México D.F. Viernes 3 de septiembre de 2004
Casi 5 mil pacientes provenientes de 78 países se han sometido al tratamiento
Aplican en Cuba técnica para detener el avance de la ceguera nocturna
El promedio de éxito de las intervenciones quirúrgicas es de más de 90 por ciento
CAROLINA GOMEZ MENA ENVIADA
La Habana. Están ahí, pero la persona no lo sabe hasta que el golpe o el tropezón anuncian tardíamente su presencia. Y es que, si la iluminación es escasa, le resulta imposible distinguir los objetos que la rodean y el percance se vuelve inevitable. Esto es lo que experimenta una de cada 5 mil personas en el mundo en promedio: es el primer síntoma de la retinosis pigmentaria, conocida como ceguera nocturna o lenta capacidad para adaptarse a la oscuridad.
Pero la cosas no quedan así, y a esta ceguera nocturna le sigue la pérdida progresiva del campo visual, y el mundo exterior se va convirtiendo en una especie de túnel en el que la única luz se ve al final, pero ésta es cada vez más distante y más difusa. Los tropezones ahora también son diurnos, y se dan episodios en que los objetos aparecen y desaparecen repentinamente del campo visual, ya es cosa de cada día chocar con las personas, las cosas o pisar en falso, y la luz cada vez estorba más, hasta que sobreviene la ceguera.
Hasta el momento no existe un tratamiento que revierta el daño generado en la retina (la capa más interna del ojo, en la que se encuentran las células receptoras de la luz), pero sí una técnica quirúrgica que es única en el mundo y que detiene la progresión del padecimiento. Esta se realiza en el Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria Camilo Cienfuegos, de La Habana, y consiste en el implante de tejido graso vascular justamente en la zona afectada, lo cual incentiva la revascularización y así detiene la pérdida de más células.
Alberto Barrientos Castaño, jefe del Departamento de Electrofisiología del citado centro, resaltó que por ser la isla el único lugar del mundo donde se realiza esta técnica quirúrgica -que fue fruto de la investigación y del ingenio del reconocido doctor Orfilio Peláez Molina, oftalmólogo que por más de 5 décadas se afanó en lograr un tratamiento en contra de este mal- han acudido en busca de tratamiento casi 5 mil pacientes extranjeros provenientes de más de 78 países.
En entrevista con La Jornada, Barrientos Castaño, quien es especialista en primer grado en oftalmología, detalló que la retinosis pigmentaria o retinitis pigmentosa es una enfermedad de orden genético y hereditaria que ofrece mayores posibilidades de éxito en la práctica quirúrgica mientras se realice en estadios más precoces, y agregó que actualmente sólo "9.2 por ciento" de los pacientes intervenidos no responden de manera satisfactoria a la operación, es decir, la posibilidad de éxito es de más de 90 por ciento.
Este mal progresivo, por no presentar dolor y en su primer estadio sólo afectar la visión nocturna, en la generalidad de los casos pasa inadvertido, y los pacientes suelen acudir a los especialistas cuando hay 15 o más años de evolución.
La retinosis, considerada la causa de degeneración hereditaria de la retina más frecuente, fue diagnosticada por primera vez en el siglo XIX y los expertos consideran que la edad de aparición es clave, además de muy variable, aunque se presenta entre los 25 y los 40 años de edad, pero hay casos de personas de menos de 20 años.
Tampoco es un padecimiento que se presente, en cuanto a intensidad, de manera similar en personas de la misma familia, pues hay unos más afectados que otros por la pérdida grave de la visión. Según Barrientos Castaño hay enfermos con muchos más años de evolución del padecimiento, que muestran menos alteraciones de las células, mientras otros con poca evolución evidencian mayor daño. Lo cierto es que esta innovación quirúrgica cubana, que revasculariza el área, tiene mejores probabilidades de éxito cuando hay poco daño celular.
El tratamiento no incluye sólo la cirugía, sino también, previa a ella, la aplicación de ozonoterapia, la electroestimulación y la magnetoterapia.
No todos los pacientes son candidatos al tratamiento; por ejemplo, se excluye a las personas afectadas también por glaucoma, catarata total, desprendimiento de retina o diabéticos, entre otros. Por ello que a cada aspirante se le realiza un riguroso análisis previo.
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