México D.F. Domingo 22 de agosto de 2004
Erróneo el plan foxista de desaparecer
la banca de desarrollo, opinan ante el Congreso
Se movilizan empleados bancarios contra la fusión
de Nafin y Bancomext
La dirigente del sindicato de Nacional Financiera, decidida
a llevar la protesta a las calles
FABIOLA MARTINEZ
Los trabajadores sindicalizados de los organismos que
integran la banca de desarrollo iniciaron una movilización contra
la pretendida fusión de Nacional Financiera (Nafin) y el Banco Nacional
de Comercio Exterior (Bancomext), anunciada por el presidente Vicente Fox
en la semana que concluye.
La
naciente estrategia sindical significa un plan de acción poco común
en este sector que se ha caracterizado por sus escasas o nulas acciones
colectivas en los últimos años, aun cuando en la década
de 1990 fueron afectados con miles de despidos, producto precisamente de
fusiones de instituciones de la banca comercial y de desarrollo. En 1995
había 120 mil empleados bancarios y actualmente el gremio no llega
a 60 mil afiliados.
En un amplio documento entregado al Congreso de la Unión,
los dirigentes de los sindicatos de empleados bancarios y de sus respectivas
asociaciones de jubilados advierten los riesgos de la citada fusión,
pero sobre todo "la gravedad" de que el Estado renuncie a su papel como
promotor de la economía.
En dos foros de análisis -celebrados en mayo y
julio pasados-, académicos, ex directivos de las instituciones referidas,
legisladores, integrantes de partidos políticos y dirigentes sindicales
coincidieron en que la propuesta de la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público (SHCP) que plantea fusionar o incluso desaparecer
la banca de desarrollo, constituye un plan erróneo, toda vez que
parte de argumentos relativos a la precariedad presupuestaria de las finanzas
públicas.
Causas de la crisis
Como en el caso del Instituto Mexicano del Seguro Social,
los dirigentes sindicales de la banca de fomento exigen al gobierno federal
analizar las causas de la crisis del sector bancario en general, pero sobre
todo tomar en cuenta que la banca comercial no atiende a los sectores productivos,
mucho menos a las empresas pequeñas y medianas ni financia proyectos
de inversión a largo plazo.
Entre 1996 y 2003 -dicen los líderes sindicales
a los integrantes de la LIX Legislatura- el financiamiento de la banca
comercial se redujo 48 por ciento, mientras que el año pasado el
financiamiento a la actividad productiva fue de apenas 18 por ciento.
A la banca de desarrollo, agregan, se le critica porque
ya no está cumpliendo con sus objetivos; quienes impulsan su desaparición
o reducción sólo esgrimen supuestos ahorros y la eliminación
de duplicidades; insisten en apostar que la eficiencia del mercado cubrirá
las necesidades de inversión social "pero los hechos los desmienten".
Aseguran que con el freno y debilitamiento del papel de
la banca de desarrollo el financiamiento de ésta cayó abruptamente
entre 1987 y 2003. A pesar de ello, la banca pública tiene mayor
participación en el crédito productivo.
De lo anterior, expresan a diputados y senadores, cabe
concluir que el problema de la banca de desarrollo no es de eficiencia
sino de proyecto. "La verdadera discusión es si un país con
más de 100 millones de habitantes puede ser viable con tantos millones
de pobres. El reto es propiciar condiciones de viabilidad y no permitir
que el Estado renuncie al papel de promotor de la economía".
María Luisa Velázquez, dirigente del Sindicato
Unico Nacional de Trabajadores de Nafin (Suntnafin), advierte que pelearán
por sus fuentes de empleo y en defensa de las instituciones de la banca
de desarrollo. "Si el riesgo es perder todo, de la misma forma lucharemos
con todo. Si es necesario trasladaremos la protesta a las calles", afirma
la dirigente, cuya organización literalmente se ha desmarcado de
la Federación Nacional de Sindicatos Bancarios, clasificada en el
apartado B del artículo 123 constitucional como la federación
única del sector.
"Cuando llegué a la secretaría general de
nuestro sindicato -noviembre de 2000- tenía dos caminos: defender
a la banca de desarrollo o, al final de mi gestión, recibir una
buena cantidad de dinero, olvidarme de la defensa de los trabajadores y
dar el brinco como funcionario de Nafin", expresa.
Con esa actitud, respaldada ahora por la Unión
Nacional de Trabajadores, afirma que aunque hasta el momento no existe
una iniciativa de reforma presentada de manera formal, salvo el proyecto
de fusión (Nafin-Bancomext) impulsado desde Hacienda, es necesario
fijar una posición en favor de la restructuración de este
sector pero con estricto apego a los objetivos que le plantea la normatividad
vigente.
"Los integrantes del gobierno foxista definitivamente
han perdido la visión de nuestra realidad como país. Pareciera
no importarles que las pequeñas y medianas empresas están
tronando y para revertir esta situación no basta con fusionar
dos instituciones", señaló.
En particular, los sindicalizados de Nafin han sido afectados
por los constantes programas de reducción de presupuesto, con un
desplome en la nómina de personal, al grado de que tan sólo
en noviembre pasado fueron liquidados unos 400 empleados. Actualmente subsisten
920 sindicalizados, cerca de 450 empleados como personal de confianza y
800 más subcontratados a través de terceros, como la agencia
Manpower, entre otras.
Los directivos de Nafin han definido como prioridad la
reducción en el costo de la nómina; sin embargo, agrega Velázquez,
nada dicen de los salarios que perciben los funcionarios (entre 150 y 200
mil pesos mensuales), mientras que el trabajador de base gana, como máximo,
13 mil pesos.
"Queremos dejar en claro que no nos oponemos a una restructuración
de las instituciones que integran la banca de desarrollo, pero ésta
debe partir de un cambio en las políticas que dicta la SHCP hacia
este sector, a fin de propiciar que la banca de desarrollo cumpla con sus
objetivos; pero, en definitiva, rechazamos una fusión atrabancada",
señaló en entrevista la dirigente del Suntnafin.
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