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México D.F. Martes 28 de septiembre de 2004
La luchadora social argentina evoca a figuras
de movimiento revolucionario mundial
Mujeres, las grandes protagonistas de la resistencia
en AL: Fanny Edelman
STELLA CALLONI /II Y ULTIMA CORRESPONSAL
Buenos Aires, 27 de septiembre. Fanny Edelman continúa
activa políticamente. Trabaja en el tema de mujeres y en la solidaridad.
Ha estado detenida varias veces a lo largo de su historia y pasó
gran parte de su vida joven en la clandestinidad.
Esta veterana militante del Partido Comunista Argentino,
participante en la Guerra Civil Española, señala en entrevista
con La Jornada que en Valencia conoció a grandes figuras
del movimiento revolucionario mundial.
"Valencia no escapó al crimen. Recuerdo un día
de sol brillante cuando un alud de metrallas cayó sobre la gente
que salía del trabajo. Corrimos a recoger a los heridos y dentro
de tanto dolor era increíble la valentía con que actuaban
todos. El poeta Antonio Machado había convocado a la campaña
de invierno de 1937 para reunir abrigos, alimentos y medicamentos para
los combatientes. Fui designada para dirigirla en el Socorro Rojo. Y toda
España respondió. Curiosamente, en medio de aquella guerra
cruel, estábamos siempre renaciendo ante lo que sucedía alrededor.
"Recuerdo que fuimos con Bernardo (su esposo) al pueblo
de Roquefort, muy cerca de Valencia, a ver al poeta Machado, donde vivía
con su madre, en una humilde casa pintada de blanco. Era de una humildad
conmovedora y se advertía la profunda identidad con su pueblo y
su rechazo visceral al fascismo. Creía en la victoria de la República
y no sospechaba en ese momento que la contrarrevolución estaba en
marcha con una fuerza temible. Fue en Valencia donde conocí a grandes
figuras del movimiento revolucionario mundial, a los jefes más reconocidos
del ejército popular, a los combatientes maravillosos y a las valientes
Mujeres de la Unión Antifascista Española.
-¿Conoció a Dolores Ibarruri, La Pasionaria?
-Sí.
Mi primer recuerdo es de cuando la vi en el segundo congreso de esta organización
realizado en Valencia. Era una mujer muy bella, alta, vestida de negro,
que impactaba, y su voz ardiente y su discurso estremecían a todos.
En ese entonces la vi de lejos. Luego la conocí y estuve con ella
en el año 72 en el congreso de la Federación Internacional
Democrática de Mujeres (Fedim). Su vida ya es parte indisoluble
de la historia del siglo XX, de las victorias y derrotas del movimiento
popular. Y, ¿cómo no evocar al gran poeta Miguel Hernández,
detenido cuando iba a buscar a su mujer Josefina, a Manolín, que
aún estaba en el vientre de su madre? Lo mataron como a Federico
García Lorca, y antes de ser asesinado por el franquismo escribió
en una pared de su celda: "Adiós hermanos y amigos, despedidme del
sol y de los trigos". ¿Cómo podría yo olvidar esos
días, esas figuras?
-¿Y cómo fue cuando la guerra llegó
a Valencia
-En diciembre de 1937 el enemigo estaba por lanzarse de
nuevo sobre Madrid y el ejercito popular inició una ofensiva sobre
Teruel, conquistándola, y festejamos aquella victoria. Fue un día
de alegría, pero ya en marzo de 1938 la ofensiva fascista quebraba
el frente en su proyecto de dividir España en dos y la sombra de
la traición avanzaba. Se decidió que debíamos abandonar
Valencia hacia Barcelona en la noche. Ibamos con los faroles apagados mientras
los bombarderos pasaban sobre nuestras cabezas. Fue un viaje interminable
e inolvidable. Había que aumentar la actividad del Socorro Rojo
en Barcelona. La Barcelonet, un barrio obrero, fue bombardeado brutalmente
en esos días y en una escuela, objetivo de los fascistas, murieron
decenas de niños. El gobierno no tenía cómo responder,
pero mientras la población desesperaba un día domingo, recuerdo
que un avión lanzó volantes anunciando que venían
defensas. Unos días más tarde vimos aparecer dos cazas
soviéticos sobrevolando la ciudad y todos nos abrazábamos
y reíamos. Fueron momentos increíbles. Las traiciones fueron
tan terribles como los enemigos. Hay tanto aún para hablar de aquellos
días que no alcanzarían las páginas. El dolor del
regreso fue también inmenso, porque dejábamos atrás
lo que tanto habíamos amado. Después fuimos conociendo la
suerte de muchos de nuestros compañeros, en esa gran cárcel
en que se transformó España bajo Franco.
