México D.F. Lunes 27 de septiembre de 2004
Dudas de que ocurra el juicio político
contra magistrados del tribunal superior yucateco
El caso Medina-Abraham desató crisis política
y confrontación de poderes
Cervera Pacheco entregó la procuraduría
a los acusadores; "lo tenían agarrado de los güevos"
Alguna vez dijo: "por el bien del estado Armando debe
estar en la cárcel", según el detenido
EDUARDO R. HUCHIM /VII
Merida, Yucatan, septiembre de 2004. Las elecciones
de 2001 cambian en Yucatán la correlación de fuerzas. Llega
al poder Patricio Patrón Laviada, postulado por el Partido Acción
Nacional (PAN), que derrotó al Partido Revolucionario Institucional,
de Víctor Cervera Pacheco.
Los
electores yucatecos no dan a nadie la mayoría en el Congreso: 12
diputados panistas, 12 priístas y uno perredista, que se convierte
en el fiel de la balanza. Para entonces Armando Medina Millet ya había
sido condenado a 20 años de prisión, tras de que el Tribunal
Superior de Justicia redujo la pena de 22 años y medio impuesta
originalmente por la juez Leticia Cobá Magaña.
Con el cambio de gobernador cambia también el procurador.
Asume el puesto Miguel Angel Díaz Herrera, quien al enterarse directamente
de las irregularidades cometidas durante la investigación y el proceso
del caso Medina-Abraham emprende una serie de acciones que no tienen éxito
porque no hallan eco en el Poder Judicial yucateco.
Quienes creen en la versión de homicidio consideran
que tales acciones de la nueva procuraduría fueron ilegales. El
diario Por esto!, por ejemplo, escribió el 10 de febrero
de 2002:
"Es público y notorio que dentro de las instalaciones
del edificio de la Procuraduría General de Justicia del Estado y
las del Ministerio Público se han realizado varios interrogatorios
fuera del marco legal... Estos interrogatorios están fuera de la
ley porque Armando Medina Millet ya fue juzgado y sentenciado por dos instancias:
el juzgado cuarto de defensa social y el Tribunal Superior de Justicia."
La publicación recordó que el ahora gobernador
Patrón Laviada, desde antes de que fuera candidato, visitó
a Medina Millet en el reclusorio y le prometió "todo su apoyo y
toda su ayuda", y ahora, "faltando a sus promesas dichas el día
de su toma de posesión, de que sería respetuoso de los otros
poderes, de la ley y del derecho, ha instruido al procurador para que brinde
todas las facilidades al defensor de Medina Millet y se lleven a cabo estos
interrogatorios ilegales".
Lo que vino después fue un enfrentamiento entre
los poderes Ejecutivo y Judicial de Yucatán, a raíz de una
declaración atribuida al gobernador Patrón Laviada y formulada
durante un mitin del PAN, el 14 de septiembre de 2002, de que el Poder
Judicial de Yucatán "es una vergüenza". Hay versiones de que
quien hizo esta caracterización fue el líder panista estatal
y no el gobernador, pero éste nunca lo aclaró.
Tres días después, el 17 de septiembre,
reaccionando ante esa descalificación, el pleno del Tribunal Superior
de Justicia, presidido por Angel Prieto Méndez, pide formalmente
al gobernador una explicación. El 20 de septiembre el Ejecutivo
responde que esa expresión se debió -explica el magistrado-
a que el tribunal no removió a la juez Leticia Cobá Magaña
de su puesto, a pesar de las muchas irregularidades en que incurrió
durante el juicio de Armando Medina Millet.
Al rechazo a estas irregularidades se ha sumado la dirigencia
local del Partido de la Revolución Democrática. El 4 de marzo
de 1999, por ejemplo, un grupo de dirigentes locales del PRD, encabezados
por su presidente Eduardo Sobrino Sierra, visitó a Medina Millet
en el reclusorio meridano, "para contribuir a resarcir la confianza en
la impartición de justicia en Yucatán y exigir que se ponga
fin a la sistemática violación a las leyes en el caso Medina-Abraham".
Apoyo del Senado
Entrevistado en Mérida, Angel Prieto Méndez
explica que ante la respuesta del gobernador el tribunal pudo acudir a
la Suprema Corte de Justicia, para lo cual disponía de 30 días.
No lo hicieron entonces los magistrados, debido a que por esos días
azotó a Yucatán el huracán Isidore y consideraron
inadecuado hacerlo cuando la entidad atravesaba por una situación
de emergencia derivada del ciclón.
