México D.F. Sábado 21 de agosto de 2004
Leer un video
Segunda parte: Dos fallas
Bueno, de acuerdo, estoy siendo demasiado generoso con
el espejo. Pero no me refiero a que sólo hayamos tenido dos fallas,
errores o faltas ("fallos" dicen acá) en el primer año de
actividad de los caracoles y las Juntas de Buen Gobierno, sino que
se trata de dos faltas que ya parecen ser crónicas en nuestro quehacer
político (y que contradicen flagrantemente nuestros principios):
el lugar de las mujeres, por un lado, y por el otro, la relación
de la estructura político-militar con los gobiernos autónomos.
Para quienes han estado en contacto con los caracoles
o con las Juntas de Buen Gobierno habrá muchos más, pero
una parte de ellos se debe a la dinámica de la resistencia, otra
parte consiste en errores que ya están, cuando menos tendencialmente,
en proceso de solución, y una parte más son errores que no
lo son (o sea que son a propósito).
Hay otros errores que no estoy seguro si se deban a algo
que tenga que ver con la guerra, la resistencia, la clandestinidad. Está,
por ejemplo, nuestra ya tradicional descortesía. Es común
que quien llegue a los caracoles e intente hablar con la Junta de
Buen Gobierno, pase un buen tiempo esperando a ver si se le recibe o no.
También es frecuente que se manden preguntas y la respuesta no llegue
("siquiera deberían contestar que no van a contestar", suplicaba-regañaba
una sociedad civil).
Puede
sonar gracioso, pero para alguien que a veces cruzó un océano
(y no metafóricamente) para llegar a nuestros suelos, no es nada
chistoso que no se le reciba. Yo creo que es el "modo" de acá, pero
ya se está resolviendo; ahora hay una comisión que, mientras
la Junta de Buen Gobierno se pone a modo, atiende a todo el que llega (siempre
y cuando no sea del gobierno federal). Sin embargo, el funcionamiento de
la llamada "comisión receptora" (formada casi siempre por miembros
del CCRI) no ha sido parejo en todos los caracoles y más
de un o una "sociedad civil" se ha quedado esperando. Pero créanme
que estamos atentos a que esto ya no se dé... o ya no tan seguido.
Por otra parte, se debe entender que estamos en un movimiento
en rebeldía y resistencia. Si a esto agregamos varias generaciones
víctimas de engaños y traiciones, se puede comprender la
desconfianza natural ante los nuevos visitantes, y que se pidan datos y
referencias que ayuden a esclarecer si el recién llegado trae buenas
o malas intenciones. Lo que algunos ven como tendencias burocráticas
en las JBG y los consejos autónomos son, en realidad, producto de
la dinámica del acosado y perseguido.
Otro "error", detectado por "sociedades civiles" y especialmente
por las organizaciones no gubernamentales que trabajan en las comunidades,
no lo es.
Me refiero a que los miembros de las Juntas de Buen Gobierno
cambian continuamente. Después de "guardias" que van de ocho a 15
días (según la zona) la junta es relevada; los que estaban
regresan a sus trabajos de consejo autónomo y otras autoridades
entran a dirigir en la JBG.
"Cuando ya nos entendimos con un equipo", dicen las "sociedades
civiles", "lo cambian por otro y hay que volver a empezar; no hay continuidad
porque se hacen acuerdos con una junta en una semana y a la siguiente ya
está otra junta diferente". Hay quien no entra en detalles y receta:
"las Juntas de Buen Gobierno son un desmadre".
Un "comisión de vigilancia" (equipo del CCRI encargado
de apoyar a la JBG en cada zona) me platicaba: "Estamos batallando mucho,
porque cuando un equipo ya va agarrando el modo de lo que deben ser los
trabajos de la junta, se cambia por otro equipo y hay que empezar de nuevo
a explicarle a los nuevos. No sólo, cuando ya pasaron todas las
autoridades autónomas, ¡zas!, hay cambio de consejo y otra
vez a darle".
Ustedes dirán que me paso de listo, pero la verdad
es que así está planeado.
Claro que el plan no es que las juntas sean, para usar
el término de las "sociedades civiles", un desmadre. El plan es
que el trabajo de la JBG sea rotatorio entre los miembros de todos los
consejos autónomos de cada zona. Se trata de que la tarea de gobierno
no sea exclusiva de un grupo, que no haya gobernantes "profesionales",
que el aprendizaje sea para los más posibles, y que se deseche la
idea de que el gobierno sólo puede ser desempeñado por "gente
especial".
En efecto, casi siempre que todos los miembros de un consejo
autónomo ya aprendieron lo que es el sentido del buen gobierno,
hay nuevas elecciones en las comunidades y cambian a todas las autoridades.
Los que ya habían aprendido se regresan a la milpa y unos nuevos
entran... y a recomenzar.
Si se analiza detenidamente, se verá que se trata
de todo un proceso donde pueblos enteros están aprendiendo a gobernar.
¿Ventajas? Bueno, una de ellas es que es más
difícil que alguna autoridad se pase de lista y, argumentando lo
"complicada" que es la tarea de gobierno, no informe a las comunidades
sobre el uso de recursos o la toma de decisiones. Mientras más sepan
de qué se trata todo, más difícil serán el
engaño y la mentira. Y mayor será la vigilancia que los gobernados
ejerzan sobre el gobernante.
Se dificulta también la corrupción. Si usted
logra corromper a un miembro de la JBG, tendrá que corromper a todas
las autoridades autónomas, o sea a todos los turnos, porque hacer
"trato" con sólo una no garantiza nada (la corrupción también
necesita "continuidad"). Cuando usted acabe de corromper a todos los consejos,
tendrá que volver a empezar, porque para entonces ya habrá
cambio de autoridades y lo que "arregló" con uno ya no funciona.
