.. |
México D.F. Martes 31 de agosto de 2004
Teresa del Conde/ II y última
Mónica Castillo en el MAM
El Museo de Arte Moderno (MAM) es el ''santuario" de Las dos Fridas y también el de Remedios Varo, con todo y las controversias que siguen dándose sobre la posesión por parte del INBA de las obras de esta última, que se han constituido, de años atrás, en uno de los principales ''ganchos" para visitar ese recinto dado el afecto aquí sí democrático que suscita la obra de la pintora fallecida en 1963 y sin más obra en su poder, en ese momento, que la Naturaleza muerta resucitando, entregada por los Gruen a la familia Varo. Después fue puesta en venta por sus poseedores en una subasta de la casa Sotheby's, por cantidad nada despreciable.
En Mónica Castillo no hay ''fridakahlismo", si se quiere hay lo contrario; ella es inclemente con sus representaciones, que si bien muestran intervencions anatómicas de diversa índole, se mantienen incólumnes por lo que respecta a la biografía o a la idea de sufrimiento. No hay una sola obra de Castillo que sea ''plañidera", pero la presencia en el mismo recinto del autorretrato doble de Kahlo (por el momento prestado a Bellas Artes), de las obras de Varo y de otros artistas, crean un contexto adecuado para aprehender su exposición.
En una de las escrituras de sala ostentadas en la muestra, se lee la siguiente expresión: ella ''Cancela su naturaleza como individuo". Creo que sucede exactamente lo contrario. El individuo es indiviso, con todo y que su cuerpo sea cercenado. Pero no hay un solo ''yo" en cada individuo, hay muchos, hay varias ''esencias" o si se quiere acudir al planteamiento esencia-accidente, los accidentes subvierten continuamente el concepto de esencia.
En una caja de forma heráldica, la artista congregó sus uñas cortadas entre 1992 y 1994 formando rubros, las medias lunitas están perfectamente barnizadas . Quiero advertir que tal moción, socorrida, fue realizada en forma similar hace nueve años por la brasileña Elisa Campos para la exposición Espelhos e sombras. Sucede que la tentación por las uñas suele ser muy intensa, por lo que creo que habría de ser eliminada en el futuro.
En cambio Proyección izquierda-derecha (1998) es un hallazgo afortunado. Se trata de una efigie configurada en tejido y tela que se proyecta en la pared, en forma de tapiz. Las partes de ''la cara" están todas fechadas correspondiendo a los tiempos de su realización. Esta pieza es de colección, como lo son muchas otras que se reunieron.
Una obra volumétrica resaltable es Modelo para autorretrato y representación. Aquí quiero señalar cierto rasgo que acompaña casi la totalidad de las representaciones. La artista usa un peinado sencillo que se ha convertido en land mark. El pelo lacio cortado nítidamente un poco por debajo de las mandíbulas, partido por en medio. Este autorretrato carece de rostro porque de las madejas de estambre que integran cráneo y cabellera emerge un auténtico vómito de hilachas. Con hilaza, tijeras, alfileres, agujas, gancho y dedal todo se puede, parece decir ella en una pieza en las que las hilazas que se usan para bordar forman una mandala orquestada por tonos que más o menos siguen el orden de los colores del espectro. En otra hay una escisión vaginal que parte la cara de la autora en dos mitades casi idénticas.
Algunas buscan el efecto espejo, pero el espejo no es tratado como reflejo. ƑRomper la piel del narcisismo?, se pregunta Magali Tercero. ''Sí, responde, crear una estética posnarcisismo". Se diría sin embargo que el mito de Narciso en todas formas está allí, pero que es verídico que en estos trabajos hay un plausible abandono del paradigma femenino, concentrador de emociones y de secretos íntimos relacionados con el sufrimiento, la renuncia o la demanda de reconocimiento.
En todo caso, las obras se prestan a reflexión. Fuera de los límites de los fenómenos naturales, a los que la mente ha impuesto una especie de sistema que permite aprehenderlos, hay un self que no puede incluirse en el mundo fenoménico aunque el autor así lo quiera. La observación de Michel Podro, de que la lente de la cámara no aparece en la pantalla de la televisión, del mismo modo que el ojo con el que vemos no aparece como objeto externo por derecho propio, resulta ser analogía adecuada para lo que intento decir.
En todo caso, se debe considerar que si Castillo hizo sus primeros estudios de arte en Alemania, no hay que soslayar cuestiones filosóficas inherentes a su formación.
|