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México D.F. Viernes 10 de septiembre de 2004
Luis Javier Garrido
El golpe
Vicente Fox está llevando al país a una gravísima crisis por su mala fe y su torpeza en el ejercicio del poder, pero sobre todo por su obsesión de conservar el poder en 2006, por lo que se habla ya abiertamente de un verdadero golpe de Estado que buscaría perpetrar con apoyo de un sector del PRI.
1. La gravedad de lo que acontece no puede ya ocultarse, y a pesar de que la propaganda oficial busca minimizar el desastre que reflejó el cuarto Informe de gobierno de Fox, lo mismo en las cúpulas empresariales que en sectores populares, la preocupación es muy grande: más que por la ineptitud de quienes gobiernan, por la mala fe que evidencian en todos sus actos. De tal suerte que los poco más de dos años que restan al gobierno foxista se presentan como un lapso insoportable para la mayoría de los mexicanos, tras un sexenio perdido, caracterizado por retrocesos en todos los órdenes y sobre todo con un porvenir incierto.
2. La preocupación central de Fox y de sus amigos fue a lo largo de estos cuatro años -y lo será aún más en los próximos (aunque de manera diferente)- imponer a troche y moche el modelo neoliberal, para lo que creyeron necesario ir entregando a grupos privados un control cada vez mayor del aparato de Estado. En los dos años que les restan, empero, ante las dificultades tenidas para imponer los programas del Banco Mundial y del FMI por las resistencias en todos los niveles -y en particular de buen número de sindicatos, sectores significativos del PRI y del PRD y de organizaciones populares-, las prioridades parecen haberse invertido, y la obsesión de Los Pinos es ahora conservar el poder en 2006 a todo precio, relegando la llamada "reforma estructural" a segundo plano.
3. La obsesión de Fox es una: imponer a su sucesor o sucesora, lo que le garantizaría que los poderosos intereses económicos que representa tendrían seis años más para lograr el control estratégico del país, pero sobre todo lo que para él es una obsesión enfermiza: la imposición de la tesis perversa, que reitera casi como orate en sus discursos, de que él en lo personal representó un cambio "democrático" luego de los 72 años de autoritarismo. Tesis que en los hechos no puede demostrar, pues las políticas económica y social del gobierno de Zedillo -el último gobierno del supuesto "antiguo régimen"- son exactamente las mismas políticas neoliberales -antinacionales y antipopulares- que ha estado siguiendo, y las estructuras y mecánica del poder son también exactamente las mismas: un Ejecutivo que no controla el Congreso y que pretende gobernar a través de la propaganda.
4. El autoritarismo de Fox es el mismo que evidenciaron los peores presidentes priístas, desde Díaz Ordaz hasta Salinas, quienes como Fox dispusieron de manera patrimonialista de los bienes y recursos públicos, y si éste último no ha tenido éxito en muchas de sus iniciativas es por su incapacidad personal. Subordinó las políticas del Estado a los intereses de unos cuantos grupos, ha buscado entregar recursos naturales, petróleo y energía eléctrica a las trasnacionales con las que está comprometido y ahora quiere imponer a su sucesor al más puro estilo priísta con acciones atrabiliarias, envileciendo la vida parlamentaria y tratando de comprometer al Poder Judicial. ƑO acaso es un signo de "modernidad" que la Gordillo esté comprando los votos de los legisladores del PRI, o que el ministro de la Suprema Corte, Mariano Azuela, faltándole al respeto a su investidura y a los ordenamientos legales, haga discursos políticos en los que aparece como ayudante de Santiago Creel?
5. El ensayo del abogado Javier Quijano Baz "El desafuero es un golpe de Estado" (Milenio Diario, 7/9/04), en el cual el prestigiado litigante se adhiere y desarrolla la tesis de que las maniobras fraudulentas de Fox buscando inhabilitar a Andrés Manuel López Obrador como candidato presidencial en 2006, constituyen en los hechos un verdadero golpe de Estado, y que atentan gravemente contra los derechos de los ciudadanos y comprometen el futuro de la República, ha causado revuelo porque lo están respaldando múltiples abogados, todo lo cual evidencia la naturaleza del régimen foxista.
6. El discurso propagandístico de los foxistas pretendiendo que hay un cambio, que nadie ha percibido, y que ellos son "demócratas" cuando todos los días evidencian autoritarismo y corrupción, no es escuchado por los mexicanos más que como la vieja demagogia del poder, al igual que la propaganda sobre los supuestos e imaginarios logros del régimen en materia económica y social. Por eso es muy significativo que, tras las múltiples contrarreformas legales que ha presentado, Fox envíe ahora como suya la vieja propuesta de legalizar la relección inmediata de presidentes municipales (8 de septiembre), que como la relección inmediata de diputados es profundamente antidemocrática, pues busca consolidar una "clase política" cada vez más profesionalizada, pero también cada vez más uncida a los intereses económicos dominantes.
7. La reacción de Fox ante el repudio creciente de los mexicanos por su proceder también es muy preocupante. Desde la campaña en los medios tras el cuarto informe para engañar con datos falsos a la ciudadanía sobre la realidad socioeconómica, hasta la rabieta que hicieron tanto él como Creel, su cómplice en la tentativa de golpe de Estado, al no poder imponer a su candidato en Veracruz, entidad clave para 2006, a pesar de haberlo intentado con todos los recursos del gobierno federal, y que se ha traducido en la decisión de lanzar al PAN a actos de violencia.
8. El caso de las recientes elecciones de Veracruz (5 de septiembre) muestra las mentiras del foxismo sobre la realidad política que vivimos. El PAN acusa al PRI de prácticas fraudulentas, pero en casi todas las recientes elecciones locales, según testimonios, los panistas han recurrido a las mismas acciones ilícitas de sus opositores: el candidato panista en Veracruz fue apoyado por importante segmento del PRI, acaudillado por los salinistas Gordillo y Miguel Angel Yunes y, como si fuera poco, las propuestas de campaña de ambos candidatos no fueron muy distintas.
9. El empeño casi enloquecido de Fox por entregar el sector energético del país al capital extranjero o lograr la inhabilitación de López Obrador para imponer a su sucesor, que lo lleva a mencionar estos temas en casi todos sus discursos y a presionar a los medios a que lo secunden, muestra no nada más a un gobernante desequilibrado, hastiado y decepcionado de sí mismo, sino, sobre todo, a un individuo incapaz de ejercer sus funciones.
10. Los mexicanos están frente a dos años que se contarán entre los más largos y difíciles de su historia, durante los cuales no tendrán más alternativa que enfrentar a un gobernante autoritario e irracional. Y si los poderes constituidos no lo logran, la movilización popular sí va a poder hacerlo.
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