Así que prácticamente tendrá que corromper a todos
los habitantes adultos de las comunidades zapatistas. Aunque, claro, es
probable que cuando lo consiga, los niños ya habrán crecido
y entonces de nuevo...
Sabemos bien que este método dificulta la realización
de algunos proyectos, pero a cambio tenemos una escuela de gobierno que,
a la larga, dará frutos en una nueva forma de hacer política.
Además, este "error" nos ha permitido combatir la corrupción
que pudiera presentarse en las autoridades.
Tomará tiempo, lo sé. Pero para quienes,
como los zapatistas, hacen planes por décadas, unos años
no es mucho tiempo.
Otro "error", que no lo es, se refiere a que, a veces,
se acude a la Junta de Buen Gobierno para pedir una declaración
de apoyo a un movimiento o a una organización y no se satisface
la petición. O se invita a una JBG a actos políticos y se
rechaza la invitación. Esto no porque a la junta no le interese
apoyar o participar. Se debe, simple y sencillamente, a que a las Juntas
de Buen Gobierno no les corresponden estas acciones porque involucran a
todos los pueblos zapatistas, no sólo a los que están en
la jurisdicción de una junta, y las JBG no se pueden arrogar representaciones
que no les corresponden. Además, la mayoría de las veces
la solicitud o invitación se hace al EZLN, pero el EZLN es una cosa
y las juntas son otra cosa. Así que no se apenen, todos estamos
aprendiendo.
Contra lo que se pueda pensar, los errores que son nuestra
responsabilidad exclusiva son los más difíciles de resolver.
Decía, al inicio de esta segunda parte del video,
que una falla que arrastramos desde hace mucho tiempo se refiere al lugar
de las mujeres. La participación de las mujeres en las labores de
dirección organizativa sigue siendo poca, y en los consejos autónomos
y JBG es prácticamente inexistente. Aunque esto no es aporte del
EZLN a las comunidades, es también nuestra responsabilidad.
Si en los Comités Clandestinos Revolucionarios
Indígenas de zona el porcentaje de participación femenina
está entre 33 por ciento y 40 por ciento, en los consejos autónomos
y Juntas de Buen Gobierno anda en menos de uno por ciento en promedio.
Las mujeres siguen sin ser tomadas en cuenta para los nombramientos de
comisariados ejidales y agentes municipales. El trabajo de gobierno es
aún prerrogativa de los varones. Y no es que estemos en favor del
"empoderamiento" de las mujeres, tan de moda allá arriba, sino que
no hay todavía espacios para que la participación femenina
en la base social zapatista se vea reflejada en los cargos de gobierno.
Y no sólo. A pesar de que las mujeres zapatistas
han tenido y tienen un papel fundamental en la resistencia, el respeto
a sus derechos sigue siendo, en algunos de los casos, una mera declaración
en papel. La violencia intrafamiliar ha disminuido, es cierto, pero más
por las limitaciones del consumo de alcohol que por nueva cultura familiar
y de género.
También a las mujeres se les sigue limitando su
participación en actividades que impliquen salir del poblado.
No se trata de algo escrito o explícito, pero la
mujer que sale sin su marido o sin sus hijos es mal vista y se piensa mal
de ella. Y no me refiero a actividades "extra zapatistas", en cuya participación
hay restricciones severas que también incluyen a los varones. Hablo
de cursos y encuentros organizados por el EZLN, las JBG, los municipios
autónomos, las cooperativas de mujeres y los mismos pueblos.
Es una vergüenza pero hay que ser sinceros: no podemos
aún dar buenas cuentas en el respeto a la mujer, en la creación
de condiciones para su desarrollo de género, en una nueva cultura
que les reconozca capacidades y aptitudes supuestamente exclusivas de los
varones.
Aunque se ve que va para largo, esperamos algún
día poder decir, con satisfacción, que hemos conseguido trastocar
cuando menos este aspecto del mundo.
Sólo por eso valdría la pena todo.
Lo que sí es "aportación" (mala por cierto)
del EZLN a las comunidades y a su proceso de autonomía, es la relación
de la estructura político-militar con los gobiernos civiles autónomos.
Originalmente, la idea que teníamos era que el
EZLN debía acompañar y apoyar a los pueblos en la construcción
de su autonomía. Sin embargo, el acompañamiento se convierte
a veces en dirección, el consejo en orden... y el apoyo en estorbo.
Ya antes he hablado de que la estructura piramidal jerárquica
no es propia de las comunidades indígenas. El hecho de que el EZLN
sea una organización política-militar y clandestina contamina
todavía procesos que deben y tienen que ser democráticos.
En algunas juntas y caracoles se ha presentado
el fenómeno de que comandantes del CCRI toman decisiones que no
les competen y meten en problemas a la junta. El "mandar obedeciendo" es
una tendencia que continúa topando con las paredes que nosotros
mismos levantamos.
Estas dos fallas requieren de nuestra atención
especial y, por supuesto, de medidas que las contrarresten. No se pueden
achacar al cerco militar, a la resistencia, al enemigo, al neoliberalismo,
a los partidos políticos, a los medios de comunicación, o
al mal humor que suele acompañarnos en las mañanas cuando
no está la piel que deseamos...
Y ya. Fui lo más breve posible porque, en la aceptación
de los errores propios, hay que ser tan parcos como extensos en las soluciones.
Vale. Salud y entiendo que no entiendan todavía.
Por eso había iniciado con el "paciencia, virtud guerrera".
Desde las montañas del sureste mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, agosto de 2004. 20 y 10.
P.D. ¿O sea que nos veíamos más bonitos
calladitos? Ni modos, decimos lo que pensamos y sentimos. ¿De cuántas
personas y organizaciones pueden decir lo mismo?
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