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México D.F. Miércoles 4 de agosto de 2004
José Steinsleger
O Chávez o Bush*
Ningún pensador honesto podría dejar de apuntar que ha sido en la Venezuela de Hugo Chávez donde las libertades cívicas han estado minuciosa y escrupulosamente sometidas a las regulaciones y presupuestos que exigen los impolutos comisarios de la democracia.
Los teóricos de la libertad "esencialista", que en el nacionalismo chovinista, el autoritarismo caudillista y la demagogia populista ven la síntesis de todos los males de América Latina, podrían felicitarse recíprocamente: de 1998 a la fecha, siete procesos electorales han confirmado sus teorías, ratificando una y otra vez a Chávez presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.
En otro espacio podríamos debatir acerca de si en Venezuela existe o no un proceso revolucionario o de las potencialidades de una revolución sin más. Podríamos detenernos a estudiar la claridad estratégica, conciencia política, alcances y posibilidades reales en torno a si el gobierno de Venezuela dispone de los requisitos necesarios para empujar una revolución social a fondo, y no he dicho "socialista".
Chávez ha demostrado ser lo opuesto al temido líder "providencial", que tanto azota el biorritmo de los demócratas sin hueso. Líderes providenciales, designados por Lucifer o el Magnífico, fueron Hitler y Mussolini. El presidente George W. Bush y Augusto Pinochet son líderes providenciales, así como también lo son periodistas y escritores best-sellers a tanto la línea, y politiquitos que "piensan distinto", aunque sintonicen sus "puntos de vista" con los mensajes fabricados en los estudios del gángster Gustavo Cis-neros, dueño de Venevisión, Univisión, AOL Latinoamérica, Directv América Latina, Playboy, TV Latin America, Caracol TV de Colombia, Chilevisión, Galavisión, Caribbean Comunication Network, Blockbuster, Americatel, HTV, Líderes, Concurso Miss Venezuela, Rodeen, Vale TV, Much Music Argentina, por sólo citar empresas de comunicación.
Uno de ellos, de habla ya pastosa, es el ex presidente Carlos Andrés Pérez (1974-79/1988-93). Acaso pensando en sus años mozos, cuando siendo ministro del interior de Rómulo Betancourt (1959-64) consentía en aplicar la tortura a los caídos en acciones guerrilleras, o bien nostálgico de aquellas fuerzas armadas "institucionalistas" a las que ordenó la masacre del pueblo de Caracas (1989), acaba de reiterar que Hugo Chávez debe ser asesinado.
Y lo dijo así nomás, en su mansión de Miami, con la soltura de pecho que sólo pueden ostentar los demócratas "no populistas", en declaraciones a El Nacional de Caracas (25/07/04), periódico que según la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) sería uno de los medios que sufren tantos, pero tantos atropellos a la libertad de expresión, que nadie se explica cómo puede circular, transmitir y fomentar la destruccción del país, sirviéndose del "imperio de la ley" y del "estado de derecho" que le garantiza la revolución bolivariana.
En fin, podríamos discutir acerca de los límites institucionales de líderes populares que surgen de las fuerzas armadas y de los puntos suspensivos que esto conlleva, o acerca de si los dirigentes auténticos de un pueblo deben surgir de abajo, del medio o del vértice de la pirámide social.
Pero el 15 de agosto próximo, la Constitución bolivariana nos convoca a votar. Y lo digo en segunda persona del plural, tal como acaban de manifestarlo prominentes personalidades del mundo, comprometidas en dar a la dignidad humana (en esta hora de máxima reserva y prudencia en torno al destino del mundo) el decoro del que habla José Martí cuando tantas personas parecen haberlo perdido, mientras muchísimas más que no son de atención de los medios lo recuperan, adhiriéndose a la causa de liberación de los pueblos.
De Pakistán a Brasil, de Filipinas a Gran Bretaña, de Australia a Uruguay, ellos han dicho en referencia a lo previsto por una Constitución a la que califican de "extraordinariamente progresista": "Esta clase de mecanismo constitucional es único en Latinoamérica y tal vez en el resto del mundo. ƑCuántos jefes de Estado tendrían el coraje de poner a prueba su popularidad antes de finalizar sus mandatos?" Y concluyen: "si fuéramos venezolanos... votaríamos por Hugo Chávez".
Pues bien: yo soy venezolano... voto por Hugo Chávez. Y permítanme una digresión: honor y gloria a los mártires y combatientes de Cisjordania, Gaza y Fallujah, que con su heroísmo cotidiano distraen a la bestia para que nosotros podamos estar aquí, en estos actos de análisis y reflexión. * Texto leído en la mesa redonda "El referendo revocatorio presidencial en Venezuela", Casa Lamm, ciudad de México, 2 de agosto de 2004
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