-Usted viajaba también en esos tiempos para buscar
apoyos
-Viajaba continuamente entre España y Argentina.
En Francia funcionaba el Comité de Solidaridad con España
y allí confluía toda la ayuda. Yo debía organizar
el tema de presos y refugiados y trabajar con la organización de
solidaridad en Chile y Uruguay. Así llegaron aquí unos mil
refugiados. El que organizó todo eso con nosotros fue Pablo Neruda.
Lo conocí en las Jornadas Solidarias en Buenos Aires. Era hosco,
más bien callado, quizá porque era tímido y, a pesar
de su voz monótona, cuando recitaba sus poesías todo se transformaba.
Por Argentina habían pasado personajes maravillosos como García
Lorca, a quien habíamos visto en el escenario del teatro Avenida.
Cuando lo mataron fue terrible para todos, pero para el pueblo español
fue una tragedia. El era un incansable luchador y dejó una obra
apasionante. Hubo unos 500 argentinos que lucharon en la guerra civil española.
-Luego usted trabajó para sacar a los refugiados.
-Sí, fue una historia muy importante en nuestras
vidas. Nada fue lo mismo después. Seis meses después de la
caída de la República Española, el bárbaro
ataque nazi contra Polonia daba inicio a la Segunda Guerra Mundial. Tuve
a mis hijas y también trabajamos en solidaridad en los frentes antifascistas
y con los aliados en la Segunda Guerra Mundial. No me olvido los festejos
del día en que terminó la guerra. Argentina empezó
otro periodo de golpes de Estado y fuimos a la clandestinidad. Habitábamos
casi siempre en la clandestinidad en una vida ilegal muy difícil
para los hijos.
-Y en la organización de mujeres, ¿cuándo
comenzó?
-Ya estaba trabajando con las mujeres y en 1972 en esa
reunión donde estaba Dolores Ibarruri fui designada secretaria general
de Fedim. Allí nos juntamos las mujeres que habían estado
en campos de concentración, guerrilleras, obreras, trabajadoras
campesinas de toda Europa que se organizaron. Recuerdo a Marie Claude Vaillant
Couturier, Eugene Cotton, a quien se concedió en Francia el título
de caballero de la legión de honor. Mujeres de la resistencia contra
el nazismo. También a Zoia Dragoicheva, guerrillera búlgara
que se había salvado por la movilización de dos condenas
a muerte. Luego me impactó mucho también Angela Davis, a
quien conocí en el Congreso Internacional de Mujeres en Berlín,
en 1975, tan inteligente y valiente; a Anahita Natabzad, fundadora y presidenta
de las Mujeres, la primera médica y parlamentaria, en un país
que hasta 1978 estaba bajo un yugo monárquico y feudal. Me pregunto
qué habrá sido de aquellas mujeres después de toda
la tragedia que vivió y vive Afganistán. Las mujeres luchaban
y luchamos por la reivindicación de los derechos de trabajadores,
intelectuales, artistas, jóvenes, pacifistas y feministas y realizábamos
acciones contra las guerras. Conocí a mujeres extraordinarias de
todo el mundo y más cercanamente a nuestras revolucionarias latinoamericanas.
Una figura inolvidable para mí es Vilma Espín. La recuerdo
cuando la fui a ver al ex cuartel de las tropas de Batista convertido en
escuela. Era julio de 1959 y ella estaba parada esperando en la puerta.
Era una mujer muy bella e inteligente y trabajó duramente con nosotras
y los recuerdos se entrecruzan. La figura de Espín es inolvidable
para mí, como las combatientes en Centroamérica y otros lugares.
Las mujeres vietnamitas ex combatientes tenían una presencia que
impresionaba. Dimos grandes pasos en aquellos congresos.
-¿Dónde la encontró el triunfo de
la revolución cubana?
