México D.F. Miércoles 4 de agosto de 2004
La mexicana cruzó en 13:24 horas 45 kilómetros del Canal de la Mancha, el 23 de julio
Con la mente se conquista el más grande sueño, dice la nadadora Patricia Guerra
"Nunca dejes demover brazos y piernas hasta que llegues", le recomendó Alison Ftreere
JORGE SEPULVEDA MARIN
Pasado el mediodía del 23 de julio, la nadadora de ultradistancia Patricia Guerra Menéndez cumplió un anhelo que abrigaba desde la niñez; cruzar el Canal de la Mancha.
Habían transcurrido 13:24 horas desde que abandonó a nado las costas de Dover, para arribar a la empedrada playa de Francia Cat Grinet, a 33 kilómetros en línea recta, recorrido que las fuertes corrientes la obligaron a alargar por 45 kilómetros.
ƑEmocionada? Más que eso, porque el término se queda corto, recuerda ahora: "Los límites de la mente se abren más allá de lo inimaginable, que nos frenan para realizar lo que queremos; que los límites nos los imponemos nosotros mismos".
Serena, con una comprensión de 50 por ciento de lo que ha sido capaz de lograr, apunta que fue un logro personal, y de su equipo; para México. Sí, se siente un ejemplo no sólo para las mujeres, sino para cualquier mexicano, a quienes les quiere demostrar que la fortaleza mental -y buena preparación física-, es lo necesario para materializar grandes retos.
La madre soltera de Daniel, de cuatro años, narra la travesía acuática. Luego de esperar varios días una ventana de buen tiempo, la tarde del 22 le avisaron que a la una de la mañana debía emprender su reto. Estaba entusiasmada, cuando sin poder dormir le dieron una nueva señal: "Sales a las 12:30".
Todo el equipo que la acompañó se puso en alerta máxima. Apuraron los preparativos finales y se hizo a la mar, a nado desde Inglaterra. La total oscuridad fue su compañera por unas horas, mas no su mejor guía. Desde luego que la temperatura del agua era para congelarse, pero el traje de baño especial le evitó sentir el rigor de las adversas condiciones.
Antes, había escuchado las recomendaciones de Alison Ftreere, quien ha cruzado el Canal en 43 ocasiones: "Nunca dejes de mover los brazos y las piernas hasta que llegues" y "jamás voltees a ver Francia, porque si la buscas te caerá la maldición de las tres millas y ya no llegarás", le aconsejó la madre de Alison.
Cumplida la primera hora de nado se mantenía en el ritmo planeado de 60 brazadas por minuto y al momento en que el sol empezó a iluminar el horizonte se cargó nuevamente de energía pese a las cuatro y media horas de arduo trabajo.
Con su equipo en la embarcación que la cuidaba permanentemente, jugaba a contar limones para distraerse. En ese momento leía en la pizarra "un limón... medio limón... medio Canal".
Fue entonces cuando se alegró, porque supuso que había completado la mitad del recorrido y podía mejorar el tiempo, pero se trataba de una broma le informaron después, ya que apenas alcanzaba la tercera parte.
A las 11 horas de travesía, el capitán de la embarcación le mandó decir que iba muy bien, pero cinco minutos más tarde le avisaban que se estaba desviando y que si no corregía el camino e incrementaba su velocidad "perdería tierra", por lo que "sin saber de dónde, saqué la fuerza necesaria para avanzar más rápido y ahorrarme cinco horas de nado en caso de perder la costa", agrega.
Finalmente vio a lo lejos las piedras de la orilla del mar, ya en agua territorial francesa y apretó la brazada. Medio kilómetro antes de tocar tierra, Nora Toledano -su gurú, como la define- se lanzó al agua para acompañarla y llegar justo frente al restaurante Le Siréne.
Orgullosa, por su tiempo, de obtener el octavo sitio entre los mexicanos que han logrado la travesía, dice que en 2005 intentará hacer el cruce del Canal de ida y vuelta.
Antes regresará a tocar puertas de los patrocinadores que le pidieron primero una demostración de lo que podía hacer para tenderle la mano, pues ahora sabe que cualquier proyecto que emprenda requiere, necesariamente, de apoyo económico. Sólo Telmex le ayudó con la mitad de los gastos.
Mujer sin miedo ante el mar, si acaso precaución, Patricia Guerra, concluye la plática así: "con apoyo o sin él, mi país es mi país y porto su bandera con orgullo".
Será por eso que espera mejores resultados que los anunciados oficialmente de los mexicanos que competirán en Atenas 2004. Será por eso que propone que las autoridades deportivas del país firmen no sólo cartas compromiso con los atletas a los que apoya, sino "contratos" donde ambas partes se comprometan a financiar y a responder con resultados.
Pero, sobre todo, propone trabajar en lo mental, porque ahora ella comprobó que con la mente se conquista el más grande sueño, como lo hizo al darle "una mancha" más al país al cruzar el estrecho europeo, avalada por la Channel Swiming & Piloting Federation.
|