México D.F. Sábado 28 de agosto de 2004
Trabajador pide intervención de Presidencia; ésta lo canaliza a la dependencia que lo cesó
Lo despiden de Pemex; se negó a ser oreja
FABIOLA MARTINEZ
El 8 de octubre de 2003 Leopoldo Jesús Ascencio Enríquez, empleado de limpieza en un hospital de Petróleos Mexicanos (Pemex), informó al presidente Vicente Fox que era objeto de ''acoso laboral''. No recibió respuesta. Siete meses después fue despedido por haber cometido una presunta falta administrativa.
Ante una segunda misiva al Ejecutivo, ahora para pedir al mandatario su reinstalación, la coordinadora de la Red Federal de Servicio a la Ciudadanía de la Presidencia de la República, Laura Carrera Lugo, respondió que habían enviado una copia de petición a Pemex, ''a fin de que ahí se vea la forma de poder ayudarle''.
Es decir, sólo remitieron la petición a la misma dependencia en la que fue autorizado el despido. ''Le agradeceré se sirva comunicarnos la resolución correspondiente del caso'', solicita Carrera al titular de Pemex, Raúl Muñoz Leos.
Esa fue la respuesta de Los Pinos a una extensa carta emitida por Ascencio Enríquez, en la cual argumenta que hechos que se le imputan ocurrieron un día en el que no se presentó a laborar, debido a que en esa fecha (12 de abril) se hallaba suspendido.
El ex empleado de Pemex, con 13 años de antigüedad y cabeza de una familia de esposa y tres hijos, afirma que su despido obedeció a un ''choque'' con Maritza Flores González, encargada del Departamento de Recursos Humanos en el Hospital Central Sur de Alta Especialidad de Pemex-Picacho.
Los roces con su jefa iniciaron cuando Ascencio se negó a ''hacerla de oreja'' para informar sobre las actividades del sobrino del doctor Víctor Manuel Vázquez Zárate, gerente de Servicios Médicos de Pemex. ''Cuando me negué a darle cuenta de los movimientos del sobrino del doctor, me amenazó: 'acuérdate dónde estoy y quién soy yo'''.
Durante la confrontación con Flores González y en el momento del despido, el 19 de mayo pasado, los representantes del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana no intervinieron; ni siquiera acudieron a la investigación que se realizó en contra del empleado de intendencia. ''Sólo me dieron largas y hasta se ofendieron porque le envié la carta al presidente Fox''.
Por lo pronto la demanda por despido injustificado fue depositada en la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, donde los procesos tardan, en el mejor de los casos, un año en resolverse.
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