-Estaba ese 31 de diciembre de 1958 festejando lo que
iba a ser la llegada del 59 en casa de Eduardo Alemán, un ministro
demoprogresista, y su esposa, que eran muy amigos de nosotros; allí
estaba también el poeta cubano Nicolás Guillén, asilado
aquí. Estábamos escuchando la radio y, cuando suenan las
12 campanadas, el locutor anunció que ha triunfado la revolución
cubana justo cuando empieza el nuevo año. ¿Se imagina ese
momento con Guillén allí? Lágrimas e incredulidad:
había caído el dictador Fulgencio Batista y otra historia
increíble comenzaba. Guillén era encantador, siempre con
una enorme chispa y una gran pasión por su país.
-¿Recuerdos de aquellos viajes y congresos?
-Viajé por todos los países con la Fedim.
Hicimos seminarios en América Latina, en Asia, en Africa. Pienso
ahora en el presidente Salvador Allende, cuando vino a una reunión
de mujeres en Chile y allí nos advirtió que se preparaba
un golpe de Estado. Neruda mandó un mensaje a esa reunión,
en el cual decía que Chile podía ser un Vietnam. En ese momento
nos impresionamos profundamente, pero creo que nadie imaginó hasta
dónde iba a llegar la tragedia de Chile y de toda la región.
-Usted habla mucho, con gran cariño, de Prestes.
-Fue un gran amigo y compañero. Entre las noticias
terribles de la guerra en julio de 1941 nos enteramos de la absolución
de Luis Carlos Prestes, condenando a 40 años de cárcel. Jorge
Amado, el escritor brasileño que también estuvo asilado,
lo llamaba "el caballero de la esperanza", y recordaba aquella columna
de Prestes, de soldados, obreros, campesinos, escritores tenientes capitanes;
aquel levantamiento, que está en la historia de nuestros movimientos
revolucionarios. Su esposa, Olga Benarios, era alemana y nadie olvida que
fue sacada de la cárcel y entregada a la Gestapo en Alemania. Olga
fue asesinada después de nacer su hija Anita en un campo de concentración,
y la madre de Prestes libró una batalla política y diplomática
para que le entregaran a su nieta. Fue emocionante la lucha de Prestes
para volver a reunirse con su hija, ya que pasó años en el
exilio.
-¿Conoció al Che Guevara?
-Al Che Guevara lo conocí muy fugazmente
cuando presidía el Banco Central en Cuba. Guardo una imagen imborrable
de su rostro muy hermoso, un rostro de Cristo, una mirada imposible de
olvidar. Cada una de sus palabras reflejaba su talento y sensibilidad.
Era como un agua pura. Debo decir que un enorme daño nos había
causado el desencuentro entre nuestro partido con el Che, con Fidel,
en un primer momento, y con ellos, con el más grande acontecimiento
histórico de nuestra América después de la guerra
por la independencia.
"Un proceso crítico y autocrítico vivido
después en el 16 congreso partidario dejó atrás las
desviaciones y recuperamos al Che, uno de los principales inspiradores
de nuestro cambio. El desencuentro no había impedido la solidaridad
con la revolución cubana. Y podría hablar horas de Fidel
Castro, con quien hemos compartido tantos momentos. Otra figura extraordinaria
que recuerdo es la Amílcar Cabral, figura maravillosa del movimiento
de liberación de Guinea Bissao y las islas de Cabo Verde, además
de uno de los grandes teóricos de la Revolución Africana.
Viví con él y su compañera Ana María momentos
inolvidables. ¿Qué puedo decirle: estuve en Asia, en Sfrica,
en China, en casi toda América Latina y el Caribe. He conocido mujeres
maravillosas, trabajadoras, mineras, cineastas, campesinas, todo lo he
visto en tantos años de mi vida, en un siglo y lo que va del otro.
Siento orgullo de ser del país donde surgieron las Madres de Plaza
de Mayo y mujeres tan luchadoras como las que ahora están en las
calles. La nueva resistencia latinoamericana tiene a las mujeres como grandes
protagonistas. Sólo puedo decir que, si estoy escribiendo y recuperando
esa memoria que es de todos, lo hago abriendo mi corazón para reafirmar
todos mis sueños y mis utopías. Y que en todo me mueve el
amor."
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