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México D.F. Miércoles 4 de agosto de 2004
Con apoyo griego, nace en la selva escuela zapatista
Ocupa 1600 metros cuadrados en La Culebra y capacita a
promotores de educación
GLORIA MUÑOZ RAMIREZ
Ricardo Flores Magón, Chis. En la entrada
a la región de Montes Azules, en el corazón de la selva tzeltal
y del territorio zapatista, se levanta el centro de capacitación
de promotores de educación Compañero Manuel, proyecto greco-tzeltal
de autonomía y resistencia, ejemplo de lo que hoy construye, no
sin problemas de toda índole, el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN).
La
escuela se ubica en la comunidad La Culebra, que pertenece al municipio
autónomo en rebeldía Ricardo Flores Magón, y muestra
la manera en que los zapatistas trabajan su autonomía y se encuentran
con la sociedad civil nacional e internacional. Los cuarteles militares
ubicados en Ocotal, Taniperlas
y San Jerónimo Tulijá, además del
retén en Cintalapa y los campamentos de soldados en el crucero Monte
Líbano y en el ejido Calvario, provocan y hostigan constantemente
a las bases de apoyo zapatistas, pero no han conseguido quebrantar la resistencia
en este municipio, aunque la propaganda oficial afirme lo contrario.
La educación autónoma en Ricardo Flores
Magón se construye, contra viento y marea, de la siguiente manera:
se forma un centro de capacitación en el que uno o dos indígenas
jóvenes de cada pueblo se preparan para regresar a sus comunidades
a impartir clases en las escuelas comunitarias autónomas. La preparación
de los y las promotoras es apoyada por un grupo de capacitadores de la
ciudad: maestros, doctores o estudiantes universitarios. Cada comunidad
elige a su promotor y, mediante un acuerdo, concreta la manera en que lo
va a apoyar. Se trata de que mientras un promotor o promotora se capacite,
el pueblo lo apoye trabajando su milpa y cuidando a su familia.
En el caso de La Culebra, un colectivo de solidaridad
de un país tan lejano como Grecia aporta los planos y los recursos
para la construcción de la escuela y se involucra en la obra; un
grupo de profesionistas y estudiantes mexicanos apoya el trabajo de capacitación
de promotores; una organización de Dinamarca financia una parte
de los cursos, y miles de indígenas rebeldes han trabajado durante
tres años consecutivos en la construcción de este centro
que será inaugurado el 5 y 6 de agosto.
Decenas de griegos y griegas, además de invitados
nacionales y extranjeros, asistirán a la fiesta inaugural que tendrá
como tema principal La educación en resistencia. Coincidirá
la celebración con los Juegos Olímpicos de Atenas, motivo
por el que, se señala en la invitación, será también
"un gesto simbólico de la resistencia zapatista ante la realidad
de Atenas en 2004".
Tzeltales, mestizos, griegos y daneses. Cuatro culturas
con un objetivo: preparar aproximadamente 100 promotores indígenas
de educación autónoma. No por nada las primeras palabras
que los niños zapatistas aprenden a leer y a escribir son: techo,
trabajo, educación, justicia, democracia, independencia, paz, libertad...
en lugar de mamá, papá o pelota. La frase "mi mamá
me mima" parece lejana en estas tierras donde los niños de 2 a 4
años juegan a "la cebollita en resistencia", y los niños
de 8 años en adelante "reflexionan sobre la historia, las matemáticas,
la lengua y la vida y el medio ambiente, relacionando cada conocimiento
con las 13 demandas de la lucha zapatista".
Hortensia, una de las cerca de 100 promotoras de educación
autónoma, explica: "Nuestra educación es para que tengamos
una lucha digna y podamos tener un solo corazón. Nosotros pensamos
que la educación no es sólo que se enseñe a leer,
a escribir, a sumar y a restar en las escuelas, sino que vamos a resolver
los problemas que tenemos en nuestros pueblos, que se enseñe a defendernos,
que se enseñe nuestra historia, pues, que se enseñe a seguir
luchando".
Los promotores y promotoras de educación tienen
entre 15 y 25 años: "estábamos chiquitos cuando empezó
el levantamiento de nuestro EZLN. Nosotros no conocemos más que
luchar, así nacimos y así crecemos. No podemos separar la
educación de nuestra historia, de la historia de nuestros padres
y abuelos, de cómo luchaban ellos y cómo trabajaban", señala
Hortensia.
La construcción de la escuela es "muy otra" y en
nada se parece a las edificaciones locales. Los mil 600 metros cuadrados
son una mezcla de estilo griego y tzeltal que abarca aulas, dormitorios,
cocina, cancha de básquetbol y biblioteca. Todo está por
terminarse (la inauguración se hará con la obra sin concluir),
y en el proceso se ha preparado la primera generación de promotores,
que ya dan clases en sus pueblos.
Mientras, grupos de griegos participantes en la tarea
aprendieron un poco de tzeltal y los tzeltales aprendieron un poco de griego.
Rubio, del Consejo de Educación de Flores Magón y encargado
de la construcción, pasó del tzeltal al griego con una breve
escala en el español.
Cada proyecto con el que los zapatistas construyen su
autonomía ofrece miles de historias y no pocas lecturas. Cada proyecto
es, en sí mismo, autónomo, por lo que no se pueden hacer
generalizaciones a partir de un solo ejemplo. Las cinco grandes regiones
agrupadas en igual número de juntas de buen gobierno, los 29 municipios
autónomos y las más de mil comunidades zapatistas mantienen
sus propias dinámicas y construyen procesos diferenciados.
