México D.F. Domingo 22 de agosto de 2004
LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO
José Agustín Ortiz Pinchetti
Juegos de guerra
LA BATALLA QUE libra el Presidente de la República para lograr el desafuero de Andrés Manuel López Obrador parece tener como objetivo obvio regresar a la doctrina de la democracia selectiva de Carlos Salinas de Gortari, de la que fue víctima el propio Fox. En este tipo de democracia, el Presidente decide quién puede competir y quién no, quién puede ganar y quién no. Al eliminar al competidor puntero que representa una tendencia reformista moderada, se hace evidente que los herederos de Fox serán cualquiera de los dos partidos conservadores, su propio partido o el PRI, en la versión que encabeza Roberto Madrazo.
TODO PARECE INDICAR que se está avanzando en un acuerdo que permita el desafuero. El Presidente hizo un llamado a los diputados de su partido para que desaforaran al jefe de Gobierno, a pesar de que ni siquiera se han analizado las pruebas ofrecidas por las partes en la sección instructora de la Cámara de Diputados. Este tipo de instrucciones son iguales a las que los presidentes de la República daban a la fracción priísta en el pasado. La diferencia es que el PAN está en minoría en la Cámara y tendrá que asociarse con otras fracciones para poder sacar contra viento y marea de la opinión pública la resolución de procedencia. Necesita por lo menos 85 votos del PRI o de otras conformaciones.
EL DIRIGENTE NACIONAL del PRI, Roberto Madrazo, ha hecho declaraciones ambiguas en contra del "linchamiento" y sostiene que los legisladores de su partido votarán con "libertad de conciencia" y apegados a la "legalidad". Pero todo mundo sabe que Madrazo va a imponer su decisión a una parte sustancial de su bancada para que vote el desafuero si esto significa la eliminación de López Obrador, quien seguramente sería su principal contrincante en caso de que ambos llegaran a ser candidatos. Según las encuestas, el PAN está perdiendo fuerza. El PRI tiene una organización nacional sólida. Los mexicanos tenemos que enfrentarnos a la idea de que Roberto Madrazo sea el próximo presidente y que lo acompañen en su gabinete personajes de la talla de José Murat, Carlos y Jorge Hank Rhon, el senador Gamboa Patrón y Ulises Ruiz.
ES CURIOSO QUE tanto el PAN como el PRI estén recurriendo a una declaración de veneración por el estado de derecho. Como apuntó el jurista Diego Valadés, todos los actos despóticos se enmascaran en un discurso legalista. Me parece curioso: Vicente Fox invoca a los fundadores del PAN, que pasaron décadas enteras luchando por una democracia abierta, cuando él se propone cerrar la naciente democracia mexicana.
NO ME RESULTA claro si los que están promoviendo abierta o veladamente el desafuero han medido bien las consecuencias. Puedo entender que "racionalicen" diciendo que cualquier medio para detener a un "populista" es válido, y que finalmente ellos, cuando estén en el poder, crearán los espacios para una izquierda verdaderamente civilizada. En el fondo, me parece que una posición cínica como la de Otto Granados pondría las cosas en su verdadera dimensión: la única justificación es eliminar a un competidor aventajado. Granados no hace explícito el verdadero motivo: defender la impunidad de los grupos de interés.
LAS ENCUESTAS RECIENTES nos confirman que la mayoría de los posibles electores de 2006 no considerarían legítimas las elecciones si no compite Andrés Manuel. Otra clara mayoría indica que la gente no cree en que en el proceso se esté defendiendo el estado de derecho, sino que es una "maniobra de políticos". Podrían algunos hacerse la ilusión y pensar que la población sigue viviendo en el conformismo apático de hace décadas. Pero quien lea los periódicos sabe que las muestras de inconformidad se van multiplicando. Nuestra población está agraviada por muchos años de decadencia económica. Sería muy interesante que los politólogos empezaran a analizar dos fenómenos que coinciden: el aumento de la inconformidad y la descomposición evidente del sistema actual de partidos. El Presidente debe saber, ya que está muy informado, que podríamos tener una crisis de final de sexenio que dejaría reducidas a modestas anticipaciones las crisis que hemos padecido desde Luis Echeverría hasta Carlos Salinas. Pero no nos inclinemos hacia el catastrofismo y dejemos a los que pueden decidir estas cuestiones que asuman su responsabilidad. [email protected]
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