.. |
México D.F. Domingo 22 de agosto de 2004
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
¿Europa y Asia contra EU?
La inevitabilidad de una alianza
El declive de la potencia
Un nuevo centro estabilizador
AMUCHOS AMERICANOCENTRISTAS a
ultranza, acostumbrados al pensamiento unilateral, seguramente los perturbará
la osadía de reflexionar sobre el declive ineluctable de Estados
Unidos, ya no se diga abordar desde ahora sus exequias anticipadas, como
está ocurriendo en algunos centros importantes de estudios en el
seno de ese país. Al traslado de dominio del centro geopolítico
de gravedad de Estados Unidos a Asia, que abordó James F. Hoge Jr,
editor de la influyente revista Foreign Affairs ("Cambio del poder
mundial en movimiento", julio/agosto de 2004), se agrega en forma impactante
el profundo y sereno análisis de W. Joseph Stroupe, quizá
uno de los mejores geopolitólogos del momento, quien adelanta la
"inevitabilidad de una alianza euroasiática" (GeoStrategyMap,
21 de abril de 2004), que ha sido retomado por Asia Times (19 de
agosto de 2004).
EN LA MISMA escuela de pensamiento geopolítico,
el concepto de una "alianza euroasiática" no deja de ser sumamente
audaz, cuando es sabido que desde antes de la Primera Guerra Mundial (PMG)
el padre de la geopolítica británica, Halford McKinder, creador
conceptual de la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN) y fundador de la London School of Economics, había formulado
el axioma anglosajón basado en la fractura continental euroasiática
para que prevaleciera la "potencia marítima" de Gran Bretaña,
lo cual no modificó mayormente su sucesor, Estados Unidos, y explica
en gran medida los objetivos geoestratégicos de la PMG, la Segunda
Guerra Mundial, la guerra fría y la posguerra fría,
hasta el hito del 11 de septiembre: impedir una alianza entre Alemania
y Rusia, o entre Europa y China o India, ya no se diga entre ellos.
EN UNA ENTREVISTA con Le Monde (13 de julio
de 2004), el geoestratega Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional
del ex presidente Carter, si bien muestra preocupación por el odio
que ha cosechado la política exterior del presidente Bush en todo
el planeta, no parece inmutarse ante la existencia de un sucesor viable
de la otrora superpotencia unipolar que seguiría ejerciendo su hegemonía
en forma multipolar de aquí al año 2050. Lo sorprendente
del impactante análisis de Stroupe radica en la azorante velocidad
del declive de Estados Unidos, que sería en "pocos meses", ni siquiera
de años, lo cual permitirá, desde luego, cotejar lo cierto
de sus asertos temerarios pero nada descabellados: "¿Cómo
sabemos que el detonante ocurrirá pronto, con toda probabilidad
en algunos meses, quizá este otoño, cerca de las elecciones
presidenciales en ese país? Porque podemos medir la intensidad de
las fuerzas y la rapidez del movimiento de los eventos que actualmente
presionan en forma terrible y creciente al orden internacional (...) en
relación con los cambios de placas tectónicas en la historia,
de forma tal que el actual orden internacional no puede soportar las presiones
por mucho tiempo. El lapso hasta que el cambio masivo de las placas tectónicas
ocurra debe ser medido en meses, no en años. La inminencia de una
alianza euroasiática como nuevo centro de poder será verdaderamente
impresionante, como resultado del reordenamiento de las cosas en la geopolítica
y la economía global".
EL DECLIVE ESTADUNIDENSE ha favorecido el acercamiento
entre Europa y Asia como "nuevo centro estabilizador del mundo", lo cual
lleva a un cambio colosal de los centros de poder: "existen fuerzas de
atracción mutua que jalan a Europa y Asia en forma conjunta. Además,
el creciente vacío de poder, debido al declive económico,
diplomático y militar estadunidense, aunado a una oposición
creciente a su cada vez mayor política exterior unilateral y militarizada,
alimenta un amplio y acelerado realineamiento de estados en la masa territorial
euroasiática, donde éstos prosiguen una creciente independencia
de Estados Unidos y un acercamiento más estrecho entre los socios
euroasiáticos". Por lo visto, Stroupe da por hecho que todo mundo
sabe que uno de los mayores intercambios geoeconómicos del planeta
se genera entre Francia y Alemania, con el "triángulo estratégico"
de Rusia, India y China (concepto geoestratégico acuñado
por el ruso Evgeny Primakov, en 1998).
PARA STROUPE, "HA quedado claro que Estados Unidos,
la última superpotencia, no puede dictar y controlar los eventos
globales y regionales como solía hacer. Pese a su exagerado poderío
tecnomilitar, no puede controlar los eventos en Irak o Afganistán
para aportar estabilidad y paz. Los asuntos en esos dos países se
mueven hacia una mayor inestabilidad y caos. Este hecho trae implicaciones
y repercusiones regionales y globales. El aura de la omnipotencia virtual
estadunidense, apoyada por su inigualable poder militar, ha sido severamente
mancillado y se está colapsando. Para el mundo entero, se exhibe
ampliamente la inhabilidad militar de la última superpotencia para
someter y controlar en forma efectiva, en la fase de posinvasión,
a dos pequeños y relativamente insignificantes poderes: Irak y Afganistán".
