México D.F. Lunes 30 de agosto de 2004
Presentó proyecto de nación ante
cientos de miles
López Obrador, por pacto social y cambio verdadero
El discurso, al culminar la marcha contra el desafuero
Arropado por más de medio millón de personas,
según cálculos del PRD, el jefe del Gobierno del Distrito
Federal, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer su proyecto
alternativo de nación en 20 puntos básicos, con el que levantó
una severa crítica al gobierno federal neoliberal que, estableció,
se refleja en el desempleo constante, la frustración y la bancarrota
del sector rural.
El mandatario capitalino reiteró su disposición
al diálogo para buscar la unidad y el acuerdo, y convocó
a un debate "franco y abierto" de los puntos esenciales que deberá
tener dicho proyecto alternativo para lograr un cambio verdadero que permita
alcanzar una sociedad mejor, con menos desigualdad social y más
justicia y dignidad.
Entre los 20 "postulados básicos" que consideró
debe tener un proyecto acorde con los intereses del pueblo, visionario
y realista, señaló la importancia de recuperar lo mejor de
nuestra experiencia histórica (Morelos, Juárez, Cárdenas);
aprovechar la globalización en lugar de padecerla; utilizar los
recursos energéticos para la industrialización; reactivar
la economía a través del sector de la construcción;
fortalecer el sistema de seguridad social; aplicar en todo el país
la pensión para personas de la tercera edad; rescatar el campo;
hacer cumplir los acuerdos de San Andrés, reconociendo el derecho
de la autonomía indígena; atender el problema de la inseguridad
pública desde su origen y destinar más recursos a la cultura,
entre otros.
En su discurso, que duró unos 50 minutos y fue
interrumpido por la multitud en 11 ocasiones por aplausos y consignas como
"¡No estás solo!", "¡Obrador, Obrador!" y "¡No
al desafuero!", el gobernante reconoció que su futuro es incierto
y, por ello, dijo que además de luchar contra su desafuero es imprescindible
pensar hacia adelante. "Sea quien sea el candidato a la Presidencia para
2006, debemos tener un proyecto para transformar México", expresó.
A continuación, el discurso completo del gobernante
capitalino:
Amigas y amigos, ofrezco por anticipado una disculpa porque
voy a hablar y me voy a tomar un tiempo.
Veo que hay mucha rebeldía acumulada contra el
desafuero, pero es también imprescindible, fundamental, ir pensando
hacia adelante, hacia el proyecto alternativo de nación. Sea quien
sea el candidato a la Presidencia de la República en 2006, nosotros
tenemos que ganar un proyecto para transformar a México.
Agradezco la presencia de todos ustedes, hombres y mujeres
de buena voluntad, que defienden la libertad, la justicia y la democracia;
agradezco el apoyo sincero y fraterno de la organización política
a la que pertenezco, el Partido de la Revolución Democrática;
agradezco a los gobernadores, mis compañeros, a todos ustedes, hombres
y mujeres que han venido a esta plaza de todo el país para demostrar
su apoyo.
Desde finales del año pasado el gobierno que represento
está sometido a fuertes ataques y presiones. Primero fue el asunto
del Paraje San Juan; más adelante, el primero de marzo, se desató
el escándalo de los videos, pero no conformes, en mayo fabricaron
el caso de El Encino, mediante el cual me quieren desaforar, inhabilitar
políticamente y meterme a la cárcel por haber intentado abrir
una calle de acceso a un hospital y haber violado supuestamente el acto
de suspensión provisional de un amparo.
Quienes me acusan tratan de justificar un acto injusto,
autoritario, recurriendo a un discurso de aparente devoción por
el estado de derecho. La estrategia que han seguido es cínica, torpe
e irresponsable.
En
el caso de los videos, los personajes más corruptos del país,
que se confabularon para dañarnos, se erigieron en paladines de
la honestidad y quisieron ponernos contra la pared. Ahora, los más
tenaces violadores de la ley nos quieren poner en el banquillo de los acusados
y han emprendido toda una campaña para hacer creer que nosotros
somos quienes no respetamos el estado de derecho.
