México D.F. Martes 28 de septiembre de 2004
El electorado se prepara a elegir entre el más
simpático o el que haga menos daño
La vida democrática estadunidense tiene al abstencionismo
como partido mayoritario
¿Para qué votar? se pregunta el ciudadano
común de este país: "sólo los alientas más"
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 27 de septiembre. A primera
vista, no tiene sentido.
La guerra en Irak está fracasando, Afganistán
retorna a un estado sin ley nutrido por opio, los costos de salud se han
duplicado en Estados Unidos durante los últimos cuatro años
y, por primera vez en casi un siglo, hay una pérdida neta de empleos
en un periodo presidencial. A pesar de estos logros abismales, casi la
mitad del electorado ha expresado a encuestadores que desea relegir al
presidente responsable de estos fracasos.
Esto ha llevado a que algunos extranjeros de visita en
este país en esta coyuntura pregunten: ¿El pueblo estadunidense
es simplemente estúpido? ¿Desinformado por los medios y su
pésima educación? ¿O saben algo de Bush que no es
aparente para los que son de afuera? Una cosa queda clara: las elecciones
presidenciales de noviembre serán mas que nada un referéndum
sobre Bush, y no una competencia entre dos o más candidatos.
A lo largo de estos últimos meses La Jornada
ha realizado cientos de entrevistas con votantes en diversas regiones
del país para intentar buscar explicaciones del gran misterio de
esta elección: el apoyo sorprendente para un presidente responsable
de tantos fracasos. Al evaluar las respuestas y las encuestas, hemos descubierto
amplias pruebas de que los simpatizantes de Bush están tomando una
decisión inteligente y racional ante las opciones que se les ofrecen
y en el contexto de la vida nacional en esta coyuntura.
La base popular firme del apoyo a Bush proviene de personas
que podrían ser caracterizadas de "aislacionistas", poco preocupadas
sobre los eventos y las actitudes en el resto del mundo. Estos votantes
típicamente afirman que cuales sean sus fallas, Estados Unidos es
"el mejor país del planeta" para vivir (si no, ¿por qué
tantos extranjeros intentan llegar aquí?) y creen que el gobierno
estadunidense tiene que hacer todo lo necesario para mantener esta posición
privilegiada, sin importar qué opina el resto del mundo. No es algo
que se pueda considerar como pensamiento imperialista, aunque en los hechos
implica eso.
Abrumador rechazo en el mundo
El
hecho de que una encuesta reciente, entre otras, encontró que en
30 de 35 países -incluyendo México- hay una abrumadora oposición
a las políticas de Bush y apoyen un cambio de régimen en
Estados Unidos no tenga el menor impacto aquí comprueba esto. Igualmente
se descarta la reciente declaración del secretario general de la
Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan, de que la invasión
estadunidense a Irak fue ilegal bajo el derecho internacional. "El resto
del mundo siempre nos odia", afirmó un programador de computación
en Pittsburg entrevistado por La Jornada. "¿Pero saben qué?
Cuando alguien tiene que rescatar al resto del mundo, sea en Bosnia o donde
hubo daños por un huracán o cualquier otra cosa, siempre
vienen llorando por ayuda aquí a Estados Unidos. No me voy a preocupar
sobre qué piensa la gente en el resto del mundo".
La mayoría de la gente en este país lleva
vidas relativamente privilegiadas en comparación con gran parte
del mundo, con empleos, viviendas y bienes materiales que son envidiados
por gran parte del planeta. Los detalles de lo que ocurre en otros países
parecen poco importantes, aun en países donde Estados Unidos está
en guerra. "Efectivamente, no hubo armas de destrucción masiva,
pero Saddam era un tipo malo ¿o no? ¿No está mejor
el mundo sin él?", comenta el programador de computación.
Interrogado sobre Afganistán, afirmó que la situación
está mejor hoy día que bajo el régimen talibán
y aun si ese país regresa a su estado anterior "Estados Unidos no
puede resolver cada problema del mundo".
Nutriendo esta perspectiva, la realidad es que no hay
una clara diferencia entre los que Bush ha hecho en Irak y Afganistán
y lo que su contrincante John Kerry dice que haría si es electo.
Pero ¿y qué de la condición cuestionable
de la economía estadunidense y la pérdida de empleos? "Hay
una opinión generalizada de que la economía pasa a través
de ciclos de expansión y estancamiento", comenta una ejecutiva de
nivel medio de la empresa GE Capital, división de la gigantesca
General Electric. Explicó, en entrevista con La Jornada en
Chicago, que aunque la bolsa de valores se ha estancado y el déficit
presupuestal se ha incrementado dramáticamente durante la presidencia
de Bush, la mayoría de sus colegas en su trabajo creen que estos
son fenómenos económicos mas allá del control del
presidente. "Se considera que la persona en la Casa Blanca no tiene gran
impacto sobre estas dinámicas económicas", explicó.
Muchos votantes también creen que cada vez que
Washington interviene directamente en la economía, casi siempre
empeoran las cosas. "Lo menos que haga el gobierno, mejor", afirmó
un carnicero de supermercados jubilado en Carolina del Norte. "Por lo menos
Bush sí hizo algo concreto para mí. Yo recibí un recorte
de mis impuestos". Cuando La Jornada señaló que los
más beneficiados por esas reducciones de impuestos fueron los más
ricos, con ingresos anuales mayores de 200 mil dólares, el carnicero
respondió "pues sí, sólo recibí 300 dólares.
Pero saben, eso ayuda".
