México D.F. Sábado 28 de agosto de 2004
La pedalista se olvidó de recriminaciones
y agradeció el apoyo de autoridades y empresas
Quiero que haya más gente como yo, indicó
la medallista Belem Guerrero
Dos récords nacionales y el campeonato mundial,
sus metas; paulatino, el cambio a pruebas de ruta
ABRIL DEL RIO
Lejos de autocondolerse por las dificultades que pasó
durante su preparación, Belem Guerrero agradeció el respaldo
que le habrían dado autoridades y empresas rumbo a la obtención
de la medalla de plata en la carrera por puntos de los Juegos Olímpicos
de Atenas 2004.
"No tengo muchas palabras; se me hace un nudo en la garganta,
y lo primero que quiero decir es que espero que les haya gustado, que me
siento orgullosa de ser mexicana, de ser de Nezahualcóyotl y de
representar dignamente al estado de México", expresó la ciclista
recibida ayer en el aeropuerto capitalino por tumultos de familiares, amigos
y trabajadores, así como por militantes perredistas del municipio,
que se trasladaron en dos autobuses y un turibús con mariachi.
Luego
de escuchar La Negra y Dianas que le tocaron otros mariachis
que la esperaban en el salón de usos múltiples de la terminal
aérea, Guerrero Méndez dijo sentirse todavía "en las
nubes. No he caído todavía. Espero nada más ser la
misma Belem y, más que todo, quiero comentar el agradecimiento a
todos los medios de comunicación que siempre me han ayudado, aparte
de las empresas que siempre han estado conmigo, porque nunca me han dejado
de apoyar", subrayó.
Indicó que más allá de pensar si
en México se creía o no en su capacidad, "yo solamente quería
hacer mi mejor esfuerzo. El resultado fue fenomenal y me siento bien contenta
de enseñarles que se logró, que se puede, y que no solamente
yo, sino que primero fue Ana (Guevara) la que me enseñó el
camino, y de ahí en adelante seguimos Oscar e Iridia (Salazar) y
yo".
La pedalista se mostró consciente del impacto que
podría tener su logro como ejemplo entre la juventud, en torno a
lo cual comentó que no sólo quisiera proyectarse hacia los
jóvenes, "sino a todos los mexicanos: les diría que podemos
lograr todo lo que nos pongamos en mente, en meta, y forjarnos un amplio
criterio.
"A mí me hizo mi madre y mi padre forjarme en lo
que yo quería, con buen carácter, y espero que eso lo hagan
todos los mexicanos. Me encantaría que mi resultado lo pusieran
como ejemplo, y que otros dijeran: 'yo quiero mejorar eso', porque quiero
que haya más gente como yo".
Las palabras de Belem no se escucharon petulantes, prueba
de ello es que, más adelante, la pedalista de 30 años envuelta
en fama reveló sus temores: "El futuro es incierto, pero lo que
más temo en la vida es no reconocer a la gente humilde y sencilla.
Quiero ser la persona más sencilla que se pueda, y eso es lo que
más miedo me da ahorita; que pueda estar en lo alto y no pueda saber
bajar de ello".
Cuádruple medallista en campeonatos mundiales (una
plata y tres bronces) desde 1997, Belem tomará un descanso aproximado
de un mes; luego valorará con su entrenador, el cubano Oscar Echavarría,
el camino que seguirá en su propósito de concentrarse en
pruebas de ruta, el que -adelantó- deberá ser paulatino.
"La mayoría de mis metas se han logrardo, solamente
me faltan tres cosas: intentar imponer un récord nacional de persecución
individual, el de la hora y, si se me da, el Campeonato Mundial, que es
en lo que siempre he estado trabajando, y no se me ha dado".
Con la medalla en el cuello, y la corona de laureles que
apreciaba entre sus manos, la pedalista señaló que tanto
el cuadro de la bicicleta a la que le tuvo que agregar monedas para alcanzar
el peso reglamentario, como las ruedas y el casco, las donará a
"un lugar" para ser exhibidas, aunque dijo que más adelante dará
detalles acerca de la escuela que planea establecer en Nezahualcóyotl,
con la cual iniciaría el festejo de su logro.
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