Ante ustedes, categóricamente, de manera sincera,
sostengo que no he violado ninguna ley y que soy inocente. Como hombre
de principios tengo por norma hablar con la verdad y conducirme con rectitud
y decoro. En términos estrictamente jurídicos, el proceso
en mi contra está plagado de irregularidades y es insostenible.
No quiero extenderme demasiado: sólo les diré que desde 2001
quedó suspendida la construcción de la calle que cruzaba
el predio El Encino.
Tan es así que la semana próxima inauguraremos
un acceso alternativo al hospital, cuyo trazo rodea por completo el terreno
en cuestión. De modo que preguntamos: ¿Dónde está
el abuso de autoridad? ¿Dónde están el dolo y la mala
fe?
Además, en más de dos años la Procuraduría
General de la República (PGR) no llevó a cabo ninguna indagatoria
o prueba pericial. Hemos demostrado que el supuesto dueño de El
Encino mintió al presentar la escritura de 86 mil metros cuadrados,
cuando en realidad sólo posee 83 mil, y es muy probable que la porción
en litigio ni siquiera sea de su propiedad.
Quiero decirles también que no hay ningún
escrito o informe que demuestre que el jefe de Gobierno haya desobedecido
las órdenes judiciales. En todo este asunto se actuó con
apego a derecho y los servidores públicos de las áreas correspondientes
fueron los encargados directos de informar al juez y de cumplir con las
actuaciones derivadas de la suspensión definitiva.
Sin embargo, la PGR consideró que el único
responsable de un delito que nunca se cometió es el jefe de Gobierno.
Sólo por ser el superior jerárquico. Por último, en
todos los casos similares al mío, sobre supuestas violaciones a
la suspensión de un amparo, en todos, en absolutamente todos, la
PGR ha determinado el no ejercicio de la acción penal, argumentando
que no existe en la ley una sanción exactamente aplicable y, de
acuerdo con un principio general de derecho, no puede haber delito sin
pena.
Pero en mi caso, casualmente y, desde luego, de manera
intencional, se esperaron para inventar el delito y acomodar la pena correspondiente.
Es claro, pues, que el abuso de autoridad, el dolo y la mala fe están
de parte de quienes nos están acusando. Nosotros no somos responsables.
* * *
De modo que no se trata de un asunto jurídico.
Hablando en plata, vuelvo a señalar que todo ha sido fabricado para
quitarme mis derechos políticos, con miras a las elecciones de 2006
y atajar el proyecto alternativo de nación que estamos impulsando
ante el rotundo fracaso del modelo neoliberal y del mal llamado "gobierno
del cambio".
Este es el fondo del asunto: se les está cayendo
su teatrito, su numerito, y están desesperados porque cada día
que pasa más gente se da cuenta de que la política económica
imperante sólo ha servido para beneficiar a unos cuantos, sin interés
alguno en el destino de país y en el bienestar del pueblo.
México sigue siendo un país de profundas
desigualdades sociales. La política económica ha agudizado
las diferencias entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen
poco. Los saldos de la política neoliberal están a la vista.
Desde 1983 la economía ha crecido menos que la población
y la deuda pública pasó de 80 mil millones de dólares
a 273 mil millones de dólares; es decir, se triplicó.
Hoy son menos los bienes y servicios para cada mexicano
de los que poseíamos hace 20 años. El salario mínimo
en términos reales es menor al de 1980 y ya se vendieron la mayoría
de los activos del patrimonio nacional, lo cual no se tradujo en menor
deuda pública y en mayor crecimiento económico, ni mucho
menos en mejores condiciones de vida para la inmensa mayoría de
los mexicanos.
