México D.F. Sábado 25 de septiembre de 2004
Asistieron diversos representantes partidistas
Albita reunió en su concierto del jueves a varias corrientes políticas
ARTURO CRUZ BARCENAS
Entre mojitos, bebida típica cubana preparada con hierbabuena, mucha azúcar y ron, políticos de varios partidos se dieron cita el pasado jueves en el Lunario del Auditorio Nacional para gozar del concierto de la cantante Albita, originaria de Cuba y hoy radicada en Miami.
A la entrada, María de los Angeles Moreno charlaba amistosamente con unas damas ataviadas con vestidos de tela fina, joyas de marcas reconocidas, aretes al tamaño de la virtud de cada quien, zapatos que en general armonizaban.
A las nueve de la noche el Lunario estaba casi lleno y los meseros servían los mojitos, cervezas o refrescos trastabilleando entre las mesas. Las bocinas escupían a alto volumen temas de antaño tropicalozos y románticos de La chamaca de oro, Sonia López, acompañada de La Sonora Santanera. Se escuchó El mudo y Sarta de mentiras, verbigracia.
Mesas más a la derecha de frente al escenario estaba la priísta María de los Angeles Moreno, quien dijo de Albita: "Es una excelente compositora, con un gran sentido musical, y también con un excelente sentido del humor. Baila muy bien; hace honor al temperamento cubano y celebro mucho que tenga tanto buen éxito y que haya obtenido recientemente el Grammy.
"šQué bueno que reconocen su talento, su gran creatividad! Una característica más jovial de Albita es la innovación. Aquí hay gente de varias corrientes políticas. Ahí está Armando Quintero y Patricia Mercado. Seguramente hay otros a los que no he reconocido. Este es un terreno, el de la música, absolutamente democrático y universal. Entiendo que hubo cortesías para quien tenía muchas ganas de ver a Albita y no tenía con qué pagar".
šQué manera de quererte, qué manera!
A las 22:08 se escuchó la "štercera llamada, tercera!" y se proyecto en un par de pantallas una serie de imágenes de Albita. Algunas relativas a su niñez, siempre sonriente, hasta los días que corren, sin faltar su actuación con la que ella considera su ídolo: Celia Cruz.
Abrió con la canción que da título a su nuevo disco: Albita llegó, salsa en la que no sólo señala que llegó, sino que se quedó. Algunos marcaron el ritmo con los pies o golpeando con las manos la mesa, pero en general el público escuchó quieto, tranquilo. Aún no se calentaban los motores tropicaleros.
Albita, de pantalón negro y una blusa que le marcaba el talle, bailaba con pasos laterales el ritmo. "Muchas gracias por estar aquí, por seguir buscando cómplices, por soñar, nacer y renacer. Les voy a pedir que vivan con la fuerza de toda su alma". Un aplauso colectivo coronó sus palabras.
Entonó Aunque no entiendan (mi amor por ti), previa introducción en la que reclama a un hipotético necio que a fuerza quiere explicarlo todo. Sufrida y profunda interpretación de cuando el amor lo domina todo. "A nadar, a remar, a gozar", donde el flautista Rodolfo Gómez demostró su capacidad elevada en su instrumento.
Gritó: "šAhora voy para Cuba!", y un son inundó el foro-bar. Algunas parejas se pararon a bailar. Paso al Cafetero, que siguió la fiesta de esa noche. Un popurrí con Oye, como va, con el que rindió homenaje a Tito Puente; otra clásica: Los marcianos llegaron ya; de nuevo Oye, como va, que mezcló con un cha cha cha.
Siguió con un discurso en el que de forma sentida citó la deuda que tiene con su madre de darle el gusto de llevarla a oír mariachis a Garibaldi y Xochimilco, en una trajinera. Fue un preámbulo. Entró el Mariachi Santa Cecilia y Albita entonó Si nos dejan, de José Alfredo Jiménez; Volver volver, que hiciera famosa Vicente Fernández. Albita no canta mal las rancheras y hasta se echó un dueto con un mariachi chaparro y panzón. Cual debe.
Ya se iban los vernáculos cuando Albita los llamó para "una mezcla. Lo que se escuchó: Guantanamera, puso a bailar a más de dos. Algunos solos; para bailar yo y mi circunstancia. Ajá.
Siguió con la canción que la identifica: Qué manera de quererte. "šQué manera de quererlos; qué manera de quererte, qué manera!'' En una buena descarga no puede faltar cantarle a los dioses. Ofreció un homenaje a Celia Cruz, que hizo del antro un tíbiri, al ritmo de El yerberito y Carnaval, clásicos legados por la que hizo famosa el grito de šazúcar!, no apto para diabéticos.
Ayer en la noche fue otra historia.
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