TOMEMOS UN RESPIRO ante el apabullante diagnóstico
de Stroupe, quien percibe perfectamente el desarrollo del declive unipolar
a partir de Afganistán e Irak, pero cuyo epifenómeno se dejó
palpar desde la huida poco graciosa de los marines en Somalia, sin
soslayar las graves tensiones que suscitó con Rusia y China el "cambio
de régimen" en Serbia, en 1998. Que Estados Unidos ya no controla
los eventos es más que cierto, a la luz de los fracasos acumulados
hasta en su patio trasero: en el cono sur, donde cunde la revuelta contra
la imposición unilateral del tóxico decálogo neoliberal
del "consenso de Washington". Lula, Kirchner y Chávez, presidentes
de las tres principales potencias sudamericanas (medido por su producto
interno bruto -PIB-), representan la manifestación multiforme, en
diferentes tiempos y gradientes, de la insurgencia latinoamericana en contra
del cataclismo neoliberal apadrinado por la codicia depredadora estadunidense.
Para quedarnos en el "hemisferio americano", en Canadá -socio de
Estados Unidos en el G-7, la OTAN y el TLCAN- la mayoría de sus
jóvenes ilustrados consideran que el presidente Bush constituye
la mayor amenaza para el género humano. Desde luego que desde el
saqueo de las joyas milenarias del inicio de la civilización universal
resguardadas en el Museo de Bagdad, hasta las torturas paradigmáticas
en Abu Ghraib, "el aura de la omnipotencia virtual" de ese país
"quedó mancillada" en forma indeleble, y la insurgencia nacionalista
religiosa, de los sunitas en Falluja y ahora de los chiítas en Najaf,
puso en evidencia la ciega y estéril fuerza tecnomilitar de los
marines, quienes no pueden imponer su voluntad como antaño:
"los pasados dos años", siempre según Stroupe, "han demostrado
los verdaderos límites reales del poder militar en general, y del
poder militar en particular. De ahí que el declive del poder militar
estadunidense sea tanto real como percibido. Es real porque carece de las
fuerzas suficientes que tuvo, está sobredesplegado y sobrextendido
en sus compromisos militares, y en formas variadas ha mostrado su notoria
vulnerabilidad a métodos asimétricos de ataque. Su declive
es percibido porque su anterior aura de invencibilidad ha sido removida.
Tanto la percepción y la realidad de la agonía militar estadunidense
es inmensamente importante, porque le brinda a varias naciones segundos
pensamientos profundos sobre acuerdos militares, nuevos o continuados,
con Estados Unidos. También estimula a algunas naciones a comprar
armas y adoptar estrategias (incluyendo la creación de alianzas)
destinadas a contrarrestar, inclusive a disminuir, la influencia militar
de esa nación en sus regiones".
AHORA SE ENTIENDE la dimensión del redespliegue
del ejército estadunidense, de 70 mil efectivos y 100 mil en Europa
y Asia, y que Stratfor (18 de agosto de 2004) intenta edulcorar como producto
de un "castigo a Alemania" y para "tener ventaja de la tecnología
militar del siglo XXI en una rápida movilización". Lo real
es que el "triángulo estratégico" de Rusia, China e India
ha aumentado su gasto militar en proporción al PIB, y en recientes
juegos de guerra la fuerza aérea de India, dotada de aviones rusos
Sukhoi (sin necesidad de emplear los Mirage franceses, considerados
los mejores del mundo), venció a la de Estados Unidos. No faltan
estrategas que vislumbran que India deberá formar una alianza con
China para frenar a Washington. A Stroupe no se le escapa que "la nueva
filosofía opera muy bien para aquellos que la adoptaron y que está
carcomiendo progresivamente el poder de Estados Unidos y colocándolo
en las manos de poderes más débiles que están aprendiendo
a actuar en forma colectiva, a formar alianzas benéficas y significativas
para requilibrar y aún contrarrestar el dominio global estadunidense".
Abunda lo archisabido sobre el declive de ese país en los ámbitos
económico y diplomático, en los que cada vez se aísla
más del concierto de las naciones civilizadas, con mayor ahínco
en el seno de la OTAN y de la Unión Europea (UE): "en todos los
parámetros de medición, Estados Unidos quedó devastado
de su otrora poderío militar debido, en gran medida, a la dilapidación
alocada de su gran poderío", que ha orillado a nuevos realineamientos
y alianzas en el mundo, "impensables hace unos años". A su juicio,
las potencias de Europa y Asia se preparan en "forma significativa e intencionadamente
independiente de la economía estadunidense" a la eventualidad del
"colapso del dólar". Resalta que la "UE y Rusia prosiguen su cooperación
económica estratégica, aun con aquellos países catalogados
como 'villanos' por la Casa Blanca, los vínculos económicos
estratégicos entre Europa, Rusia y Asia se han vuelto rápidamente
muy extensos". Le concede una enorme importancia a Rusia como vínculo
entre Europa y Asia (que Bajo la Lupa denominó "país pivote"
del nuevo orden mundial en gestación). Los tiempos corren vertiginosamente
y respecto de la tesis de Stroupe, De Defensa (19 de agosto de 2004), centro
estratégico de pensamiento europeo, aduce que desde su invasión
a Irak, a despecho del orden internacional que despreció, "Estados
Unidos se convirtió en el principal y más poderoso 'Estado
canalla' del planeta, del que hay que cuidarse y desconfiar".
|