México D.F. Miércoles 4 de agosto de 2004
Ricardo García Sainz
El Senado, en una encrucijada
El día de hoy, los grupos parlamentarios del PRI y del PAN, junto con sus acólitos verdes, tendrán que decidir si convierten en ley el atropello al IMSS y a sus trabajadores que se inició con la falsa paternidad de Beltrones a la propuesta elaborada por Levy para supuestamente iniciar el salvamento del IMSS, modificando el régimen de jubilaciones y pensiones para los nuevos trabajadores del instituto.
Desde el primer día, la propuesta ofende al sentido común y a la inteligencia, y ha provocado graves sospechas por la celeridad con que pretende aprobarse. Fue propuesta en la Permanente, se convoca a un periodo extraordinario engañoso, ya que el punto que justificaba la urgencia eran los temas ligados a la seguridad pública, reforma que se desecha por inmadura y queda como único punto el atraco al IMSS y a los trabajadores de México, el que se aprueba por mayoriteo en las comisiones y por vergonzoso fast track en la plenaria.
La propuesta ofende a la inteligencia porque pretende corregir un problema actual y que hará crisis en ocho o 10 años con un nuevo régimen de pensiones cuyos primeros efectos en el mejor de los casos se presentarán dentro de 28 años, sin que nadie explique cómo ocurrirá este milagro de supervivencia institucional. La absoluta falta de argumentos racionales para justificar la reforma quedó claramente evidenciada en el desarrollo de la histórica, por vergonzosa, jornada de la Cámara de Diputados de la 59 Legislatura celebrada el viernes 30 de julio de 2004.
La sesión presidida por el diputado Juan de Dios Castro se inicia con la presentación por el diputado panista a quien se llamó, don Enrique Madero Muñoz, quien en nombre de las comisiones de Hacienda y Crédito Público, de Trabajo y Previsión Social y de Seguridad Social presentó a la soberanía camaral el fundamento del dictamen sobre la reforma a los artículos 277 D y 286 K de la Ley del Seguro Social. En sus 15 párrafos no tiene un solo argumento del porqué de la reforma, sólo una pobre, por limitada, relatoría de la situación financiera por la que atraviesa el IMSS. Cito textualmente: "... enfrenta actualmente serias limitaciones financieras que le impiden cumplir con sus objetivos (...) de continuar esta situación llegaría el momento en que las aportaciones que recaude el instituto una vez destinadas al objeto de su creación, se derive única y exclusivamente al pago de la nómina de los trabajadores en activo, así como al pago de los beneficios del régimen de jubilaciones y de pensiones (...) de no adoptar esta determinación estamos conscientes de que el Instituto Mexicano del Seguro Social perderá su capacidad de operación rápidamente en los próximos años.
"... De no frenar esta tendencia, en aproximadamente 15 años el instituto no podría operar, ya que todos sus ingresos se dedicarían a la nómina de activos y al pago de las pensiones, después de lo cual los recursos ya no serían suficientes para pagar las pensiones."
En síntesis, don Enrique expone en nueve párrafos, repitiendo a Levy, la terrible situación de la institución, para a continuación asegurar que la reforma que proponen "... respeta los derechos adquiridos de los actuales trabajadores del instituto, así como de los actuales jubilados y pensionados del régimen de jubilaciones y pensiones, que no sufren ninguna modificación.
"... Se conserva intacto el régimen de jubilaciones y pensiones de los trabajadores del instituto, con la limitante establecida en el dictamen para las futuras generaciones de trabajadores, que es de carácter presupuestario, no laboral.
"Se conserva la protección del régimen de jubilaciones y pensiones para todos los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social Oportunidades, en los mismos términos y condiciones para los trabajadores del régimen ordinario, y se preservan todos los demás derechos de los trabajadores, tanto los actuales como los futuros."
Esta presentación, en un proceso parlamentario no concertado, sería suficiente para desechar la reforma propuesta. Las comisiones de Hacienda, Trabajo y Seguridad Social afirman que en 15 años el instituto no podrá operar e, insisto, los primeros efectos de la reforma, si se respetan los derechos de los jubilados y trabajadores actuales, ocurrirá dentro de 28 años, es decir, 13 años después de la parálisis total del Instituto Mexicano del Seguro Social.
El desarrollo de la sesión en la Cámara de Diputados es francamente ilustrativo: es una confirmación de la falta de razones. Las intervenciones de los representantes de PRD, PT y Convergencia tienen argumentos en contra de la reforma que van desde su inconstitucionalidad hasta su ineficacia; ninguno fue contestado. En sus respectivas intervenciones el diputado Manuel Pérez Cárdenas, del PAN, y Enrique Burgos, del PRI, no dicen absolutamente nada relacionado con la reforma, transitan en tercera dimensión entre antecedentes históricos que abarcan a Gómez Morín y a la Constitución del 57 y compromisos etéreos para concluir que apoyan la reforma. Quien cree que he exagerado, ruego dé lectura al Diario de Debates.
Para hablar en contra se inscriben siete diputados, para hacerlo a favor ninguno.
Siguiendo la más ortodoxa práctica, la presidencia preguntó si estaba suficientemente discutida la reforma y se puso a votación; evidentemente el voto fue en el sentido de que se encontraba suficientemente discutida. La cereza en el pastel fue una gran confusión sobre el tercero transitorio, y la paupérrima iniciativa fue aprobada por mayoría.
Con este contrastante caudal legislativo, el Senado debe discutir la reforma, la que se encuentra enrarecida por otros factores que no pueden ignorarse.
La discusión está enrarecida por la convicción de que es parte de acuerdos cupulares inconfesables; si se ocultan es porque no deben ser conocidos por la opinión pública.
Asimismo, enrarece el ambiente la negativa del director del IMSS de resolver el asunto por la vía de la negociación propuesta por el sindicato y confirma que el único que sabe lo que está haciendo es Levy. El resolver por vía del convenio sería sacar el asunto del ámbito de la Cámara de Diputados, desde donde se dará el recorte presupuestal sobre los actuales jubilados y los actuales trabajadores, resolviendo así el equilibrio presupuestal del IMSS por la vía de la contención del gasto, cueste lo que cueste.
Complican también la decisión del Senado las declaraciones de Sojo de que esta "reforma" a las pensiones del IMSS es sólo el primer paso de la desaparición de los regímenes de pensiones que forman parte de los derechos de los trabajadores petroleros, de los electricistas, de los de la banca de desarrollo y de la del personal administrativo y académico de las universidades.
Los problemas del deterioro provocado en las instituciones de seguridad social y el de los regímenes de pensiones por años de servicios son problemas reales que deben ser resueltos, llegando al fondo de los mismos y definiendo la tarea concertada que a cada uno nos corresponde.
El Senado de la República tiene la palabra.
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