México D.F. Viernes 24 de septiembre de 2004
El Instituto Nacional de Salud Pública
critica los estudios usados para evaluaciones
Contradicciones entre organismos oficiales sobre riesgos
de transgénicos
Subraya la importancia de que avancen las investigaciones
mexicanas sobre biogenética
CAROLINA GOMEZ MENA
El
Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) señaló
que la introducción al mercado de organismos genéticamente
modificados (OGM) requiere una "comunicación clara y precisa que
considere las necesidades de información del público y los
valores sociales en el proceso de análisis de riesgos del consumo".
Lo anterior, a pesar de que para la Comisión Federal para la Prevención
de Riesgos Sanitarios (Cofepris) "toda la información que los desarrolladores
(le) aportan para que se pueda llevar a cabo la evaluación de inocuidad
tiene carácter de confidencial".
En el estudio El consumo de los productos transgénicos
y sus implicaciones para la salud humana, el INSP afirma que "la ausencia
de pruebas de que los OGM causan daño no significa evidencia de
ausencia de daño". Detalla que estos productos "no sólo deben
ser inocuos y nutricionalmente equivalentes a los orgánicos, sino
que deben contribuir a abatir la inequidad alimentaria".
Plantea que es preocupante que ante la posibilidad de
"riesgos potenciales se confíe solamente en estudios de caracterización
agronómica, caracterización molecular y estudios de alimentación
de modelos animales en el laboratorio para decidir sobre el uso de alimentos
genéticamente modificados en poblaciones humanas". Considera, asimismo,
que en México los estudios de riesgo "necesitan avanzar en vista
de que la mayoría de los reportes acerca de ellos (los OGM) provienen
de otros países con características sociales y culturales
diferentes".
Estos criterios contrastan con la respuesta que la Cofepris
(instancia que al igual que el INSP depende de la Secretaría de
Salud) dio a Greenpeace México cuando esta organización ambientalista
solicitó los argumentos en que se basó la Ssa para autorizar
la entrada de 25 OGM para consumo humano, pues la respuesta fue que era
asunto "confidencial".
Greenpeace apunta que la respuesta de la Cofepris violenta
lo considerado por el Instituto Federal de Acceso a la Información
(IFAI), el cual "establece que por regla general la información
será pública y la confidencialidad se establecerá
como la excepción, y que en caso de clasificarse como tal requerirá
fundarse y motivarse. Especifica, además, que sólo pueden
clasificarse como confidenciales los secretos industriales, es decir, esto
no incluye las decisiones gubernamentales ni las evaluaciones hechas por
la autoridad".
En el estudio del INSP se indica que los OGM son organismos
cuyo material genético ha sido alterado artificialmente. Se informa
que la superficie plantada con estos productos en el mundo se ha incrementado
durante los anteriores ocho años en 35 veces, al pasar de 1.7 millones
de hectáreas en 1996 a 58.7 millones. Asimismo se indica que actualmente
entre 5 y 6 millones de agricultores de 16 países cultivan OGM y
alerta que existen riesgos de que se estimule la "monopolización
de los cultivos, la disminución de las variedades y la dependencia
sobre sustancias químicas específicas.
"El caso de inducción de necesidades de cultivo
involucra, por ejemplo, que los suelos sólo puedan soportar el cultivo
transgénico y no de otro tipo, creando dependencia de los agricultores",
se concluye en la investigación.
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