México D.F. Sábado 14 de agosto de 2004
Necesitamos paz, tolerancia y hermandad, fue
el mensaje del presidente del COI, Rogge
La tecnología revivió a la antigua Grecia
en la inauguración de los Juegos Olímpicos
El velerista Kaklamanakis sustituyó de última
hora a Kenteris para encender el pebetero
AFP, DPA Y REUTERS
Atenas, 13 de agosto. Con una espectacular ceremonia
de apertura que revivió los mitos de la antigua Grecia y la magia
de la tecnología del siglo XX1 fue inaugurada la edición
28 de los Juegos Olímpicos de Atenas, en la que el velerista Nikos
Kaklamanakis encendió un futurista pebetero.
Atenas, que estuvo a punto de perder la organización
de la justa hace cuatro años debido a preparativos caóticos,
levantó el telón del mayor espectáculo del planeta
con un toque decorativo ante una audiencia televisiva calculada en cuatro
mil millones de personas.
Los asistentes al estadio Spyridon Louis, entre ellos
mandatarios, realeza y políticos, permanecían callados en
sus asientos contemplando una celebración de amor y vida, mientras
una de las más grandes civilizaciones del mundo se desplegaba para
su admiración.
Tambores imitando el sonido de los latidos del corazón
humano retumbaron bajo las alas de vidrio de un estadio futurístico
ovalado que hace apenas unos meses no tenía techo ni asientos, pero
que esta noche lució repleto con 75 mil personas que tenían
ante sí un lago artificial situado en medio del escenario con un
niño en un barco de papel que flotaba.
En
una ceremonia que duró cuatro horas, Grecia mostró al mundo
su civilización y para ello hizo curiosamente uso de elementos muy
modernos mezclando el agua y el fuego, símbolos de fuerza y conocimiento,
para dar paso a un centauro, personaje mitológico, mitad hombre
y mitad caballo, que expresa la dualidad del ser humano con una parte intelectual
y otra física.
Después un atleta con una bandera blanca que tenía
la imagen de una rama de olivo recorrió la pista del estadio, haciendo
un viaje por los distintos juegos, cayéndose cuando se interrumpieron,
en los periodos de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
El primer momento culminante llegó cuando el presidente
griego, Costas Stefanopoulos, declaró inaugurados los juegos, tras
la bienvenida que ofreció Gianna Angelopoulos Daskalaki, encargada
del comité organizador, a los más de 10 mil 500 deportistas
de 202 naciones.
Bajo la maqueta de un árbol de olivos el presidente
del Comité Olímpico Internacional (COI) Jacques Rogge, dijo:
"Necesitamos paz, necesitamos tolerancia, necesitamos hermandad''.
También instó a los deportistas a que "nos
demuestren que el deporte une al hacer omiso de las barreras nacionalistas,
políticas, religiosas y de lenguaje'', y los convocó "al
juego limpio'' para erradicar el dopaje, flagelo que en la víspera
dio un duro golpe a Grecia luego de que el velocista estrella Costas Kenteris
habría dado positivo.
Kenteris, campeón olímpico en Sydney 2000,
era el principal protagonista para encender el pebetero y fue remplazado
de última hora por Nikos Kaklamanakis, medallista de oro en tabla
vela en los juegos de Atlanta 96.
El deportista colocó la llama en una especie de
brazo de unos 30 metros que se levantó lentamente en uno de los
extremos del estadio olímpico.
Fue una bienvenida épica con un acto extravagante,
en una época marcada por el temor al terrorismo, pero los griegos
confían hacer que el mundo se olvide de eso y otras penurias para
disfrutar 16 días de competencias.
Acto seguido comenzó el desfile de las delegaciones,
encabezados por el pesista griego Pyrros Dimas. La gran novedad fue el
cambio en el orden de salida determinado por el alfabeto griego y el primer
país en desfilar fue la isla caribeña de Santa (Agia) Lucía.
En los primeros juegos de verano desde los ataques del
11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, la celebración de las
proezas deportivas se realiza bajo el mayor operativo de seguridad
que se haya visto en Europa en tiempos de paz.
Poco antes de ingresar al estadio los espectadores debieron
someterse a varios controles, incluido un laberinto de barreras.
La policía griega formó un cordón
de seguridad alrededor ante el temor de un ataque, mientras un dirigible
sobrevolaba en los alrededores y desde lejos aviones y helicópteros,
así como misiles Patriot custodiaban la ciudad.
El derroche de lujo para la apertura representó
una victoria para los griegos que, pese a las dudas de propios y extraños,
pudieron conseguir tenerlo todo a tiempo.
Pero el precio saldrá muy caro. El costo de los
juegos es inmensamente superior a los de hace cuatro años en Sydney:
una friolera de 7 mil 200 millones de dólares, que inclusive podría
alcanzar los 12 mil, según algunos estimados.
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