México D.F. Lunes 20 de septiembre de 2004
El portero Guillermo Ochoa evitó que
los Rayados tomaran ventaja en el primer tiempo
Por fin el América encontró la senda
del triunfo; deslucido 1-0 sobre el Monterrey
Mandar a la banca a Claudio Piojo López,
acertada decisión de Oscar Ruggeri
MARLENE SANTOS A.
Un tanque de oxígeno recibió ayer el América
con la deslucida victoria de 1-0, obtenida frente al Monterrey en el estadio
Azteca. El equipo amarillo acabó con una racha de cuatro partidos
sin triunfo y se sacudió la presión que le hizo saltar a
la cancha nervioso y errático, únicamente la gran actuación
del portero Guillermo Ochoa evitó el desastre en los primeros 45
minutos.
La solitaria anotación del juego fue obra de Mario
Pérez, quien aprovechó un resbalón de Luis Ernesto
Pérez; en un intento por despejar, Mario se perfiló hacia
la portería y encaró al guardameta Christian Martínez
para definir el triunfo al minuto 61.
Un
grupo de seguidores del América llamó la atención
en el graderío porque todos traían cubierta la cabeza con
bolsas de papel de estraza agujeradas a la altura de los ojos y portaban
una pancarta con la leyenda: "Mucho dinero; poco espíritu". En efecto,
con muy poco espíritu arrancaron el encuentro los de casa.
Sólo el portero Ochoa, afanado en ganarse la titularidad,
lució sereno y atento, y al minuto 22 evitó la anotación
con un gran lance ante un colocado disparo de Jesús Arellano. El
equipo rayado no dejó de merodear el área y siete minutos
más tarde de nuevo Ochoa hizo gran desvío hacia tiro de esquina
frente a otro tiro del Cabrito.
América estaba desordenado, descordinado y el chileno
Reinaldo Navia fue cazado algunas veces en posición adelantada,
mientras el argentino Claudio López se mantuvo discreto.
Aguilas funcionó mejor hasta que la "contratación
bomba", el argentino Piojo López fue remitido al banquillo.
El técnico de casa, Oscar Ruggeri tuvo buen tino al ingresar en
su lugar a Mario Pérez, mientras que Francisco Torres se fue al
frente con Navia.
En el banquillo de enfrente, el también apodado
Piojo, el técnico Miguel Herrera, sacó a Diego Ordaz
e ingresó a Raúl Salazar en movimiento contraproducente,
pues América aprovechó ese costado para generar avances,
hasta que al minuto 61 cayó la anotación que Ruggeri festejó,
desahogando toda su tensión; brincó e hizo grandes aspavientos.
Al 83 de acción el silbante Jorge Gasso, quien
realizó un trabajo localista y no quiso marcar un penal en favor
de Monterrey por una mano dentro del área, mostró cartón
rojo en forma rigorista a Ismael Rodríguez.
Ruggeri estaba feliz por la victoria y por la visita de
su amigo Jorge Valdano, se declaró contento con el desempeño
de su equipo "en el segundo tiempo. Se gana y esto deja un poco de tranquilidad,
ahora vamos a trabajar de otra manera; pero estamos con los pies en la
tierra, falta seguir ganando", señaló. Cuestionado sobre
si dará mayor actividad a Ochoa, respondió: "Vamos a ver,
vamos a ver".
Miguel Herrera criticó la pobre propuesta ofensiva
"del equipo de la empresa que da mayor espectáculo en México,
¿cómo es posible?", dijo, mientras Paulo Serafín indicó
que el equipo resintió el cansancio y desgaste de la semana, sumado
a la altitud de la capital, además reprobó el trabajo de
Gasso.
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