Este es el Juramento de los Caballeros de Colón, contenido en la obra Los Caballeros de Colón y la Masonería, del I. y P.H. Alfonso Sierra Partida quien fue Gran Maestro de la Gran Logia Valle de México y cofundador de la Organización Masónica Mexicana. La obra fue reeditada por Editorial Herbasa, en México, DF, en 1993, y el Juramento se reproduce tal cual aparece en el sitio www.wenceslao.com.mx/masoneria: Juramento de los Caballeros de Colón
Por lo tanto con todas mis fuerzas defenderé esta doctrina y los derechos y costumbres de su Santidad contra todos los usurpadores heréticos o autoridades protestantes, especialmente de la Luterana de Alemania, Holanda, Dinamarca, Suecia y Noruega y ahora de la pretendida Autoridad e Iglesia de Inglaterra, Escocia y de las ramas de la misma, establecidas en Irlanda, en el Continente Americano y de todos los adherentes a quienes se considera como herejes y usurpadores enemigos de la Santa Iglesia Romana. Renuncio y desconozco cualquier alianza como un deber con cualquier rey hereje, príncipe o estado, llámese Protestante o Liberal y la obediencia cualquiera de sus leyes, magistrados u oficiales. Declaro además, que las doctrinas de la Iglesia de Inglaterra, de los Calvinistas Hugonotes, y otros de nombres protestantes y masones son condenables, y todos los que no las abandonen. Declaro igualmente, que ayudaré, asistiré y aconsejaré a todos y a cualquiera de los agentes de su Santidad, en cualquier lugar que estén, ya sea en Suiza, Alemania, Holanda, Irlanda o América, o en cualquier otro reino, o territorio donde vaya, y haré todo lo que pueda para extirpar las doctrinas heréticas, protestantes o Masonas y para destruir a todos sus pretendidos poderes legales y de cualquier clase que sean. Prometo y declaro, no obstante de que me es permitido pretender cualquier religión herética con el fin de propagar los intereses de la Madre Iglesia, guardar los secretos y no revelar todos los consejos de los Agentes, según sus instrucciones, y a no divulgarlos directamente o indirectamente, por palabra escrita o de cualquier otro modo, sino a ejecutar todo lo que sea propuesto, encomendado y lo que se me ordene por medio de ti, mi grandísimo Padre, o por cualquiera de esta Sagrada Orden. Declaro además, y prometo que no tendré opinión ni voluntad propia, ni reserva mental alguna; sino que como un cadáver obedeceré incondicionalmente cada una de las órdenes que reciba de mis superiores en la milicia del Papa y de Jesucristo. Que iré a cualquier parte del mundo a donde se me envíe, a las regiones frígidas del Norte, a los espesos montes de la India, a los centros de la civilización de Europa o a las silvestres cabañas de los bárbaros salvajes de América y sin murmuración o queja seré sumiso a todo lo que me sea comunicado. Prometo y declaro que haré cuando
la oportunidad se me presente, guerra sin cuartel, secreta o abiertamente,
contra todos los herejes, protestantes y masones, tal como se me ordene
hacerlo, extirpándolos de la faz de la tierra; y que no tendré
en cuenta ni edad, sexo o condición; y que colgaré, quemaré,
destruiré, herviré, desollaré, estrangularé,
y sepultaré vivos a estos infames herejes, abriré los estómagos
Que cuando no se pueda hacerse abiertamente emplearé secretamente la copa de veneno, la estrangulación, el acero del puñal o la bala del plomo sin tener en consideración de honor, rango, dignidad o autoridad de las personas, cualquiera que sea su condición en la vida pública o privada, tal como me sea ordenado en cualquier tiempo por los agentes del Papa o el Superior de la Hermandad del Santo Padre, de la sociedad de Jesús. Para todo lo cual consagro mi vida, alma, y todos los poderes corporales y con la daga que recibo ahora suscribiré mi nombre con mi sangre en testimonio de ello, y si manifestare falsedad o debilidad en mi determinación, pueden mis hermanos y mis soldados compañeros de la milicia del Papa, cortar mis manos y mis pies y mi cuerpo de oreja a oreja, abrir mi vientre y quemar azufre en él y aplicar todos los castigos que se puedan sobre la tierra y que mi alma sea torturada por los demonios en el eterno infierno para siempre. Que daré mi voto siempre por uno
de los Caballeros de Colón, con preferencia a uno Protestante, especialmente
que a un masón, y que haré que todo mi partido haga lo mismo.
Que si dos católicos están luchando, me convenceré
quién defiende más
Que me proveeré de armas y municiones
a fin de estar listo, para cuando se dé la orden, o me sea ordenado
defender la Iglesia, ya como individuo o en la milicia del papa. Todo lo
cual, juro por la bendita trinidad y el Bendito Sacramento que estoy para
recibir, ejecutar y cumplir este juramento.
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