En las ciudades prevalece el desempleo, la frustración
y la inseguridad; en el medio rural las actividades productivas están
en bancarrota y crece cada vez más el número de pueblos abandonados
a consecuencia de verdaderos éxodos de mexicanos que buscan empleo
más allá de la frontera, arriesgándolo todo por conseguir
algo que mitigue su hambre y su pobreza. A esas calamidades hay que agregar
que permanecen la corrupción y el influyentismo, y aún se
hacen jugosos negocios privados al amparo del poder público.
Una prueba de que sigue imperando la impunidad es que
ninguno de los involucrados en el caso del Fobaproa, el saqueo más
grande del cual se tenga memoria en México, ha pisado la cárcel
o ha devuelto lo robado. A los delincuentes de cuello blanco se
les protege con leyes antiguas, hechas para esquivar la justicia y burlarse
de la sociedad.
Otro mal que aqueja a la nación es el influyentismo:
senadores, diputados y otros servidores públicos hacen gestiones,
trámites y litigan sin escrúpulos contra el interés
general. Para algunos, los cargos de representación popular son
meras franquicias para el tráfico de influencias, el conflicto de
intereses, y ni siquiera está tipificado como delito en nuestros
códigos penales. Precisamente quienes han sido los responsables
de tantas desgracias del pueblo son los que ahora pretenden hacer valer,
hipócritamente, el estado de derecho; en realidad lo que quieren
es seguir manteniendo "el estado de chueco", el mismo régimen antipopular
y entreguista, de corrupción y privilegios.
* * *
Amigas, amigos, compañeros ciudadanos todos: como
parte de esta Jornada por la defensa de la legalidad y la democracia,
les propongo que no sólo defendamos intereses políticos
o los de cualquier otro ciudadano, sino que empecemos a debatir abierta
y francamente los puntos esenciales que deberá contener el nuevo
proyecto alternativo de nación.
De modo que más allá de quién sea
el candidato de mi partido a la Presidencia de la República en 2006,
lo más importante, lo subrayo, es luchar por un cambio verdadero
que nos permita alcanzar una sociedad mejor, con menos desigualdad social
y más justicia y dignidad. Creo que un proyecto alternativo de nación,
acorde con los intereses del pueblo, visionario y realista, debe contener
cuando menos los siguientes 20 postulados básicos que pongo a consideración
de ustedes. ¿Me van a esperar, me van a escuchar, verdad?
1. Recuperar lo mejor de la historia
Tenemos que recuperar lo mejor de la historia de México.
Allí está el temple de los mexicanos, el programa popular
y los ejemplos de quienes han sido los mejores dirigentes y gobernantes.
¿Acaso no es sencillo y suficientemente claro el postulado de José
María Morelos de que debe moderarse la indigencia y la opulencia
y elevarse el salario del peón? ¿O su propuesta de que todo
aquel que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche y lo
defienda contra el arbitrario?
Del presidente Benito Juárez debemos rescatar no
sólo su oposición al santanismo, al conservadurismo y a la
monarquía. Juárez siempre postuló, y su conducta así
lo verifica, que sin honestidad administrativa no es viable una República
liberal y democrática.
Del general Lázaro Cárdenas debemos emular
su patriotismo y sobre todo su visión de estadista. Hay que decir
que en la actualidad, de cada tres pesos de las finanzas públicas
uno proviene del petróleo. Han pasado casi siete décadas
de la expropiación, y en buena medida el país se ha desarrollado
por el dominio que ejerce la nación sobre el petróleo, en
el que siempre estribará en mucho la posibilidad de nuestro desarrollo
futuro.
No podemos dejar de lado el significado profundo de la
Revolución Mexicana, las causas que la originaron, las hazañas
del pueblo, la noble voluntad democrática de Madero, el arrojo de
Villa, la lealtad de Zapata con los campesinos.
En nuestra historia reciente hemos de recuperar la fuerza
de los movimientos sociales, sindicales y estudiantiles, así como
la lucha por la democracia, los derechos humanos y la justicia en favor
de las comunidades indígenas.
