MEDIA OLIMPICA

Jenaro Villamil

Ana-Belem, entre los excesos y el contraste

EL MINUTO ELECTRIZANTE, tenso, que paralizó literalmente a la nación en torno a una pantalla de televisión (los ratings se dispararon a más de 25 puntos) y, específicamente, a las piernas de la velocista Ana Gabriela Guevara, sólo podrá ser explicado y digerido sociológica, anímica y mediáticamente, a partir de los excesos de los propios medios de comunicación mexicanos, en contraste con la mesura y la sangre fría de la propia atleta en su ronda de más de 11 entrevistas posteriores a la justa; de la sobreutilización publicitaria, comercial y política, del fenómeno Ana Gabriela, en contraste con la indiferencia previa que rodeó y ahora sorprende ante la segunda medalla de plata obtenida este miércoles por la ciclista Belem Guerrero; del hambre de triunfo y de figuras edificantes para una sociedad que se encuentra sumida en la desesperanza pública, en contraste con la saturación televisiva que orientó sus más de 520 horas de transmisión de Atenas 2004 a "el momento de la verdad", la carrera de los 400 metros femeninos, orillando a la nación a depender emocionalmente de ese momento.

POR CADA UNO de los excesos registrados tenemos, en contraste, la actitud digna de ambas atletas mexicanas que se enfrentaron a la enorme presión de un estado de ánimo social inducido mediáticamente. Frente al autoengaño del Presidente presto para adjudicarse el triunfo de Ana Gabriela Guevara como un acto de fe ("yo sé que no fue la de oro, pero fue como si hubiera sido para nosotros", declaró Vicente Fox en su enlace telefónico con la sonorense), tuvimos una sensata declaración de la corredora en el noticiario estelar de Televisa, conducido por Joaquín López-Dóriga: "sé perfectamente lo que a mí me costó esta medalla de plata... La que entra a la pista y la que compite soy yo. El resultado no lo voy a politizar ni vine a salvarle la corbata a nadie".

FRENTE AL PATRIOTISMO exprés de la mayoría de los comentaristas radiofónicos y televisivos que insistieron en frases de campaña política como "México unido en torno a Ana Gabriela Guevara" (Raúl González en Tv Azteca), o en imágenes de Pípilas virtuales como "esta mujer está cargando en este momento el país" (Javier Alarcón en Televisa), tuvimos el contraste de la propia Ana Gabriela Guevara, quien demostró su talento para comunicar al solicitar un simbólico silencio ante el graderío del estadio para concentrarse y reconoció en entrevista con José Cárdenas que ella no estuvo en sus mejores condiciones físicas, que "así de cruel es el deporte" y que Tonique Williams, la vencedora, "es hoy lo que yo era hace un año". Algunas pinceladas de mesura y profesionalismo se escucharon en los comentarios del velocista Carl Lewis, ganador de 7 medallas de oro y conocedor de lo que significa prepararse para este tipo de competencias, o de José Ramón Fernández, quien subrayó, una y otra vez: "la plata es buena en una competencia donde no habíamos ganado antes".

EL CONTRASTE ES todavía mayor entre lo sucedido con "la marca" Ana Gabriela Guevara y la "sorpresa" de Belem Guerrero, entre la obscena atención televisiva a la corredora y la indiferencia previa ante la ciclista. El martes las dos grandes cadenas televisivas en México tenían preparados sendos documentales de la sonorense -Ana del desierto, en Tv Azteca, y La historia de una campeona, en Televisa- con oportunos patrocinios comerciales de Telmex, Banamex, Infinitum, Liverpool, bebidas energéticas y otros productos que se colgaron publicitariamente la medalla de Guevara. Este miércoles, Tv Azteca y Televisa reaccionaron tardíamente al triunfo de Guerrero en las pruebas de ciclismo por puntos. La primera televisora prácticamente se apropió de la victoria de la mexiquense y lo narró como un asunto de suerte ("šLotería para México!", exclamó exhausto de sus gritos el comentarista de Canal 7), mientras que los conductores de Televisa no ocultaron durante la competencia sus reproches a Guerrero: "en Sydney 2000, Belem nos quedó a deber una medalla" o "es una ciclista de condiciones excepcionales aunque se le ha tachado de un poquito conservadora", afirmó Enrique Burak en Canal 5.

LO REAL DESPUÉS de ambas jornadas es que las medallas de ambas deportistas son más el resultado de su propio esfuerzo que de una política deportiva que depende cada vez más del dopaje mediático y menos de apoyos consistentes. Las figuras femeninas en el atletismo mexicano aún recrean la esperanza social que en otros ámbitos se ha vaciado, a menos que se crea que con apoyar la cacería de inmigrantes con balas de goma se promueve así, indirectamente, a los futuros velocistas mexicanos.

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