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México D.F. Sábado 28 de agosto de 2004
Presentó el pasado jueves en el Lunario
su más reciente álbum: Sweet & sour, hot y spicy
Ely Guerra ofreció un banquete melódico,
caliente y explosivo
La roquera coqueteó con el grunge, la quebradita,
el soul y trajo el recuerdo de María Greever
''Oigan, ¿qué les pasa? Ustedes con nada
se prenden. ¿O a qué vinieron, pues?'', llamaba al público
PATRICIA PEÑALOZA
"Esto que hago no es venir a presentarles un disco sino
el alma", reveló la guapa cantautora regiomontana Ely Guerra con
tono solemne pero sincero, la noche del jueves, cuando ofreció un
banquete melódico, caliente y explosivo, al presentar en sociedad
(medios, músicos, fans e invitados) su tercer álbum,
Sweet & sour, hot y spicy, en un Lunario atiborrado de oídos
y corazones hambrientos por apreciar sus intensos sabores.
Desde el preámbulo fueron apareciendo personalidades
como Emmanuel del Real y Joselo Rangel, de Café Tacuba; Saúl
Hernández, de Jaguares; Sabo Romo, Natalia Lafourcade y demás
roqueritos; actrices, actores, diseñadores de moda, diyéis,
periodistas, comunicadores, personal de disqueras, de emisoras de radio...
Todos con la expectativa de presenciar un momento definitivo en la carrera
de Ely Guerra, pues claramente se presiente que la fuerza que ahora mismo
carga, le está haciendo escalar un peldaño importante en
su proyección y reconocimiento.
Así, sabiéndose apadrinada, Ely inició
su tercer "bautizo social" con más éxito y eco respecto del
arranque de sus dos anteriores álbumes, con una de las más
bonitas canciones del Sweet &...: Mi playa, primero a
capella, luego con guitarra acústica, para cerrar en emotivo
crescendo.
Distintivos son los ritmos macizos y personales del baterista
Hernán Hecht; soulero y a veces sicodélico es su tecladista
Nicolás Santella; cumplidor aunque muy prendido es su bajista Ezequiel
Jaime Netri; elegante y virtuoso es el guitarrista de jazz Pancho Lelo
de Larrea. Pero sobre todo, suave y cachonda es la voz de Ely Guerra, cuyo
estilo ha variado para este disco, sustituyendo sus graves virtuosos por
aguditos tiernos, tipo murmullo en la orejita, ávida por embrujar
con sus acarameladas historias, más que enamoradas.
Los
platillos dulces prosiguieron con Quiéreme mucho, tema notoriamente
inspirado en Bésame mucho de Consuelo Velásquez; para
seguir con los ósculos, cantó Bésame, de estilo
funky, tipo película de acción de los años 70; más
arrumacos con El colchón. Harto histriónica, con su
guitarra acústica rosa al frente, blusa vaporosa del mismo color,
jeans, y su por ahora emblemático pelo afro de doble altura, Ely
al cantar, cuando no toca, extiende sus brazos en cruz como alzando el
vuelo, como expandiendo sus notas e imágenes placenteras, donde
las bocas y los besos dejan todo el ambiente ensalivado. Los aplausos van
subiendo de tono, el recibimiento es cálido.
El plato salado viene con el recuerdo del mar, y en inglés
cantaPuerto Vallarta, mas antes dice: "el inglés puede ser
soso, monosilábico, pero también puede sonar cabrón;
esta canción para mí implica un momento muy sexy". Su voz
y movimientos entregados son como de seda, oscilan etéreos. Además,
su expresividad no se pasa de condimentada, para ubicarse en el punto medio,
como debe hacer toda buena cocinera.
Viene un intermedio en que dos chicas con peinado afro,
en bikini mínimo, ofrecen trufas y chocolates a los presentes. Regresa
Ely con Tu boca, tranquilita de larga duración acerca de
la cual dice antes: "Ojalá tengan a alguien a quien amar, y que
tengan más de sweet (dulce) que de sour (agrio); espero
sean capaces de ser vulnerables como yo lo soy...".
Pa-ra-ti le merece gran ovación. Lucrecia
y Rigoberto, con destellos de quebradita, dice ella, lleva a mover
algunas caderas; aun así, el público prefirió permanecer
sentado toda la noche. Vino la grunge Más bonita, muy aplaudida.
Con todo, Ely esperaba aun más entrega de su público: "Oigan,
qué les pasa, ustedes con nada se prenden... ¿o a qué
vinieron, pues?" Cierra con su tema más popular Tengo frío,
versión extendida, en el que sus estallidos de voz pulmonar emergen
entre saltos, espasmos y sacudidas de brazos; es muy claro que Ely lleva
el rock no tanto en sus vertientes musicales sino en su libertad, fuerza
y locura espontáneas, genuinas. Finaliza en encore con su
versión a batería y voz de Júrame, de María
Greever.
Cantar para salvarse a sí misma
Al finalizar el concierto, Saúl Hernández
comentó: "Veo a una Ely que va por una ruta muy personal; canta
tras verse en el espejo y eso es muy padre, pues está siendo 'muy
ella'. No es pretenciosa ni hace música para estar en el hit
parade sino para ser ella, cantar sobre lo que sueña, lo que
tiene y no tiene. Como compositor comparto esa relación con la música:
ella canta para salvarse a sí misma. Me da gusto ver a una mujer
reconociéndose de esa manera, con tanta fuerza."
Sobre el auge de las mujeres en el rock, dijo: "Podría
haber más, pero creo que las pocas que hay son muy contundentes.
Son mujeres que luchan mucho, que van haciendo su camino solas, lo que
las hace poderosas; hay en ellas una relación de independencia y
soledad que me parece admirable."
Por su parte, la novel Natalia Lafourcade se expresó
así: "Es una mujer muy auténtica, llena de luz. Es muy fuerte
toda su parte musical, le pone mucho sentimiento, es muy emocional y sus
rolas tienen mucho punch. Cuando habla entre canciones es
lindísima, sus letras son hermosas, muy poéticas... ¡soy
su fan!"
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