taller se les dio clase de modelado en plastina, tuvieron que crear el story board y luego hacer a los personajes con todos los utensilios necesarios(desde una pelota hasta un fregadero) y la escenografía, hasta que al final Jorge Valdés retrata cuadro por cuadro la historia con ayuda de los menores.
El proyecto es único en su tipo, aunque el año pasado la asociación incluyó en uno de sus talleres anuales a niños de Casa Alianza y algunos de ellos repiten la experiencia por segunda ocasión, como Verónica, de 17 años y quien propuso a su equipo votar por Escúchame, aunque para ella otro derecho que no le respetaron en su casa fue el de la educación.
"Yo me salí de mi casa porque mi abuela me maltrataba mucho y no quería que siguiera estudiando, nomás dejó que estudiara la primaria, por eso escogí el de Escúchame, porque sentía que no me escuchaban y los niños tienen derechos a hablar y no sólo a que los manden", comenta Verónica, quien ahora aspira estudiar diseño. Dice que al principio se aburría mucho en el taller "no quería hacer nada y me daba hasta sueño", además de que el cine le gusta poco, aunque sus películas favoritas son las de caricaturas.
Alejandro, en cambio, quien ha pasado la mitad de sus 15 años de vida en Casa Alianza y otra institución de asistencia, prefiere las películas de ciencia ficción, y se queja de la discriminación que la gente con dinero hace hacia los demás. |