Por eso, a diferencia de quienes gobiernan, guiados únicamente
por modelos o recetas dictados desde afuera, nosotros debemos transformar
la realidad del México contemporáneo recogiendo lo mejor
de nuestra experiencia histórica, adaptándola a las circunstancias
que prevalecen en el país y en el mundo.
2. El nuevo proyecto de nación
Un nuevo proyecto de nación debe proponer una alternativa
capaz de aprovechar la globalización y no sólo padecerla;
una esperanza de atender los fundamentos del pueblo, de la economía
mundial, pero ejerciendo nuestra libertad para aportar los puntos de vista
y la política que más convenga al interés nacional.
La propuesta es transitar por un camino propio, con un
modelo de desarrollo que concilie el crecimiento con el bienestar; es importante
sacar al país del estancamiento económico, pero el crecimiento
debe acompañarse de una distribución equitativa de beneficios.
No basta crecer, el desarrollo tiene que llegar a las mayorías.
En esencia queremos el progreso, pero con justicia, porque progreso sin
justicia es retroceso. Queremos la modernidad, pero forjada desde abajo
y para todos.
3. Potenciar el sector energético
Debemos utilizar, respetando el medio ambiente, los recursos
energéticos -el petróleo, la energía eléctrica-
para industrializar el país y crear empleos. Así como China
finca su expansión económica en la mano de obra, laboriosa
y barata, con un creciente mercado interno, nosotros debemos basar nuestro
desarrollo futuro en fortalecer y potenciar el sector energético.
Durante mucho tiempo la política energética
ha sido manejada en forma irresponsable y con sorprendente falta de visión
y de sentido común; lo único que ha importado es vender petróleo
crudo al extranjero, haciendo a un lado su transformación, dejando
en el abandono las plantas petroquímicas y las refinerías.
Todo esto nos ha llevado a una gravísima situación
de dependencia, ya que estamos comprando en el exterior la cuarta parte
del gas que necesitamos y 10 por ciento de la gasolina que consumimos.
Por si fuera poco, esta paradoja: en México la gasolina, la electricidad
y el gas cuestan más que en Estados Unidos.
Debe quedar claro: en lo que corresponde a la política
energética, no permitiremos la privatización de la industria
eléctrica ni del petróleo, recursos que no son del Estado
ni del gobierno, sino de la nación, de todos los mexicanos.
4. Vías para reactivar la economía
Hay que reactivar de inmediato la economía para
generar empleos y la forma más rápida de hacerlo es impulsando
la industria de la construcción que, además, produce un efecto
multiplicador: se reactiva la economía, se realizan las obras prioritarias
que necesita el país y se generan muchos empleos.
También debemos regresar a la política de
fomento, que ha sido prácticamente eliminada por el neoliberalismo.
Es indispensable apoyar la industria y evitar que sigan emigrando las empresas
maquiladoras; es importante fomentar el turismo, la pesca y fortalecer
la economía popular.
5. Al rescate del campo
El proyecto nacional de crecimiento con equidad no sería
viable sin rescatar del abandono al campo y a sus pobladores, además
de que es preciso desechar la concepción tecnocrática, con
la cual el campo no tiene futuro y sus pobladores deben aceptar resignadamente
las condiciones impuestas por el mercado.
Algo así como la libertad del zorro en el gallinero;
por el abandono al campo, millones de mexicanos se han visto obligados
a dejar sus comunidades de origen. Durante los primeros tres años
del actual gobierno federal, el flujo de migrantes mexicanos a Estados
Unidos aumentó a un nivel histórico de 410 mil personas por
año; en los últimos tiempos, México se ha convertido
en el país que más mano de obra expulsa y esto no se puede
aceptar.
Toda esta migración se da a pesar de que existen
recursos naturales en abundancia, de un profundo amor por la tierra y una
vocación productiva como en pocos países; pero quienes dirigen
la política vigente no piensan ni miran hacia el campo.