Lo que sí hicieron los magistrados, invocando la
fracción sexta del artículo 76 constitucional, fue solicitar
al Senado de la República que interviniera contra lo que consideraron
una intromisión del Ejecutivo yucateco en el Poder Judicial.
-Nunca se había usado ese artículo en la
forma en que lo hicimos -comenta el magistrado Prieto Méndez.
En estas circunstancias, el Congreso del estado pide al
tribunal un informe sobre su conflicto con el Ejecutivo, lo cual propicia
que los magistrados amplíen su queja en el Senado, para incluir
al Congreso estatal. También interponen, ahora sí, una controversia
constitucional ante la Suprema Corte.
El Senado interviene en favor del tribunal, tanto ante
el gobernador como ante los diputados. A uno y otros los "conmina a que
en lo sucesivo se conduzcan con respeto y ánimo de colaboración
con el Poder Judicial de dicho estado" y en particular que los diputados
"se abstengan de formular requerimientos que no se encuentren expresamente
establecidos en la Constitución y en la legislación estatal".
Crisis en el Congreso
Meses después, el Congreso estatal -divididos los
diputados panistas entre seguidores de la entonces alcaldesa meridana,
Ana Rosa Payán Cervera, y partidarios del gobernador Patrón
Laviada- vive su propia crisis. En agosto de 2003, la 56 Legislatura entra
en parálisis debido a que no tenía quórum para sesionar.
De 12 que eran los diputados panistas, se reducen a 11
cuando Beatriz Zavala Peniche pide licencia para asumir una curul en la
Cámara de Diputados federal. Aun así, el Congreso estatal
podía sesionar aunque los 10 priístas -dos de los priístas
originales se habían declarado independientes- no lo quisieran,
porque se contaba para ello con los dos independientes, pero la crisis
se produce cuando el coordinador del grupo parlamentario del PAN, Ricardo
Gutiérrez López -quien tenía enfrentamientos con el
gobernador Patrón Laviada y con otros legisladores- renuncia inopinadamente.
En el origen de esta crisis se ubica el caso Medina-Abraham,
ya que la renuncia de Gutiérrez López se produce porque no
podía impedir que, con motivo de la presentación de un informe
de la Comisión de Derechos Humanos de Yucatán, el diputado
independiente Manuel Avila Noh pronunciara en la tribuna legislativa un
discurso en defensa de Medina Millet y en contra de los magistrados del
Tribunal Superior de Justicia, con lo cual no estaban de acuerdo los diputados
no panistas. Finalmente es nombrado nuevo coordinador panista el diputado
Fernando Castellanos Pacheco.
Demanda de juicio político
En este contexto, en septiembre de 2003, Armando Medina
Millet -por conducto de su madre, Sara Millet Cámara- y sus abogados
defensores, Rubén Bolio Pastrana y Marco Antonio Cerón, promueven
un juicio político contra cinco de los seis integrantes del mencionado
tribunal, cuyo presidente tiene voto de calidad en caso de empate.
La solicitud de juicio político, basada en las
irregularidades ocurridas durante el proceso penal de Medina Millet, excluye
al magistrado Jorge Luis Rodríguez Losa -quien votó contra
la resolución condenatoria de Medina Millet- e incluye a los magistrados
Angel Prieto Méndez, Ligia Cortés Ortega, Mygdalia Rodríguez
Arcobedo, Ricardo Avila Heredia y Mercedes Pérez Fernández.
El juicio político es dejado de lado durante varios
meses, pero se reactiva en febrero de 2004, junto con otros 16 casos contra
diversos funcionarios estatales, como el procurador, el gobernador, la
alcaldesa de Mérida y otro contra el propio tribunal.
Fernando
Castellanos Pacheco, ex diputado local y ex coordinador del grupo parlamentario
panista, afirma en una entrevista que entre marzo y abril de 2004 la Comisión
Permanente de Legislación, Gobernación, Puntos Constitucionales
y Electorales, integrada por dos priístas, dos panistas y un perredista,
acuerda desechar todos los juicios políticos, incluido el del caso
Medina-Abraham, pero el acuerdo no es firmado, como táctica para
que no sea llevado al pleno, ya que aquí el dictamen sería
rechazado.
