LETRA S
Agosto 5 de 2004
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ls-nutricion Nutrición, factor decisivo en personas con VIH

Gabriela Hernández

La infección por VIH puede causar alteraciones que resulten en un estado de desnutrición agudo o crónico, lo que a su vez incrementa la susceptibilidad a contraer infecciones, pues un mal estado de nutrición contribuye a que el sistema inmunológico no funcione adecuadamente. Diversos estudios han demostrado que las proteínas, calorías, cobre, zinc, selenio, ácidos grasos esenciales, piridoxina (vitamina B6), folatos y las vitaminas A, C y E interfieren en la función inmunitaria, por lo que si la persona con VIH está desnutrida, lo más probable es que tenga problemas para el buen funcionamiento del sistema inmune.

El síndrome de desgaste --pérdida de peso progresiva e involuntaria mayor a 10 por ciento del peso corporal de la persona y sin relación con ninguna enfermedad oportunista-- es uno de los criterios que definen el sida y puede llevar a un deficiente estado de nutrición del paciente. Generalmente esto ocurre antes de que el paciente haya sido diagnosticado, por lo que su estado nutricional al comenzar el tratamiento casi siempre es deficiente. La magnitud de la pérdida de peso contribuye significativamente a las bajas concentraciones circulantes de CD4 y al aumento de la carga viral en plasma.

La pérdida de peso es un gran problema en personas con VIH. Las evidencias indican que la desnutrición y la pérdida de peso son más frecuentes en México que en los países desarrollados, lo que se puede atribuir a un deficiente estado nutricional previo a la infección. Varios estudios, realizados antes del uso del tratamiento antirretroviral altamente activo, demostraron que la pérdida de peso es un problema grave, continuo y de mal pronóstico en las personas con VIH. En muchos casos no se cuenta con una atención nutricional profesional en los centros de salud, y donde se ofrece no parece ser la adecuada. Por ejemplo, pocas son las consultas en las que se miden los componentes corporales de los pacientes (cantidad y distribución de grasa, así como masa muscular total) en las diferentes etapas de la enfermedad y en el tiempo de la atención; pues cuando los pacientes llegan a los servicios de apoyo nutricional, la mayoría ha perdido al menos 20 por ciento de su peso. El estado de nutrición es un factor importante en la supervivencia. Se ha observado que conforme la pérdida de masa muscular se acerca a 55 por ciento de lo normal de los pacientes con VIH/sida, se incrementa la mortalidad.

En virtud de que las deficiencias de nutrimentos desempeñan una función importante en la enfermedad por VIH, la atención y el asesoramiento nutricional son aspectos decisivos del tratamiento. Las metas generales de la intervención nutricional son:
 

Conservar un estado óptimo de la masa muscular y de las proteínas circulantes.

Prevenir las deficiencias nutricionales o los excesos que alteren la función inmune.

Minimizar las complicaciones relacionadas con la nutrición que interfieren con la ingestión o la absorción de nutrimentos.

Mantener las concentraciones terapéuticas óptimas de los medicamentos.

Fomentar una buena calidad de vida.


 

¿Por qué es importante una buena nutrición en pacientes VIH positivos?

Entre mejor sea el estado nutricional de los pacientes infectados, mejor será la respuesta inmune y menores los efectos secundarios del tratamiento antirretroviral. Por el contrario, un estado de desnutrición conlleva a un lento incremento de las células CD4. Existen dos factores primordiales que impiden una buena alimentación:

Enfermedades oportunistas: La candidiasis bucal y el herpes simplex, cuando se hospedan en la boca, causan mucho dolor y dificultan la ingestión de alimentos. El citomegalovirus puede provocar gastritis y ulceras gástricas, lo que también causa dolor al ingerir alimentos, ya que éstos estimulan la mucosa gástrica y se produce una mayor cantidad de ácido, lo que incrementa la gastritis e impide la cicatrización de las úlceras.

Tratamiento antirretroviral: Algunas personas presentan efectos secundarios como náusea, vómito, diarrea, alteraciones en el sentido del gusto, gastritis, colitis, entre otros, que no solamente le impiden tener una buena alimentación, sino que incrementan la pérdida de peso por las constantes pérdidas de agua y nutrimentos por heces y vómito. Estos efectos pueden ser menores o no presentarse si el estado de nutrición es adecuado.
 
 

¿Cómo lograr una adecuada alimentación?

Es importante señalar que en México, la forma de representar los grupos de alimentos no es por medio de la pirámide (Estados Unidos).