Por el contrario, cada vez se escucha más en las
esferas gubernamentales la conveniencia de aceptar que la gente se vaya
a Estados Unidos. Llegan a plantear que el gobierno debe llevar a cabo
un programa de capacitación para jardineros, enfermeros y especialistas
en atender adultos mayores, porque según los neoliberales, en Estados
Unidos cada vez habrá más demanda de este tipo de trabajadores
debido al envejecimiento de su población.
Aceptar esa propuesta sería tanto como rendirnos
o renunciar a nuestra capacidad de desarrollo soberano.
6. Pagar la deuda con los indígenas
Hay que pagar la deuda que la nación tiene con
las comunidades indígenas, donde viven los mexicanos más
pobres, más excluidos, más discriminados y más marginados
del bienestar y de los beneficios del desarrollo. Se tienen que cumplir
los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
Es necesario eliminar los prejuicios que han prevalecido
acerca de que reconocer el derecho a la autonomía a los pueblos
indígenas entraña un peligro para la soberanía y la
unidad nacional. La autonomía de esos pueblos no implica segregación
ni reservación o separatismo; es sencillamente respetar sus formas
de organización en el marco del Estado.
7. Medidas en favor de la justicia social
El país no es viable si persiste la desigualdad
social: sin justicia no hay garantía de seguridad ni de tranquilidad
ni de paz social. Es preciso elevar a rango de ley, como se hizo en el
Distrito Federal, el derecho a la pensión alimentaria para todos
los adultos mayores. Deben darse becas a todos los discapacitados pobres.
Hay que hacer efectivo el derecho constitucional de los mexicanos a la
atención médica y a los medicamentos gratuitos. Hay que dejar
a un lado la simulación y la hipocresía. Al Estado le corresponde
evitar la desigualdad social. No es posible seguir desplazando la justicia
social de la agenda del gobierno. No se vale defender la facultad del Estado
para rescatar instituciones financieras en quiebra y considerar una carga
la promoción del bienestar de las mayorías.
8. La reforma laboral que se necesita
Hace falta fortalecer el sistema de seguridad social respetando
las relaciones que establece el contrato colectivo de trabajo, con criterios
de equidad y en común acuerdo con los sindicatos y con los representantes
empresariales.
La reforma que se necesita debe cumplir cuando menos con
los siguientes criterios: el monto de la pensión debe garantizar
un retiro digno, y deben revisarse las pensiones de privilegio, empezando
por eliminar las millonarias que cobran los ex presidentes de México.
Deben definirse formalmente las aportaciones de trabajadores,
de empresarios y del propio gobierno, y llegar a un acuerdo sobre la edad
de jubilación sin afectar los derechos adquiridos. Es necesario
aplicar en el IMSS y en el ISSSTE un programa de austeridad y de combate
a la corrupción, sobre todo en lo relacionado con la compra de medicamentos
y otros insumos médicos.
Es preciso analizar el funcionamiento y el costo de administración
de las Afore, que actualmente se quedan con 20 por ciento de las aportaciones
de los trabajadores. Debe evitarse la especulación financiera y
garantizar, ante cualquier circunstancia, el futuro de los fondos de jubilación.
Debe ser prioritario mejorar sustancialmente la calidad de los servicios
médicos y el abasto de medicamentos, tanto en las clínicas
del IMSS como en las del ISSSTE.
9. Las claves de la educación pública
El Estado debe cumplir con la responsabilidad de garantizar
la educación pública, gratuita y de calidad en todos los
niveles escolares. Los programas deben fomentar la identidad nacional,
la conciencia ciudadana, el espíritu creador y el conocimiento de
los avances tecnológicos.
Es preciso aclarar que no estamos contra la educación
privada; estamos contra la descalificación y el abandono de la educación
pública. El mercado puede atender a quienes tienen para pagar la
escuela, pero el Estado está obligado a garantizar el derecho de
todos a la educación. No queremos que se convierta en un privilegio.
