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México D.F. Sábado 25 de septiembre de 2004
Dentro del templo mostraban imágenes
del sexicalendario
En la Catedral de Monterrey, los fieles adoraron a
Gloria Trevi
DAVID CARRIZALES CORRESPONSAL
Monterrey, NL, 23 de septiembre. En el templo mayor
de los católicos de esta ciudad, la Catedral Metropolitana, los
fanáticos de Gloria Trevi adoraron a la polémica cantante.
Ante el escándalo de los pocos acólitos que van a misa por
deber o costumbre, se pararon sobre las bancas, exhibieron imágenes
de los sexicalendarios donde la artista figuró con los senos al
aire, y corearon su nombre con la aguerrida frase "sí se pudo".
Fueron
vanos los exhortos de un desesperado Juan Osorio, quien advirtió
auxiliado por un micrófono que se cancelaría el servicio
religioso, "si la gente no se disciplina", porque "estamos en la casa de
Dios y merece respeto". Después, señaló, apenado en
entrevista, que hubo quienes incluso pretendían autógrafos
de Trevi, durante la misa que organizaron amigos y familiares de la intérprete,
para agradecer su absolución de los cargos de violación agravada,
rapto y corrupción de menores.
"Creo en Dios y también en ti", fue uno de los
mensajes que destacaron en improvisadas pancartas para demostrar su idolatría
por la cantante; "Pati Chapoy, mezcla de víbora y tarántula
venenoza. Gloria te aplastó la cabeza", escribió una mujer,
para evidenciar su rencor contra la conductora de Televisión Azteca,
por el manejo que en sus programas dio al caso Trevi-Andrade.
"La tercera edad está contigo", testimonió
en una hoja de cuaderno doña Margarita Sánchez, integrante
del Club Volver a Empezar, quien a sus 71 años de edad se las ingenió
para colocarse a escasos dos metros de su artista preferida, sin importale
los empujones.
Nadie parecía prestar atención al oficio
religioso a cargo del sacerdote Ernesto Ramírez Hinojosa, quien
la noche del jueves, dijo en su sermón en aparente indirecta al
show que se armó en el templo, que la pasión de Cristo
no se debe ver con morbo o como si se tratara de un espectáculo.
Gloria de los Angeles Ruiz, acompañada por sus
familiares, y llevando en brazos al pequeño Angel Gabriel, se presentó
a la iglesia con un vestido rosa, tan largo que la tela hubiera bastado
para hacer dos o tres como los que usaba en sus presentaciones artísticas.
Los
pasillos y las bancas de la catedral estuvieron repletos como pocas veces,
incluso en el exterior se arremolinó una multitud, pero la inmensa
mayoría de los más de mil asistentes fueron fanáticos
"trevifílicos" y no fieles católicos que hubieran ido a "escuchar
la palabra de Dios".
Cuando Trevi comulgó, la multitud coreó
"sí se pudo", "sí se pudo". Al final, pasó hasta el
altar y acarició los pies de un Cristo, siendo seguida por periodistas
y fanáticos, pero no pudieron darle alcance pues iba bien resguardada
por su equipo de seguridad. Una de las puertas de la iglesia, cedió
ante el empuje de la masa humana que le cayó encima, evidencia de
lo que la curiosidad, el morbo, o la idolatría pueden causar en
la consciencia colectiva.
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