México D.F. Jueves 26 de agosto de 2004
Cantará el 3 de septiembre en el Teatro
de la Ciudad
En México no toda la música es de mariachis:
Susana Harp
ARTURO CRUZ BARCENAS
El trabajo de investigación etnomusicológica
de la cantante oaxaqueña Susana Harp es una lucha continua, tenaz,
contra la imagen folcloroide que se atribuye a las manifestaciones
culturales indígenas y, concretamente, a la tradición sonora,
"en la que se piensa que todo México es mariachi", expresó
en entrevista.
Recopila, indaga e interpreta una tradición musical
con seis siglos de historia. Abarca desde arrullos prehispánicos
hasta las composiciones contemporáneas e interpreta en siete lenguas
indígenas y en español.
Riqueza cultural inagotable
Directora de la Asociación Cultural Xquenda A.C.
-que apoyan intelectuales como Andrés Henestrosa-, que promueve
el trabajo basado en la tradición del tequio, de carácter
comunitario, tiene cuatro discos: Xquenda, en el que incluye canciones
representativas y poco conocidas de tres regiones de Oaxaca, en español
y zapoteco; Béele Crúu, continuación del anterior,
pero añadiendo el mazateco; Arriba del cielo, investigación
sobre los cantos de México a sus niños en seis siglos, sumando
el maya, mixteco y náhuatl, y Mi tierra.
Susana
Harp, quien cantará en el Teatro de la Ciudad el viernes 3 de septiembre.
Dijo: "La riqueza cultural que tenemos es inagotable. Podríamos
estar Lila Downs -también oaxaqueña- y yo, y 40 personas
más difundiendo el acervo durante mucho tiempo. En México
hay 62 lenguas vivas; sólo lo supera India. En Oaxaca, hay 16 culturas
indígenas; cada una con variantes dialectales. Somos una sociedad
pluricultural.
"Entonces, ¿por qué considerar que lo mexicano
sólo es el mariachi? Esa es una visión folcloroide.
Somos una sociedad pluricultural. ¿Por qué no cantar en nuestros
62 idiomas vivos? ¿Por qué sólo hablar de los indígenas
cuando nos referimos al pasado glorioso mexicano? Hay mayas y mixes vivos,
pero es como si socialmente los indígenas nos estorbaran. No sabemos
cómo incluirlos y los vemos como un gran problema.
"La gente se sorprende cuando escucha canciones en lenguas
indígenas, que son genéticamente muy fuertes o muy dulces.
Eso es algo tan obvio y tan invisible; hay un gran prejuicio, como si los
idiomas indígenas fueran algo naco. Toda la cuestión
indígena está complicada.
"Si me pongo un huipil o una ropa indígena existe
el prejuicio de que pertenezco a un partido socialista, o de que soy de
izquierda, o quién sabe qué, pero no tiene que ir junto con
pegado. Todo lo que estoy cantando tiene, en sí, un valor estético".
Para Susana, cantar en lenguas indígenas no presenta
el problema de la barrera del idioma. "Hay una necesidad de entrar a atmósferas
mucho más tranquilas, más espirituales, como cuando se escucha
a Madredeus. Es algo angelical y fuerte; no se necesita saber palabra por
palabra, sino captar un sentimiento".
-¿Qué es cantar, para usted?
-Es una necesidad. Es una gran relación conmigo
misma, pues me permite sentir cómo puede vibrar mi propio cuerpo.
Hay maneras de ir conectando cada parte del alma. La misma canción
puede tomar muchos colores o matices. Cantar es una gran oportunidad de
saberme viva y de estar feliz.
"Cuando descubrí que podía transmitir la
pasión que siento por mi tierra y mi país, pesó más
la necesidad de cantar. No es algo etéreo o hechizo, inventado.
Me siento como un portavoz de una noticia buena. He estado presente en
bodas, velorios, lunas de miel, ¡y me encanta saber que la gente
puede sentirse acompañada! Un disco tiene vida propia, agarra caminos
y ya no es mío".
Susana Harp en concierto, con el apoyo de la Secretaría
de Cultura del GDF. Teatro de la Ciudad, Donceles 36, Centro Histórico,
20:30 horas. Boletos: galería, 70 pesos; anfiteatro, 92; primer
piso, 138; luneta, 174 pesos; taquillas del teatro y Ticketmaster.
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