Finalmente el pleno atrae el asunto y resuelve incoar
el juicio político contra los cinco magistrados y desechar los otros
16 casos. De inmediato los magistrados afectados promueven una controversia
constitucional a causa de ese acuerdo legislativo.
En un primer momento la Suprema Corte de Justicia de la
Nación ordenó al Congreso que, aunque podía continuar
el juicio político, no debía resolver antes de que lo hiciera
la Corte, por la obvia razón de que, si el Congreso resolvía,
entonces se estaría ante hechos consumados y la controversia se
quedaría sin materia. Hace unos días, como informó
La Jornada, la Corte desechó la controversia constitucional
por considerar que los magistrados demandantes carecen de "legitimación
activa".
Las razones de los diputados
Las principales razones que los diputados tomaron en cuenta
para incoar el juicio político son las siguientes:
1) Se comprobó plenamente la violación de
las garantías individuales de Armando Medina Millet por la juez
Coba Magaña, al negarse "de manera infundada y arbitraria" a que
el Ministerio Público -que la acusó de rebeldía- realizara
diligencias de verificación de la prueba de Walker modificada, efectuada
el 15 de noviembre de 1995 por el doctor Héctor Aurelio Canales
Magallanes, con lo cual obstaculizó la procuración de justicia.
2) Al declarar improcedente la queja de Medina Millet
contra el acuerdo recaído a la petición del Ministerio Público,
los magistrados demandados incurrieron en el mismo comportamiento ilegal
de la juez y cometieron un ataque a la administración de la justicia.
3) El magistrado Ricardo de Jesús Avila Heredia
debió excusarse de intervenir en la resolución colegiada
que rechazó la queja de Medina Millet, en virtud de ser integrante
de la sociedad civil Silveira Cuevas Consultoría Jurídica,
de la que también forman parte los abogados Luis Silveira Cuevas
y Edwin Andrade Espadas, apoderados de Asís Abraham Dáguer.
4) Los promoventes denunciaron ineficiencia de la magistrada
Ligia Cortés Ortega, ya que los supuestos razonamientos argumentados
por ella son meras transcripciones y copias de los planteamientos de la
juez. Además, imputaron a la magistrada favorecer la contratación
de Roger Augusto Cortés Burgos, sobrino suyo, como actuario de la
sala penal del Tribunal Superior de Justicia.
Exceso de los diputados: Prieto
-Los diputados se extralimitaron en sus atribuciones -opina
el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Prieto Méndez-,
el pleno del Congreso no tiene facultades para atraer ese asunto. Este
exceso -añade- se originó en los intereses políticos
que rodearon a la legislatura anterior y en la falta de estudio y asesoría
de los legisladores.
Prieto
Méndez afirma también que la ley señala en qué
casos puede proceder el juicio político y expresamente indica como
requisito la existencia de una violación sistemática a la
Constitución y a las leyes.
En julio de 2004 se renovó el Congreso de Yucatán
y, entonces sí, el electorado yucateco dio la mayoría legislativa
absoluta al PAN, con 13 de los 25 diputados, en tanto el PRI obtuvo 10
y el PRD dos. No obstante, la nueva legislatura no ha nombrado a la comisión
instructora, ni se ha cerrado el periodo de pruebas y alegatos.
Como parte del juicio político, se ordenó
a la Contaduría Mayor de Hacienda que practicara una auditoría
al llamado Fondo Auxiliar del Poder Judicial, administrado por el Tribunal
Superior de Justicia de Yucatán, fondo que se constituye fundamentalmente
con la venta de copias certificadas y con el dinero de las fianzas depositadas
en efectivo. Al margen del juicio político los entonces diputados
Castellanos Pacheco, Miguel Pat Xulub y Alberto del Río presentaron
un punto de acuerdo para que se auditara el mismo fondo en los periodos
anteriores al actual, cuando el tribunal fue presidido por la magistrada
Mygdalia Rodríguez Arcobedo.
El tribunal -sostiene Castellanos Pacheco- no está
autorizado para cobrar las copias que expide ni a quedarse con el dinero
de las fianzas, además de que por estos conceptos expide recibos
que no tienen requisitos fiscales.
¿De nuevo a la congeladora?
En Mérida no se tiene seguridad de que se materialice
el juicio político, porque el periodo de dos de los cuatro magistrados
-Angel Prieto Méndez y Ricardo Avila Heredia- concluirá en
marzo de 2005, en tanto los otros cuatro son vitalicios.
