México D.F. Domingo 26 de septiembre de 2004
A.S.A.P, en la sede de una empresa automotora,
reflexiona sobre lo público y lo privado
Once artistas intervienen corporativo en Santa
Fe
CARLOS PAUL
A.S.A.P. (As soon as posible, Entre más rápido
mejor) es el título de una serie de intervenciones realizada
por 11 artistas en los pisos 13 y 14 del edificio de Daimler-Chrysler,
ubicado en Santa Fe, que fue inaugurada la noche del miércoles.
Con acceso sólo mediante previa cita, estos trabajos,
cuyos únicos espectadores son los empleados del corporativo automotor,
''pretenden crear un diálogo en torno a lo que son los espacios
públicos y privados, el interior y exterior, así como sobre
el trabajo administrativo y burocrático''.
Los artistas se tuvieron que ceñir a ciertas restricciones
impuestas por la empresa, como, por ejemplo, no perforar los muros del
edificio, desde el cual se tiene una panorámica de la zona, pero
que no puede ser vista por los empleados, a menos que se pongan de pie
y se muevan de sus cubículos.
Se trata, por tanto, de espacios que intentan ser privados,
pero que por la dinámica del trabajo son públicos.
Por
ello la idea de ciertas obras fue llevar dentro de las oficinas paisajes
de lo que fue y hoy es esta zona, explica Renato Ornelas, integrante del
colectivo Bordermates.
Tal es el caso del fotomural El mundo es cascada de
colores, creado por el colectivo GLMutante, el cual está conformado
por la imagen, repetida decenas de veces, de un gigantesco basurero, como
recuerdo de lo que fueron estos terrenos, hoy convertidos es una zona residencial
y financiera de corporaciones extranjeras.
Otro es el trabajo de Dulce Chacón, quien pegó
sobre algunos ventanales de dichos pisos una serie de posticks con
dibujos de edificios, como una manera de alterar el interior de la oficina
y, al exterior, el propio paisaje, conformado también por edificios.
Entre las intervenciones que destacan están una
serie de ''curiosas y divertidas'' fotografías creadas por Yoshua
Okón.
Instaladas en el techo, en ellas aparecen empleados realizando
acciones que no están permitidas en la oficina. Tomadas de abajo
hacia arriba, las imágenes, sin ser explícitas, sugieren,
por ejemplo, cómo una chica hincada hace el sexo oral a uno de sus
compañeros sentado en su silla, o cómo otro se sirve cerveza
en un vaso de café por debajo del escritorio.
Una de las piezas más juguetonas es la creada por
Gabriela Galván, Atardecer con lluvia de estrellas, quien
recortó papel tornasolado en forma de nubes y pegó las figuras,
unas con otras, mediante alfileres en una pared. El efecto se aprecia cuando
el espectador da la espalda a la obra y mira al frente el reflejo de la
misma, la cual genera una sensación de un lúdico paisaje
afuera del edificio.
Daniel Habif intervino el espacio de fotocopiado, exhibiendo
una serie de cuadros. Este creador utilizó hojas membreteadas del
corporativo, en las que vertió pintura automotriz, pidiéndole
a los empleados que las doblaran, produciendo así imágenes
que evocan las pruebas de mancha de tinta de Rorschach.
Diana Córdoba y Perla Montelongo pegaron en los
muros que separan a los pequeños cubículos fotografías
tamaño polaroid de futbolistas y artistas de televisión,
con la intención de darles ''cierta personalidad''.
En otro sitio, la propuesta del creador tijuanense Salvador
Ricalde consistió en poner dos televisores, uno frente al otro,
separados por varios metros, en cuyas pantallas se mezclan y proyectan
diversas imágenes. En una, un par de directivos japoneses imparten
un curso inductivo de maquila, y en la otra, empleadas que entran y salen
de la maquiladora.
Aunque el proyecto A.S.A.P. ''fue pensado y diseñado
para los empleados del corporativo, la idea es que también pueda
reflejar el entorno de cualquier otro centro de trabajo''.
Coordinada por Heike Arzápalo, en la muestra -que
estará instalada por tres meses- también se presentan los
trabajos de María Alós, Nicolas Dumit Estévez, el
grupo Cacahuates Japoneses, Katri Walker y Richard Wearn.
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