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Nutrición,
factor decisivo en personas con VIH
Gabriela Hernández
La infección por VIH puede causar alteraciones
que resulten en un estado de desnutrición agudo o crónico,
lo que a su vez incrementa la susceptibilidad a contraer infecciones, pues
un mal estado de nutrición contribuye a que el sistema inmunológico
no funcione adecuadamente. Diversos estudios han demostrado que las proteínas,
calorías, cobre, zinc, selenio, ácidos grasos esenciales,
piridoxina (vitamina B6), folatos y las vitaminas A, C y E interfieren
en la función inmunitaria, por lo que si la persona con VIH está
desnutrida, lo más probable es que tenga problemas para el buen
funcionamiento del sistema inmune.
El síndrome de desgaste --pérdida de peso
progresiva e involuntaria mayor a 10 por ciento del peso corporal de la
persona y sin relación con ninguna enfermedad oportunista-- es uno
de los criterios que definen el sida y puede llevar a un deficiente estado
de nutrición del paciente. Generalmente esto ocurre antes de que
el paciente haya sido diagnosticado, por lo que su estado nutricional al
comenzar el tratamiento casi siempre es deficiente. La magnitud de la pérdida
de peso contribuye significativamente a las bajas concentraciones circulantes
de CD4 y al aumento de la carga viral en plasma.
La pérdida de peso es un gran problema en personas
con VIH. Las evidencias indican que la desnutrición y la pérdida
de peso son más frecuentes en México que en los países
desarrollados, lo que se puede atribuir a un deficiente estado nutricional
previo a la infección. Varios estudios, realizados antes del uso
del tratamiento antirretroviral altamente activo, demostraron que la pérdida
de peso es un problema grave, continuo y de mal pronóstico en las
personas con VIH. En muchos casos no se cuenta con una atención
nutricional profesional en los centros de salud, y donde se ofrece no parece
ser la adecuada. Por ejemplo, pocas son las consultas en las que se miden
los componentes corporales de los pacientes (cantidad y distribución
de grasa, así como masa muscular total) en las diferentes etapas
de la enfermedad y en el tiempo de la atención; pues cuando los
pacientes llegan a los servicios de apoyo nutricional, la mayoría
ha perdido al menos 20 por ciento de su peso. El estado de nutrición
es un factor importante en la supervivencia. Se ha observado que conforme
la pérdida de masa muscular se acerca a 55 por ciento de lo normal
de los pacientes con VIH/sida, se incrementa la mortalidad.
En virtud de que las deficiencias de nutrimentos desempeñan
una función importante en la enfermedad por VIH, la atención
y el asesoramiento nutricional son aspectos decisivos del tratamiento.
Las metas generales de la intervención nutricional son:
Conservar un estado óptimo de la masa
muscular y de las proteínas circulantes.
Prevenir las deficiencias nutricionales o los excesos
que alteren la función inmune.
Minimizar las complicaciones relacionadas con la nutrición
que interfieren con la ingestión o la absorción de nutrimentos.
Mantener las concentraciones terapéuticas óptimas
de los medicamentos.
Fomentar una buena calidad de vida.
¿Por qué es importante una buena nutrición
en pacientes VIH positivos?
Entre mejor sea el estado nutricional de los pacientes
infectados, mejor será la respuesta inmune y menores los efectos
secundarios del tratamiento antirretroviral. Por el contrario, un estado
de desnutrición conlleva a un lento incremento de las células
CD4. Existen dos factores primordiales que impiden una buena
alimentación:
Enfermedades oportunistas: La candidiasis bucal
y el herpes simplex, cuando se hospedan en la boca, causan mucho dolor
y dificultan la ingestión de alimentos. El citomegalovirus puede
provocar gastritis y ulceras gástricas, lo que también causa
dolor al ingerir alimentos, ya que éstos estimulan la mucosa gástrica
y se produce una mayor cantidad de ácido, lo que incrementa la gastritis
e impide la cicatrización de las úlceras.
Tratamiento antirretroviral: Algunas personas presentan
efectos secundarios como náusea, vómito, diarrea, alteraciones
en el sentido del gusto, gastritis, colitis, entre otros, que no solamente
le impiden tener una buena alimentación, sino que incrementan la
pérdida de peso por las constantes pérdidas de agua y nutrimentos
por heces y vómito. Estos efectos pueden ser menores o no presentarse
si el estado de nutrición es adecuado.
¿Cómo lograr una adecuada alimentación?
Es importante señalar que en México, la
forma de representar los grupos de alimentos no es por medio de la pirámide
(Estados Unidos).
Al analizar la alimentación de los mexicanos, un
grupo de expertos y nutriólogos de la Secretaría de Salud
definió lo que se conoce como el plato del buen comer, en el que
se representan los tres principales grupos de alimentos:
Cereales y tubérculos: Alimentos como
tortilla, bolillo, pan de caja, cereales industrializados, elote, papa,
camote, arroz, galletas, pastas, etc.
Frutas y verduras: Se incluyen todas las frutas
y verduras (exceptuando la papa, el elote y el camote, que por su contenido
de almidones y su composición nutrimental se consideran en el grupo
de cereales y tubérculos, aunque botánicamente son considerados
como verduras). De este grupo también se excluye el aguacate, ya
que por su contenido de aceites, nutricionalmente se considera como grasa.
Leguminosas y alimentos de origen animal: Es
importante mencionar que este grupo es uno solo. Aquí se incluyen
las leguminosas como lenteja, frijol, alubia, alverjón, soya y habas,
entre otros. Los alimentos de origen animal abarcan todos los lácteos,
así como pollo, pescado y la carne de res y de cerdo. Dada la agrupación
de estos alimentos, no siempre se debe considerar a la carne como platillo
principal. Si se combinan los cereales con las leguminosas se obtiene una
proteína de casi igual calidad que la carne, lo cual, además,
origina que las comidas sean más económicas y de buen contenido
nutricional.
En esta representación de los grupos de alimentos,
elaborada para la población mexicana, no se incluyen grasas ni azúcares
debido a la forma en que comúnmente se preparan en México,
casi siempre con grandes cantidades de aceite (las famosas "fritangas").
Se tiene la creencia errónea de que mucho aceite y azúcar
le dan un sabor especial a los alimentos, pero con esto solamente se propicia
que se incremente el peso y se pierdan nutrimentos, lo que a futuro es
un riesgo para presentar enfermedades cardiovasculares como diabetes, hipertensión,
hipercolesterolemia, hipertriglicerdiemia, entre otras.
Si las personas que viven con VIH siguen una alimentación
saludable, su sistema inmunológico funcionará mejor.
Nutrióloga del Instituto Nacional de Enfermedades
Respiratorias. |