Hay actores políticos que piensan que, si el juicio
político procediera, se pondría en riesgo la estabilidad
del estado y se pagaría un costo político demasiado alto.
En cambio, si se esperan unos meses, en marzo los diputados del partido
dominante, el PAN, lograrían colocar a dos magistrados propuestos
por el gobernador y así se lograría una renovación
relativamente tranquila del tribunal y se comenzaría a deshacer
la estructura judicial heredada del cerverismo que dominó durante
décadas la política yucateca y conservó notable influencia
en el PRI peninsular aun después de que el recientemente fallecido
Víctor Cervera Pacheco dejara el poder.
Hay también quienes ven en la conclusión
del periodo de dos magistrados una oportunidad para renovar todo el Tribunal
Superior de Justicia de Yucatán, mediante las reformas legislativas
necesarias, si bien esto podría equipararse con los conflictos que
produciría el juicio político a cinco magistrados. Por lo
pronto, el Tribunal Superior de Justicia ha enviado al Congreso estatal
una iniciativa para que la designación de los nuevos magistrados
se haga a propuesta del propio órgano judicial, lo cual, obviamente,
es difícil que prospere.
(El Tribunal también propone en su iniciativa la
creación del consejo de la judicatura del estado, órgano
administrativo cuyo funcionamiento ha originado cuestionamientos tanto
en las entidades donde existe como en el ámbito federal, donde hay
juristas y legisladores que no lo ven con buenos ojos.)
Como quiera, el enfrentamiento entre poderes, el juicio
político y las controversias constitucionales acreditan que el caso
Medina-Abraham saltó hace años de la nota roja al conflicto
sociopolítico.
Visiones sobre Cervera Pacheco
En julio de este año, aproximadamente un mes antes
de la muerte de Cervera Pacheco, pregunté a Armando Medina Millet
cuál había sido, en su opinión, la intervención
del entonces gobernador en su caso.
-Pienso que Cervera Pacheco se lavó las manos (como
Pilatos) -respondió el recluso-, prácticamente les entregó
a los Abraham la procuraduría y permitió que hicieran y deshicieran
a la medida de su gusto, como declararon posteriormente, ante la Comisión
Nacional de Derechos Humanos, algunos de los peritos de la procuraduría
de ese entonces.
Medina Millet va más allá:
-Me da la impresión de que a Cervera lo tenían
agarrado de los güevos. Porque de otra manera no hay explicación
lógica del porqué les permitió hacer todo lo que quisieran
aun cuando fuera notoriamente ilegal y burda la fabricación del
expediente para cambiar todo lo que demostraba el suicidio y fabricar un
supuesto homicidio. Tiene que haber una razón poderosa para que
Cervera haya sucumbido a los caprichos de los Abraham, a pesar de todos
los riesgos a ser descubiertos, tal como después sucedió.
-¿Habló usted alguna vez con él?
-Yo nunca he tenido contacto con Cervera, pero sí
lo tuvieron mis papás. Lo fueron a ver a palacio cuando ya me habían
detenido, a preguntarle qué estaba pasando, y su respuesta fue que
él no tenía nada que ver, que era cuestión de la procuraduría
y de la juez. Obviamente esto es absurdo, es más que sabido que
en Yucatán no se movía una sola hoja sin su consentimiento
y la procuraduría estaba bajo sus órdenes. Por ahí
escuchamos un comentario que él hizo, de que "por el bien de Yucatán
Armando tiene que estar en la cárcel". En ese entonces no comprendimos
esto, pero hoy podemos imaginarnos que se refería a lo que le está
pasando a Patricio Patrón, a quien atacan constantemente y tratan
de desestabilizar políticamente al gobierno porque el gobernador
no se ha prestado a las presiones y los intereses corruptos de los Abraham.
El abogado defensor de Medina Millet, Rubén Bolio
Pastrana, comparte la visión de su defendido. Con ayuda de una prótesis
para hablar (fue operado de la laringe a causa de un cáncer) expresa:
-La intervención del gobernador Cervera Pacheco
muestra una abierta parcialidad en favor de la familia Abraham. El ha dicho
que no daba órdenes a la procuraduría ni a nadie, pero suponiendo
sin conceder que así hubiera sido, por lo menos encubrió
a los funcionarios de la procuraduría y no atendió la recomendación
de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Es claro que le resulta
responsabilidad. Sin embargo, no hubo denuncia en su contra presentada
por nosotros.
|