México D.F. Sábado 21 de agosto de 2004
Presidente de la CEM
Obispos católicos reclaman derecho a opinar sobre 2006
ALMA E. MUÑOZ
Desde ahora, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), José Guadalupe Martín Rábago, aclaró que frente a las elecciones de 2006, los pastores de la Iglesia mantendrán inamovible su desacuerdo con la "formación de grupos políticos que intenten usurpar el poder del Estado para establecer normas de conducta que denigran la dignidad de la persona humana".
En un comunicado, señaló que la determinación de exponer sobre el asunto responde a que los jerarcas católicos no pueden silenciar sus convicciones "por temor a cualquier represalia. (...) Hemos sido elegidos para proclamar la verdad y que ésta es una exigencia irrenunciable en el ejercicio de nuestro ministerio".
Nos encontramos, afirmó, a una "prudente distancia temporal que nos permite manifestar nuestras convicciones sobre temas delicados, sin provocar suspicacias ni malentendidos que luego son fuente de tensiones y acusaciones injustas". Los prelados tenemos derecho -agregó- a expresar con "toda claridad y valentía los criterios que deben orientar las decisiones políticas de los católicos en el ejercicio de sus derechos democráticos". Sólo en los regímenes totalitarios, apuntó, se impide "que se escuche otra voz que no sea la de quienes ejercen un poder autoritario y absoluto".
Mencionó que en consonancia con el magisterio de la Iglesia, y al amparo del derecho humano a la libertad religiosa -incluidos los tratados internacionales suscritos por México-, los integrantes de la CEM reiterarán su aprecio por los sistemas democráticos, siempre y cuando éstos se conduzcan bajo criterios éticos.
Tratándose de democracia, subrayó el obispo de León, Guanajuato, no basta con haber obtenido la mayoría de los votos en la urnas. Para los católicos es obligatorio ser coherentes con sus convicciones religiosas al momento de emitir su voto. "No puede serlo aquel que favorezca aspirantes o partidos que no garanticen los bienes más preciosos y necesarios para la sociedad, como la democracia y la equitativa distribución de obligaciones y derechos entre todos los ciudadanos, independientemente de su preferencia partidista".
Candidatos "honestos"
Un católico, remarcó el presidente de la CEM, "deberá elegir candidatos que sean honestos, capaces y reconocidos por su claro compromiso en la promoción y defensa de los derechos humanos, en particular el derecho a la vida".
De acuerdo con las enseñanzas de su religión, "la democracia también está sometida a las exigencias de la ley moral que brota de la misma naturaleza humana y que no es impuesta por la Iglesia, sino sólo proclamada e inculcada por ella".
El obispo Rábago dejó en claro que con miras al 2006, los pastores insistirán en sus llamados para que los gobernantes ejerzan el poder político "en referencia y respeto a la verdad". Recordó que el Papa Juan Pablo II sentenció que "si no existe una verdad última que oriente y guíe la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como lo demuestra la historia".
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