México D.F. Sábado 28 de agosto de 2004
El país, imposibilitado para recaptar a miles de estudiantes especializados en el extranjero
Se intensificó en 30 años la fuga de cerebros: experta
LAURA POY SOLANO
En los 30 años recientes miles de alumnos de posgrado que cursaron estudios de especialización en el extranjero no regresaron al país ante la falta de oportunidades laborales y académicas para continuar con sus investigaciones, lo que ha generado un impacto "negativo" para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en México, aseguró Heriberta Castaños-Lomnitz, experta del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en el estudio del fenómeno de la fuga de cerebros.
Con una erogación aproximada de mil dólares mensuales por cada becario que se traslada al extranjero, sin incluir costos de inscripción en los centros educativos, transporte y seguro médico del alumno, agregó que la falta de una planeación adecuada y una visión de Estado para atender las demandas educativas ha permitido que "la mayoría de quienes estudian en el extranjero no regresen al país, lo que impide no sólo el crecimiento de los cuadros de alto nivel, sino la renovación de la propia planta de investigadores".
Se estima, indicó, que de cada mil becarios sólo regresan al país 200, pues carecemos de la infraestructura que permita captar nuevamente a estos estudiantes y hacer atractiva una carrera docente o de investigación en las universidades nacionales, a lo que se suma "la falta de interés de las empresas por abrir espacios laborales de alto nivel".
Los más afectados ante la falta de recursos económicos, afirmó, son los alumnos de ciencias "exactas", que por lo general "encuentran mejores condiciones de desarrollo académico y profesional en las universidades de España, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos", donde se estima que menos de la cuarta parte de quienes estudian en universidades de este país regresan a México.
En entrevista por separado, Iris Guevara González, también investigadora del IIE, especialista en economía de la educación y financiamiento a la educación superior, destacó que en México sólo dos de cada 10 jóvenes logran ingresar a una institución de educación superior, debido a que los recursos que se destinan para este rubro "no se han incrementado en los últimos 10 años e incluso permanecen estancados en niveles inferiores a los alcanzados en 1982, cuando se destinó 5.3 por ciento del producto interno bruto (PIB) para atender a 22 millones de estudiantes de todos los niveles educativos".
Señaló que para 2003, el gobierno federal sólo destinó 4.5 por ciento del PIB a la educación, "monto muy por debajo del máximo alcanzado en 1994, con 6.1 por ciento del PIB, que no representó un gran incremento debido al crecimiento de la matrícula escolar, que ese año alcanzó los 25 millones de estudiantes en todo el país".
Esta tendencia a disminuir los recursos económicos, tanto a la educación básica como superior, aseguró, implica que cada año se tengan menos recursos, pero más alumnos, pues tan sólo en 2004 más de 31 millones de alumnos acudieron a las aulas en los diferentes niveles educativos, "lo que genera una presión muy fuerte sobre el sistema educativo nacional".
Destacó que la disminución constante de recursos destinados a la educación, "los cuales no han tenido una recuperación sustancial desde 1982, tiene un efecto negativo no sólo en el financiamiento a la educación superior, sino en general en la calidad educativa, pues el creciente mercado de la educación privada carece de mecanismos que aseguren su calidad y pertinencia".
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