10. Inversión en la cultura
La cultura de México ha sobrevivido a todas las
desgracias de su historia. Es nuestra fuerza y es nuestra principal señal
de identidad. Por todo esto, no puede ser concebida como una cuestión
secundaria, y los recursos que se destinen a ella no constituyen un gasto,
sino una inversión necesaria para el bienestar nacional.
La historia confirma que la aportación de los creadores,
de los intelectuales y de los artistas ha impulsado el avance de las grandes
causas nacionales, la participación colectiva y la democracia. Además,
el arraigo de la cultura en la conciencia popular y en la vida cotidiana
es un antídoto eficaz para enfrentar la descomposición social,
la corrupción y la violencia.
11. No al autoritarismo
Hemos de acreditar que la gobernabilidad es posible sin
autoritarismo y con apego a las garantías individuales y sociales.
Como decía el presidente Juárez: nada por la fuerza, todo
por la razón y el derecho.
12. Los espacios del Ejército
De acuerdo con la Constitución, las fuerzas armadas
tienen como objetivo fundamental salvaguardar la seguridad del territorio
y la preservación de la soberanía. Asimismo es necesario
que una institución con la experiencia y la disciplina del Ejército
siga participando en el combate al narcotráfico. Su prestigio se
acrecienta también en tareas de auxilio a la población en
casos de desastres naturales y de otras contingencias.
Sin embargo, el Ejército no debe intervenir para
resolver conflictos de origen social. Surgido de las luchas populares,
el Ejército no debe utilizarse para asumir funciones que competen
al gobierno civil o para cubrir las incapacidades políticas de los
gobernantes.
¡Nunca más una masacre ante demandas de bienestar,
de libertad y de justicia!
13. El combate a la delincuencia
La inseguridad que padecemos afecta a todos los sectores;
debemos tener claro que sin atender esta demanda, resultará ociosa
cualquier nueva propuesta de nación. El combate a la delincuencia
es mucho más que un asunto de policías y de ladrones: para
nosotros, la más eficaz y probablemente la menos cara pasa por combatir
el desempleo, la pobreza, la desintegración familiar, la pérdida
de valores y la ausencia de alternativas.
Claro está que también enfrentar la delincuencia
exige el combate a la corrupción, un trabajo coordinado en todos
los niveles de gobierno, profesionalismo, reconocimiento a los buenos servidores
públicos y mucha firmeza y perseverancia. Si hay voluntad, el combate
al crimen organizado es más un problema de inteligencia que de fuerza.
14. Política exterior apegada a principios
La política exterior debe ser la extensión
de la política interna. Dicho de otra manera, la mejor política
exterior es la interior. Si las cosas funcionan en el país, si hay
desarrollo y estabilidad política, con democracia seremos respetados
y respetables en todas partes.
La experiencia histórica enseña que si nos
encuentran débiles y divididos somos más vulnerables, y siempre
surgirá la tentación de absorbernos y de subordinarnos. Es
conveniente optar por una política exterior mesurada, sin acudir
a actitudes protagónicas.
El respeto al principio de no intervención también
nos obliga a la prudencia, ya que la extravagancia no conduce a nada bueno.
Es preferible la seriedad, el apego a principios y la moderación.
15. Relación de respeto con EU
La relación con el gobierno de Estados Unidos debe
ser de mutuo respeto y de colaboración. El principal tema de la
agenda es la migración. Es vital la cooperación entre ambos
gobiernos para buscar soluciones de fondo y atender el fenómeno
migratorio, afrontando los problemas del campo y propiciando el desarrollo
económico y social en nuestro país.
Hay que evitar en todo momento y ante cualquier circunstancia
la violación de los derechos humanos y laborales de mexicanos que
por necesidad cruzan la frontera para trabajar en Estados Unidos. Un gobierno
soberano no puede suscribir un tratado que permita que se disparen balas
de goma contra su pueblo.