Pero ¿y que de las pérdidas de empleos,
particularmente el tipo de empleo sindicalizado, como el del supermercado
que permitieron que este carnicero gozara de una vida de clase media? "Bueno,
pues simplemente no creo que eso sea la culpa del presidente, eso tiene
que ver con la economía globalizada", respondió. "Y los sindicatos,
pues no estoy tan seguro que tan viables son en el mundo de ahora -todos
quieren comprar en Wal-Mart".
Muchos desean votar en esta próxima elección
presidencial, pero dicen que no es fácil evaluar a los candidatos.
Para los más interesados y con tiempo, es posible hacer búsquedas
en Internet y/o leer decenas de notas y artículos todos los días
y así conocer más a fondo qué es lo que ofrecen los
dos candidatos principales en esta elección.
Pero la mayoría no cuenta con ese tiempo ni interés.
El trabajador promedio en Estados Unidos tiene una semana laboral más
larga que cualquiera de sus contrapartes en Europa occidental, y en más
y más hogares, ambos jefes de familia trabajan además de
atender a sus hijos. Con este tipo de jornadas, no hay mucho tiempo para
realizar amplias investigaciones sobre las posturas políticas detalladas
de los candidatos.
Los aspirantes no ayudan tampoco. Bush y su opositor demócrata
Kerry esencialmente repiten una y otra vez las mismas declaraciones en
cada evento cada día y la propaganda publicitaria de ambas campañas
está diseñada para engañar, distorsionar o manipular,
no para informar. Además, la gran mayoría de la gente sabe
esto, y que hay muy poco confiable en las promesas y declaraciones de cualquier
candidato político, ya que pocas se cumplen cuando llegan al poder.
Este escepticismo universal es nutrido por la corrupción
implícita en el proceso electoral -muchos entienden que ambos candidatos
llegaron a donde están en sus carreras gracias al apoyo de las grandes
empresas- algo comprobado este mes cuando una investigación reveló
que cuatro de los 10 donantes más generosos a ambas campañas
presidenciales eran las mismas empresas multinacionales.
La tarea de los medios
Los medios tampoco cumplen con su tarea de detectar y
evaluar hechos y se dedican más a ofrecer información supuestamente
"equilibrada" al sólo reportar qué dice cada candidato y
qué responde el otro. La televisión, el medio de mayor difusión
aquí, y la principal fuente de información para la abrumadora
mayoría del electorado, no ofrece gran asistencia a la sociedad
civil en profundizar el debate político. Por ejemplo, al cubrir
la disputa sobre el servicio militar de Kerry en Vietnam, se informa que
hay "nuevas acusaciones de que Kerry no se ganó sus medallas de
guerra" y después informan que "la campaña de Kerry niega
eso". Pero ¿y los hechos? Lo mismo ha ocurrido con la controversia
del servicio militar de Bush en la Guardia Nacional.
Con todo esto, ¿cómo es posible para un
votante tomar decisiones objetivas e informadas sobre los temas principales
en juego en esta elección? Muchos deciden que jamás se podrá
saber la verdad de nada, no se puede confiar en los candidatos o ningún
político, y que a fin de cuentas uno no cuenta con los elementos
para participar plenamente en el debate político nacional. Peor
aún, muchos sienten que incluso si están informados no importa,
pues no tienen el poder para influir en las decisiones tomadas por una
cúpula política y económica. Con ello, la gran decisión
del ejercicio democrático se reduce a evaluaciones de quién
es más simpático. Con ello se explica que la retórica
de cowboy que ofende a tantos por todo el mundo aquí ayuda
al presidente con sus bases. Si Bush es John Wayne, pues no está
mal.
Esto se mostró en la elección de 2000, donde
nadie negaba que Bush era el candidato menos informado y sofisticado, sin
embargo el consenso entre los analistas es que elevó su nivel de
aprobación después de los debates presidenciales. La razón,
según los expertos, es que Bush era más ameno y simpático
que su contrincante Al Gore.
Kerry, figura distante
Lo mismo podría repetirse en esta elección,
en la que Bush, en los debates que se realizarán próximamente,
enfrentará a un candidato que fue el presidente de su club de debates
y quien ha pasado 17 años debatiendo la política nacional
en el Senado. Pero la percepción popular de Kerry es de una figura
distante, tiesa y poco amigable. Varios analistas han sugerido que muchos
votantes tomarán su decisión en base de su respuesta a ¿cuál
de los candidatos prefieres como para ir a tomar una cerveza? Hay bastantes
demócratas que conceden que la respuesta sería Bush.
Claro, hay millones que votarán por Kerry en todo
el país. Pero muchos sólo votarán por él porque
no es Bush. Según una encuesta reciente del Wall Street Journal,
51 por ciento de los que dicen que votarán por Kerry lo están
haciendo porque son anti-Bush, y sólo 36 lo hace por simpatizar
con él. En contraste, entre los que votarán por Bush, 77
por ciento dice que su voto es pro-Bush, no anti-Kerry.
O sea, esto es en verdad un referéndum sobre Bush,
lo cual en sí demuestra que la vida democrática es muy reducida
aquí. No se trata de optar entre varios proyectos políticos
o visiones del país, sino sobre quién es el que simpatiza
más o hace menos daño.
Por lo tanto, tampoco es misterioso el fenómeno
más notable en el país que se dice ser ejemplo democrático
para el mundo, que la mitad del electorado históricamente no vota
(o sea, el partido del abstencionismo es por mucho el más grande
del país). El programador de computación expresó este
sentir ambiguo sobre la elección: "¿Para qué votar?
Sólo los animas más".
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