Al analizar la alimentación de los mexicanos, un grupo de expertos y nutriólogos de la Secretaría de Salud definió lo que se conoce como el plato del buen comer, en el que se representan los tres principales grupos de alimentos:
 

Cereales y tubérculos: Alimentos como tortilla, bolillo, pan de caja, cereales industrializados, elote, papa, camote, arroz, galletas, pastas, etc.
Frutas y verduras: Se incluyen todas las frutas y verduras (exceptuando la papa, el elote y el camote, que por su contenido de almidones y su composición nutrimental se consideran en el grupo de cereales y tubérculos, aunque botánicamente son considerados como verduras). De este grupo también se excluye el aguacate, ya que por su contenido de aceites, nutricionalmente se considera como grasa.
Leguminosas y alimentos de origen animal: Es importante mencionar que este grupo es uno solo. Aquí se incluyen las leguminosas como lenteja, frijol, alubia, alverjón, soya y habas, entre otros. Los alimentos de origen animal abarcan todos los lácteos, así como pollo, pescado y la carne de res y de cerdo. Dada la agrupación de estos alimentos, no siempre se debe considerar a la carne como platillo principal. Si se combinan los cereales con las leguminosas se obtiene una proteína de casi igual calidad que la carne, lo cual, además, origina que las comidas sean más económicas y de buen contenido nutricional.


En esta representación de los grupos de alimentos, elaborada para la población mexicana, no se incluyen grasas ni azúcares debido a la forma en que comúnmente se preparan en México, casi siempre con grandes cantidades de aceite (las famosas "fritangas"). Se tiene la creencia errónea de que mucho aceite y azúcar le dan un sabor especial a los alimentos, pero con esto solamente se propicia que se incremente el peso y se pierdan nutrimentos, lo que a futuro es un riesgo para presentar enfermedades cardiovasculares como diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, hipertriglicerdiemia, entre otras.

Si las personas que viven con VIH siguen una alimentación saludable, su sistema inmunológico funcionará mejor.
 

Nutrióloga del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias.


 
Diez consejos para una alimentación saludable

1 Variedad de alimentos: Se necesitan más de 40 distintos nutrimentos para una buena salud. Ningún alimento cuenta por sí solo con todos ellos; podemos encontrar ciertas vitaminas en algunos alimentos, pero lo más probable es que carezcan de minerales o proteínas o que tengan poco aporte de fibra. También se recomienda variar las formas de preparación de los platillos, es decir, no siempre comer los alimentos cocidos, hervidos o fritos, debido a que en la cocción se pierden ciertos nutrimentos.

2 Alimentos ricos en carbohidratos: Más de la mitad de las calorías en la dieta deben provenir de estos alimentos. Se recomienda ingerir cereales enteros (integrales) para incrementar el consumo de fibra. La fibra mejora el tránsito intestinal, además es excelente para disminuir colesterol y triglicéridos.

3 Frutas y verduras: Se recomienda consumir mínimo cinco porciones de fruta y verdura al día. Este tipo de alimentos son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra. Una buena opción para quienes no las consumen regularmente, es tomarlas en forma de jugos, aunque se pierde cierta cantidad de fibra.

4 Mantener un adecuado peso corporal: El exceso de peso incrementa la posibilidad de presentar enfermedades cardiovasculares.

5 Muchos líquidos: Los adultos deben beber en promedio 1.5 litros de líquidos al día. Esta cantidad debe ser mayor para personas que tomen inhibidores de proteasas (sobre todo indinavir), para quienes realizan una gran actividad física o viven en lugares calurosos.

6 Comer porciones moderadas de los alimentos. Además, reducir los alimentos ricos en grasas y en azúcares. No eliminarlos.

7 Mínimo tres comidas al día: Saltarse comidas, sobre todo el desayuno, lleva a periodos largos de hipoglucemia (niveles bajos de glucosa). Se pueden incluir colaciones a media mañana y a media tarde para no pasar periodos de hambre.

8 Comenzar o incrementar cierta actividad física: Consumir muchas calorías y no realizar ejercicio lleva a un incremento de peso. La actividad física moderada ayuda a quemar esas calorías extra. Se recomienda caminar, correr o trotar mínimo tres veces por semana durante 30 minutos.

9 Realizar pequeños cambios en el estilo de vida: Comenzar con pequeños cambios, como no comer viendo televisión, e incluyendo frutas y verduras en la vida diaria; tratar de utilizar las escaleras en lugar del elevador.

10 No existen "alimentos buenos" y "alimentos malos": Todos los alimentos, independientemente de su contenido, aportan algo al organismo. (GH)