Aris, del colectivo de solidaridad griego Una Escuela
para Chiapas, cuenta parte de la historia del centro de capacitación
Compañero Manuel: "sucedió que dos compañeros, Stavros
y Yiannis, que eran estudiantes de arquitectura de la Escuela Politécnica
de Atenas, diseñaron para su tesis de licenciatura los planos de
un centro de capacitación en una comunidad zapatista, basando su
estudio en los proyectos de educación publicados en la página
electrónica de Enlace Civil.
"Por
supuesto que el objetivo de este estudio no era titularse, sino que el
sueño era que un día este proyecto se pudiera realizar. Stavros
y Yiannis presentaron los planos a la gente de la revista Señales
de humo, y entre todos y todas discutimos las posibilidades que teníamos
de hacerlo realidad. Surgieron las incertidumbres, las dudas de poder llevar
a cabo un proyecto tan grande. ¿No es muy grande el compromiso?
Se hablaba entonces de que se necesitaban 60 mil euros (todavía
no sabíamos que serían más de 100 mil).
"Simultáneamente el proyecto se entregó
a un municipio zapatista, pues no se trataba sólo de que en Grecia
estuviéramos de acuerdo, sino de que a los zapatistas les interesara
también. En eso estamos cuando nos comunican que el municipio autónomo
Ricardo Flores Magón se interesa en el proyecto, y es cuando nosotros
decidimos en la revista que sí, que lo vamos a hacer. Una madrugada
de junio de 2000, en Atenas, tomamos el acuerdo y sellamos el compromiso".
Por su parte, Julio, del Consejo Autónomo de Ricardo
Flores Magón, cuenta que "cuando en la localidad empezamos a tratar
con los compas griegos no les creemos tanto. Pensamos: ¿será
que lo van a terminar el trabajo? Y ellos dicen que sí. Nosotros
como municipio damos la madera, la grava, la mano de obra en trabajo comunitario,
pero no lo podemos comprar el material ni la herramienta".
María, del colectivo griego, acompañó
entonces al arquitecto Stavros en su primera visita a la comunidad. Ella
recuerda: "tras años de preparación, una noche de octubre
de 2001 finalmente un compañero griego y yo llegamos a ese pequeño
fin del mundo, a la lejana La Culebra. Había llovido y había
niebla. Apenas un día después, alumbrados con velas, extendimos
sobre una tosca mesa de madera los planos del centro de capacitación
que llevábamos y nos proponíamos construir. Juntos empezamos
a estudiarlos. Al día siguiente fuimos a ver el terreno destinado
para la construcción. Así, poco a poco, trabajando, nos hicimos
compañeros".
Los griegos, relata Julio, "nos dijeron que tenía
que haber un arquitecto del municipio autónomo y nosotros dijimos:
ahí está el Rubio". Rubio, de origen tzeltal y sonrisa permanente,
entonces no hablaba nada de español y sólo sabía un
poco de carpintería. Ahora ya se expresa en tres idiomas: tzeltal,
español y griego, y lee perfectamente complicados planos de arquitectura.
"Cuando me dieron el trabajo en el municipio -cuenta Rubio-,
pues me sentí un poco triste, dije 'pero qué voy a hacer'.
En los primeros dos meses de trabajo vino el compa Stavros, de Grecia.
El compa Stavros sólo sabe en griego el nombre de las herramientas
y por eso yo tuve que aprender el nombre de las cosas en griego. Por ejemplo:
cepillo se dice planis, la sierra es prioni, el martillo es spiri, la escuadra
se dice gonia, el formón pues scarpelo y el lápiz molivi.
El metro no hay problema, porque de por sí se dice metro".
El siguiente paso fue el encuentro real y cotidiano de
dos mundos: "yo antes no sé nada de Grecia, no conozco donde está,
quiénes son... nada. Cuando vi a los primeros griegos me dio hasta
miedo. No estoy acostumbrado a hablar con otra raza, con los de otros países.
Tengo la idea en mi cabeza de que los extranjeros son los dueños,
los ricos, los blancos, pues. Pero ya luego los conozco a los griegos y
que son pobres también como nosotros y que ellos también
luchan.
"Yo ya lo conocí mucho a los griegos y son buenos.
Conocí a un Panayotis que se llama, su raza es muy blanca, su ojo
es como azul o como verde y dice que es campesino. Entonces, yo no lo sé
que hay campesinos güeros. El dice que es 'agrotis' o sea que es agricultor,
campesino pues. Panayotis tiene su huarache sencillo y cuando lo vi su
pie lo vi que está bien duro, como se hace el pie por la costumbre
de caminar sin zapato, y ahí le creí que es pobre y que es
campesino. Ahora -finaliza- cuando le invito a tomar café a un griego
le digo: pame na piume ligo café, que quiere decir: vamos a tomar
un poco de café".
Por su parte, Aris, del colectivo griego, concluye: "nuestros
encuentros con los compas no son los mismos hoy que hace tres años.
Ahora ya existe una relación entre nosotros y una muestra de esto
es que ya casi está terminado el centro de capacitación,
ya hay algo muy concreto que nos une. El centro funciona, ya se dan clases
a los promotores y éstos dan clase en sus pueblos. Ahora -insiste-
estamos más convencidos de compartir esta lucha".
Y Hortensia, mujer indígena, zapatista y orgullosa
promotora de educación autónoma advierte: "ahora ya lo tenemos,
nuestra escuela muy bonita. Eso nos compromete y ya no podemos rendirnos".
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