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México D.F. Lunes 27 de septiembre de 2004
"Hay todo para un espectáculo taurino
digno, pero faltan profesionalismo y cariño"
El fantasma de Manolo Martínez, detrás
de la crisis en la fiesta brava, afirma aficionado
Opina Alejandro Martínez Aceves, mozo de espadas,
ayudante de corrales y torilero
LEONARDO PAEZ
El toro mexicano actual, joven y descastado, pero al que
figuras y empresas erróneamente consideran con más garantía
de espectáculo, es resultado del mangoneo de Manolo Martínez
en la fiesta durante el último cuarto de siglo. Asimismo, el empresario
de la Plaza México lleva ya 11 años en el puesto, y aunque
detrás de él iba a estar Manolo Martínez "orientándolo",
tras su muerte se creció, perdió los papeles y no ayudó
ni a los protegidos de Manolo: Enrique El Cuate Espinoza, Arturo
Manzur y Alfredo Ríos El Conde, entre otros.
Habla Alejandro Martínez Aceves, singular aficionado
con 30 años de asistir consecutivamente a la Plaza México,
a partir del 10 de marzo de 1974, fecha en que se despidió de los
ruedos El berrendito Luis Procuna, si bien desde tiempo atrás
sus padres lo llevaban a la México y a Cuatro Caminos, "antes de
que la ensombrecieran", pero cuando aún no tenía criterio
taurino propio.
-¿Quién
contribuyó a formar tu criterio taurino?
-Casi nadie -enlista orgulloso Alejandro-: Adolfo Arredondo,
José Espinosa El Chato Armilla, hermano y mozo de espadas
del maestro Armillita; Helio Malacara, el matador José El
Negro Muñoz, y el torilero Armando Morales Moralitos,
a cuyo hijo Antonio, novillero, serví las espadas varios años.
Y claro, mis padres, aficionados sin nostalgias, excepto la del toro auténtico.
También han ayudado en mi formación los libros, las revistas
y uno que otro periodista.
"¿Qué caso tiene -se pregunta Alejandro-
dar una temporada de novilladas al vapor sin valoración de los que
participan ni seguimiento de los que triunfan? Ya pasó la época
en que la Plaza México marcaba el rumbo taurino del país.
Hoy, a lo mucho, es una pasarela de vanidades en las localidades de barrera
y en el ruedo. Ahora, si a este empresario no le interesa hacer toreros,
como lo ha declarado públicamente, ¿qué objeto tiene
dar estos festejos? Como no sea para congraciarse con las autoridades antes
de la temporada grande, ninguno."
-Pocos novilleros llegan a la México con ansias.
-Novilleros con arrastre entre el público siempre
ha habido y habrá; otra cosa es que las empresas del país
no los sepan aprovechar, promover y combinar en carteles atractivos anunciados
con imaginación. Por ejemplo, en 1997 el empresario de la México
tuvo una cuarteta con la que pudieron haber repuntado las novilladas: Domingo
Sánchez El Mingo, José Serrano, José Sánchez
El Miura y Tomás Gutiérrez. No eran unos fenómenos,
pero sí cuatro estilos diferentes de muchachos con ganas que habrían
interesado si se les hubiera repetido. Y como ese ejemplo, otros.
"Por eso México no cuenta en la actualidad con
un solo torero que provoque interés y partidarismos. Contamos con
dos magníficos lidiadores de estilo muy similar con los que se quieren
sacar rivalidades de la manga, pero un solo torero que cale hondo en el
ánimo de la masa no hay ni tiene por qué haberlo con empresarios
enemigos de la planeación, si no es que de la fiesta."
-¿Qué esperar de la próxima temporada
grande?
-El mismo desfile de ganaderías descastadas, sin
bravura codiciosa pero muy del gusto de los que figuran, como tú
les llamas. Su majestad el toro ha sido degradado a pajecito, gracias al
sometimiento de esos ganaderos a las exigencias de toreros ya sin afición
ni capacidad de convocatoria. A los aficionados nos gustaría volver
a ver a los buenos toreros de México y España enfrentar toros
de Atenco, de José Julián Llaguno, de Huichapan, de Jaral
de Peñas, de Cerro Viejo o de Zacatepec, que cuando sale bueno es
por demás emocionante, y de La Joya o de Santa María de Xalpa,
que tantos éxitos han obtenido por los estados en fechas recientes.
-¿Y de la crítica especializada?
-Que ya no sigan encubriendo los abusos de la empresa,
pues la gente menos va a la plaza, de por sí cerrada la mitad del
año. La televisión y el radio continúan muy cargados
hacia el lado de la empresa, hace años la apoyan incondicionalmente
o evitan criticarla.
-¿Será que la fiesta de toros dejó
de ser negocio para volverse tedioso pasatiempo de adinerados?
-Mira -concluye quien también ha sido ayudante
de corrales, limpiador de piletas, rastrillador y torilero-, la fiesta
puede volver a ser negocio, como de hecho lo sigue siendo en España,
pero requiere de empresarios profesionales, no de operadores que se conforman
con meter a la Plaza México 2 mil personas por tarde.
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