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Las marionetas
del pene
Mario Reyes
Históricamente a la cultura occidental la
ha caracterizado la dominación del pensamiento judeo-cristiano,
el cual plantea la necesidad de castigar al cuerpo, de disociar los elementos
biológicos, sociales, psicológicos y espirituales que conforman
al ser humano y que dificultan el goce de una sexualidad libre de culpas.
En esta visión, el cuerpo es sinónimo de suciedad, maldad
y vergüenza.
Actualmente el temor a abordar este tema en público
es cada vez menor. Películas, obras de teatro, programas de radio
y televisión hacen esfuerzos por desmitificar la sexualidad humana
y derribar los tabúes que la rodean. Las marionetas del pene
es una puesta en escena en donde no se habla de penes, sino se trabaja
con ellos, y en la que un par de actores cuentan anécdotas en las
que sus genitales son los principales protagonistas.
La obra surgió en Australia en 1996 cuando David
Friend y Simon Morley escriben y desarrollan la idea en la que el pene
se presenta de una manera lúdica y divertida, capaz de romper con
los estigmas. Conforme avanza la representación, los espectadores
logran despojarse de prejuicios al tiempo que olvidan recatos y pudores,
propios de una sociedad que hasta el momento ha fracasado en la búsqueda
de un ejercicio sexual pleno y liberador.
Basada en el ancestral arte japonés del "origami"
(doblar papel), Las marionetas del pene constituye un espectáculo
en el que los asistentes son transportados a diversas partes del mundo.
Así, los viriles miembros recrean una atmósfera francesa
al adquirir la forma de la Torre Eiffel, o de pánico cuando se transforman
en el monstruo del Lago Ness y hasta de algarabía cuando llega a
aparecer ¡un caracol!
Sin contar con una historia definida, la obra teatral,
producida por Isabel Tardan y dirigida por Carlos Pascual, se asemeja más
a una serie de anécdotas que generan una especie de catarsis colectiva.
Las risas inundan el teatro. El ver a dos actores deambular totalmente
desnudos sobre un escenario, jugando y haciendo figuras con su pene y testículos,
resulta gracioso para la mayoría del público, que de esta
forma transgrede la barrera de lo prohibido y ve con mayor naturalidad
la desnudez frontal masculina.
Las marionetas del pene no es una puesta en escena
con contenido sexual o gay, tampoco tiene fines didácticos o educativos,
mucho menos eleva a discurso intelectual la falocracia o el machismo, simple
y sencillamente busca hacer reír al espectador e interactuar con
él a través de la peneflexia, y convierte en acto lúdico
lo que generalmente tiene connotaciones fuertemente sexuales. |