México D.F. Viernes 24 de septiembre de 2004
El filósofo Adolfo Sánchez Vázquez
abrió ciclo de conferencias en la UNAM
Toda doctrina estética ''debe respetar el triángulo
productor-producto-receptor''
La modernidad consagró el papel pasivo del espectador
de la obra artística, considera
El maestro emérito de esa universidad disertará
hoy sobre la estética de la recepción
MERRY MAC MASTERS
Al espectador de la obra artística, inclusive el
lector de un libro, siempre le fue asignado un papel pasivo, de contemplación,
afirmó el profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), Adolfo Sánchez Vázquez, quien ayer
comenzó el ciclo de conferencias De la estética de la recepción
a una estética de la participación, de cinco sesiones, en
el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de esa institución
académica.
Dicho concepto de la recepción contemplativa y
del papel pasivo del consumidor, sólo fue cuestionada, ''al menos
frontalmente", en los años 60 del siglo XX, por medio de la llamada
''estética de la recepción", nacida en la Universidad de
Constanza, en Alemania, en 1967, explicó el filósofo.
Contemplación, actitud adecuada
En
esta primera intervención que abrevó en antecedentes y fuentes
de esa estética, Sánchez Vázquez dijo que la actividad
del arte siempre será constituida por el productor, el producto
y el receptor, triángulo que será respetado por cualquier
doctrina estética, aunque varíen los nombres de sus términos.
Sin embargo, a lo largo de la historia del pensamiento
estético hay que reconocer que la atención conferida a cada
uno de los términos ha sido desigual. Y, por lo que toca al receptor,
no sólo ha sido desigual o secundario, sino inclusive, inexistente,
señaló el conferenciante.
Este papel pasivo, continuó, que el pensamiento
estético asigna al receptor desde sus orígenes cuando no
lo ignora por completo, se consagra sobre todo en la modernidad al concebirse
la obra de arte con una autonomía absoluta como un fin, rompiendo
de esta manera con la concepción que ha inspirado el arte, que se
ha practicado en la premodernidad o fuera de Occidente. Es decir, como
instrumento al servicio de un fin exterior ya sea mágico, religioso
o político.
La contemplación es, por tanto, la actitud adecuada
ante la obra de arte autónoma, es decir, desvinculada de cualquier
interés o fin externo a ella y al margen de sus orígenes
o condiciones de producción individuales o sociales.
Cambio de paradigma
De acuerdo con Sánchez Vázquez el hecho
de que no se haya dado con anterioridad una teoría sistemática
de la recepción, que no sólo se enfrente a las doctrinas
estéticas que han predominado en este punto, no quiere decir que
no se haya dado antes una atención al receptor.
En seguida el autor de Filosofía de la praxis
mencionó a los precursores, ''aunque no muchos", de la estética
de la recepción, cuya lista se remontó a la antigüedad
griega con Platón y Aristóteles, luego brincó a Marx
y, ya en el siglo XX, a Valèry, Benjamin y Sartre.
La conferencia finalizó con los ejemplos del polaco
Roman Ingarden, quien desarrolla un concepto de puntos de indeterminación
del texto que exige y hace posible su determinación por el lector;
Jan Mukarovsky, de la escuela de Praga, quien distingue entre artefacto
y objeto estético, para después establecer una relación
entre el objeto estético y el contexto social y cultural que condiciona
la conciencia que dicho objeto estético produce, mientras que el
alemán Hans-Georg Gadamer expone la filosofía hermenéutica
o de la interpretación, y plantea la recepción de un texto
como un problema de su comprensión como un hecho histórico.
Hoy a las 12 horas, Adolfo Sánchez Vázquez
hablará de La estética de la recepción (I). El cambio
de paradigma (Hans Robert Jauss).
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