México D.F. Sábado 21 de agosto de 2004
La memoria histórica, fundamental para
la humanidad, dice nieto del revolucionario
La campaña contra Trotsky, una de las "mayores
falsificaciones de la historia"
Remodelan y dan mantenimiento a la casa museo dedicada
al dirigente soviético
ARTURO JIMENEZ
Aunque la figura del dirigente soviético León
Trotsky cuenta con reconocimiento a sus aportes intelectuales y políticos
en la mayoría de los países del mundo, en Rusia su imagen
pública aún se encuentra afectada por la campaña y
persecución del régimen de José Stalin en su contra.
"Fue tan falsificada su trayectoria, tan inundada de mentiras,
tan borrada su persona de los libros, que todavía es muy difícil
para un historiador, dentro de Rusia, reconstruir la verdad. Por muy objetivo
que quisiera ser, siempre estará impregnado de prejuicios y de imágenes
falsas.
"La
campaña en su contra fue una de las más grandes falsificaciones
de la historia que se han visto, lo cual es un crimen contra la humanidad.
La verdad y la memoria histórica son fundamentales para la humanidad,
para construir su futuro."
Trotsky, cuyo nombre original fue Lev Davidovich Bronstein,
fue "el más implacable juez y crítico de la burocracia rusa",
afirma su nieto Esteban Volkow Bronstein, quien radica en México
desde los 13 años y llegó a este país del exilio familiar
en Francia en 1939, un año antes de que asesinaran a su abuelo en
Coyoacán.
"Tan es así que aún después de varios
cambios de gobierno: Stalin, Kruschov, Breshnev y aún con Gorbachov,
todavía seguían falsificando y denostando la imagen de Trotsky.
El fue el enemigo jurado de la burocracia soviética, de la famosa
nomenclatura."
Sin embargo, Volkow Bronstein dice que tras la caída
del régimen soviético y aunque todavía existe un perfil
alterado del líder revolucionario, "hay un gran cambio": se han
publicado obras suyas y sobre él, hay conferencias, estudios.
Esteban Volkow Bronstein habla durante la inauguración
ayer de la primera etapa de los trabajos de remodelación y mantenimiento
de la "parte moderna" de la sede del Instituto del Derecho de Asilo Museo
Casa de León Trotsky, AC, de cuyo consejo consultivo forma parte
(La Jornada, 20 de agosto de 2004).
Con fachada, pisos y paredes renovados, en la ceremonia
estuvieron presentes Javier Wimer, presidente del consejo consultivo de
dicha asociación; el director del museo casa, Carlos Ramírez
Sandoval, además de la actriz Jesusa Rodríguez y el investigador
Adolfo Gilly.
El acto fue encabezado por Miguel Bortolini, titular de
la delegación de Coyoacán, la cual financió los trabajos
con 838 mil pesos y, para 2005, previa autorización de los institutos
nacionales de Antropología e Historia y de Bellas Artes podría
aportar 750 mil más para una segunda etapa, que ahora sí
incluiría la casa donde vivió y fue asesinado Trotsky y que
en 1982 fue declarada "monumento histórico".
Una familia perseguida
Esteban Volkow Bronstein es hijo de Zina Aída,
la hija mayor de León Trotsky, quien tuvo a ésta y a Nina
en su primer matrimonio con Alexandra Sokolovskaya, y luego a Serge y León
con Natalia Sedova, su segunda esposa.
Esteban no es el primer nieto del líder soviético,
pero sí el mayor aún vivo. Hay otra nieta menor, que vive
en Estados Unidos, "pero está totalmente alejada de la política".
A muchos familiares se les ha perdido la pista porque
la única forma de sobrevivir era "borrar toda huella y nexo con
Trotsky". Sin embargo, otros familiares y gente cercana al dirigente y
a Lenin fueron asesinados o enviados a Siberia.
Nacido en Ucrania y luego de haber vivido en Francia,
el adolescente Esteban llegó a México en 1939 y presenció
el ataque del grupo de David Alfaro Siqueiros. En el segundo ataque, el
de Ramón Mercader, llegó de la calle a los cinco minutos
de sucedido.
"Recuerdo a Mercader detenido por los policías,
aullando, chillando. Siempre me acuerdo, en contraste, lo que eran los
héroes estalinistas al lado de los trotskistas que morían
fusilados en los campos de Siberia, clamando vivas a Lenin y a Trotsky
y cantando la Internacional. Eran diferentes las clases de personas."
Por eso es que, agrega, Trostsky aceptó la muerte
como "un riesgo calculado", con calma. "Sabía que tarde o temprano
iba a caer en la lucha. Muchas veces lo dijo: cuando un hombre ha cumplido
su misión en la vida, morir no es ningún problema".
Unico testigo vivo
Volkow Bronstein comparte: "Viví un año
aquí en esta casa, con el abuelo, y estuve presente durante la acechanza
de la dictadura estalinista en su contra. Soy el último testigo
vivo de este capítulo histórico.
"Era un hombre de una vitalidad y dinamismo extraordinario,
optimista y amante de la vida. Era caluroso y fraternal con todos sus camaradas.
Tenía sentido del humor pero era muy disciplinado y de una inteligencia
realmente notable.
"Conmigo era cariñoso, aunque no tenía mucho
tiempo para departir con su nieto. Era una figura paternal para mí.
Cuando desapareció dejó un vacío grande."
Ingeniero químico de profesión y casado
con una mexicana, ya fallecida, Esteban Volkow Bronstein tiene cuatro hijas:
una escritora, dos médicas y una economista, así como cinco
nietos.
"La misión de la familia es velar por la conservación
de este lugar histórico. Esa fue también la voluntad de la
abuela Natalia, quien siempre se preocupó por ello", concluye.
Una oportuna ponderación de la figura del dirigente
revolucionario tendrá lugar con la conferencia magistral León
Trotsky: lo aún actual y lo superado, que Guillermo M. Almeyra Casares
dictará este martes 24, a las 19 horas, en el auditorio del museo
(Río Churubusco 410, colonia del Carmen Coyoacán).
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