16. Política de austeridad a todo nivel
En todos los niveles debe aplicarse una política
de austeridad que reduzca, en beneficio de la sociedad, el altísimo
costo del gobierno; en ninguna circunstancia, pero menos en situaciones
de estancamiento económico, de desempleo, de empobrecimiento, los
servidores públicos pueden disponer del presupuesto para obtener
altos salarios, prestaciones, beneficios y comodidades. Por el contrario,
esos recursos deben canalizarse para la atención de las necesidades
más apremiantes de la gente. La austeridad no sólo es un
asunto administrativo, sino de principios; la austeridad significa mayor
eficiencia, pero también justicia. No debe haber un gobierno rico
con un pueblo pobre.
17. Lucha contra la corrupción
La honestidad es el otro gran eje de un cambio verdadero,
en el que se funda la autoridad para exigir a los demás el cumplimiento
de sus deberes. La honestidad permite hacer más con menos y despierta
la colaboración y la confianza social.
La corrupción es lo que más ha dañado
al país, ha dado al traste con todo, ha sido la causa principal
de la desigualdad social y económica. El combate a la corrupción
es un imperativo moral, pero también un instrumento para liberar
y aprovechar una fuente abundante de recursos para el desarrollo.
18. Cancelar privilegios fiscales
Es fundamental cancelar los privilegios fiscales en beneficio
de unos cuantos y combatir la evasión en el pago de impuestos. Nunca
más deberán repetirse casos como el de la venta de Banamex
al Citigroup.
Recordemos que mediante una maniobra al más alto
nivel, la venta de Banamex, por 125 mil millones de pesos, quedó
totalmente libre de impuestos; es decir, al erario dejaron de llegar alrededor
de 30 mil millones de pesos.
19. Transparentar el caso Fobaproa
Es indispensable crear una comisión de la verdad
para transparentar todo lo relacionado con el Fobaproa. Conviene recordar
que la deuda por el rescate bancario asciende a 800 mil millones de pesos.
Desde 1988 a la fecha se han destinado más de 200
mil millones del presupuesto público tan sólo para pagar
una parte de intereses. Todo ello limita la inversión en obras públicas,
en vivienda, en educación y en salud. Por eso, en vez de insistir
en una reforma fiscal para lograr IVA en alimentos y medicamentos, deben
analizarse otras opciones.
Una de ellas es precisamente alcanzar un acuerdo con los
banqueros para reducir el costo financiero de la deuda del Fobaproa; una
renegociación de este tipo no es un acto ajeno a la historia de
México, se ha hecho en otras épocas y en otros países
a fin de asegurar la viabilidad de las finanzas públicas.
20. Un nuevo pacto social
Mucho ayuda tener un proyecto claro de nación,
pero es indispensable alcanzar los acuerdos fundamentales que permitan
llevarlo a la práctica. De ahí la necesidad de convencer
y persuadir a los sectores de buena voluntad para emprender juntos los
cambios que demanda el país.
Ya sabemos que se puede contar con la gente, pero eso,
aunque es esencial, no lo es todo; hace falta también tomar en cuenta
a los representantes de los sectores sociales, civiles, religiosos y políticos.
Dicho de otro modo, se puede transformar la realidad con el empuje solo
de la sociedad, pero se avanzaría más si se pacta ese compromiso
con los diversos actores de la vida pública.
El nuevo pacto social, además de buscar el crecimiento
económico con bienestar, debe proponer como objetivo desterrar el
influyentismo, la corrupción y la impunidad; de lo contrario, México
no saldrá adelante, por lo que hay que definir reglas claras de
convivencia.
Por ejemplo, todo aquel que quiera invertir en actividades
económicas y genere empleos habrá de contar con el apoyo
y la protección del gobierno. No son adversarios quienes con esfuerzo
y trabajo, y de conformidad con la ley, crean riquezas y generan empleos,
sino aquellos que amasan grandes fortunas de la noche a la mañana
en la ilegalidad o a la sombra del presupuesto público.
Estamos en favor de una iniciativa privada con cultura
productiva, con responsabilidad cívica y dimensión social.
Creemos en los empresarios que trabajan y apuestan por México. En
suma, es necesario convocar a un pacto que permita construir soluciones
a los grandes problemas nacionales. Creo que con la participación
activa de la gente y de representantes de todos los sectores, económico,
social y político, podemos pasar de la alternancia a la transformación
profunda que necesita nuestro país, que necesita México,
que necesita nuestra patria.
* * *
Amigas y amigos: este es el esquema general que les propongo.
Desde luego, no pretendo poseer el monopolio de la verdad, así que
llamemos a todos los que tengan algo que aportar para definir conjuntamente,
lo más pronto posible, el proyecto alternativo de nación.
Insisto en que es importante evitar el desafuero porque
es un agravio a la libertad y a la democracia, pero ante cualquier circunstancia
lo imprescindible es contar con un proyecto alternativo de nación,
que aglutine a los más amplios sectores de la sociedad para lograr
un cambio verdadero.
Amigas y amigos: les agradezco de todo corazón
su apoyo sincero y fraterno, me gustaría saludarlos de mano uno
a uno; agradezco el respaldo de mi partido, de sus dirigentes, de sus gobernantes;
agradezco el apoyo de todos ustedes. Les ofrezco a cambio mi compromiso
de no claudicar: ni nos vamos a dejar ni nos vamos a rajar.
No sé qué me depare el destino, pero en
cualquier circunstancia voy a seguir luchando. Tengo ideales y principios
que es lo que estimo más importante en mi vida, pero esto no significa,
que se entienda bien, intransigencia. La política es el equilibrio
entre la negociación y la dignidad, entre la eficacia y los principios.
Por eso debemos estar abiertos al diálogo y al
acuerdo: sumar, convencer, persuadir a hombres y mujeres de buena voluntad
para, juntos, transformar el país, lograr una sociedad más
justa, más libre, más democrática, más digna
para todos; un México donde se pueda dar oportunidad a todos, que
no siga creciendo la desigualdad social, donde unos lo tienen todo y la
mayoría carece de lo indispensable.
Tenemos que buscar esos acuerdos. Abrirlos no sólo
es un asunto de militantes de PRD, es un asunto de la mayoría del
pueblo de México. Tenemos que hacer alianzas y buscar la unidad
con todos, pero también hay que tener muy claro: pactar no significa
que vayamos a mantener el antiguo régimen y la misma política
tradicional, ésa donde todos los intereses cuentan menos el interés
del pueblo.
No tiene caso pactar para eso, no tiene caso llegar a
un acuerdo para no avanzar en la transformación del país.
Nadie, nadie está pensando en pactar para transar.
Estamos pensando en que vamos a pactar para transformar. Vamos a seguir
adelante, compañeras y compañeros; no van a poder con nosotros,
porque tenemos la razón, nos asiste la justicia y el derecho. Vamos
a estar atentos, y estoy seguro que los dirigentes de mi partido van a
dar con mucha claridad los lineamientos para la defensa, para que no se
cometa una injusticia.
Pero vamos también pensando hacia adelante, en
la construcción de soluciones, en tener un proyecto para invitar
a todos los mexicanos y lograr un cambio verdadero, porque lo que hubo
fue gatopardismo: aparentemente las cosas cambiaron para seguir igual.
Es realmente lamentable que quienes llegaron enarbolando
la bandera del cambio estén ahora aliados a lo peor que hay en este
país en términos de actividad política y de intereses
económicos.
Da hasta vergüenza que estén haciendo lo mismo
que se hacía antes en este país y que nadie está aceptando.
Quiero terminar diciéndoles que nadie, y que se escuche bien y que
se escuche lejos, nadie nos va a quitar el derecho a la esperanza. México
y su pueblo merecen un mejor destino.
Muchas gracias amigas y amigos.
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