México D.F. Viernes 30 de julio de 2004
Al piel roja Jim Thorpe, figura de Estocolmo 1912, lo despojan de sus preseas
Tarzán domina la natación en París 1924 y México debuta en los JO
En 1920, en Amberes, se reanudan los juegos tras la Primera Guerra Mundial
V. Estocolmo 1912
La capital sueca tuvo un especial significado para el olimpismo: se implantaron el cronómetro y el fotofinish, e ingresaron al programa de competencias el futbol masculino y la natación femenina. Participaron delegaciones de 28 naciones y 2 mil 504 deportistas.
Cabe señalar que, como un evento asociado a las manifestaciones deportivas, se realizaron en Estocolmo una serie de actividades culturales -Coubertin triunfó con su Oda al deporte, presentada bajo un seudónimo- y artísticas.
La figura principal de estos juegos fue el atleta estadunidense Jim Thorpe, de raza piel roja, quien ganó el pentatlón y el decatlón olímpicos. Empero, días después apareció en un periódico de Estados Unidos que Thorpe, a quien el rey de Suecia proclamó como el "Mejor atleta del medio siglo", había recibido dinero por jugar beisbol.
Acusado de ser un deportista profesional por su propio comité olímpico, el COI le exigió que devolviera las medallas áureas. Jim reclamó, hasta su muerte en 1953, este atropello, impuesto más por motivos racistas racista que por haber obtenido unos cuantos dólares. Años después, por gestión del español Juan Antonio Samaranch, el COI le devolvió la gloria olímpica perdida y entregó las dos medallas a la familia de Thorpe.
VII. Amberes 1920
Terminado el primer gran conflicto bélico del siglo XX, los Juegos Olímpicos se reanudaron sin poder extraerse al difícil ambiente político del momento. Alemania, Turquía, Bulgaria y Polonia fueron excluidas de los juegos por su participación en la Primera Guerra Mundial; asimismo se excluyó a la Unión Soviética en la justa en la que participaron 2 mil 591 deportistas de 29 países.
El distintivo de estos juegos fue que en el acto protocolario fue hecho el primer juramento olímpico: leído por el waterpolista belga Victor Doin. De igual forma aparecieron los cinco aros entrelazados como símbolo olímpico -creado siete años atrás por Coubertin- y la bandera blanca con los aros al centro.
Además, estos juegos serán recordados porque el inglés Philip Noel-Baker se llevó la medalla de plata de la prueba pedestre de mil 500 metros y, en 1959 ganó el premio Nobel de la Paz. En el contexto de estos juegos se remarcó al mundo deportivo la célebre frase atribuida en un principio a Coubertin:"Lo importante en los Juegos Olímpicos no es vencer, sino participar. Lo esencial no es la victoria, sino haber luchado bien".
Estas palabras, en realidad, fueron pronunciadas por el obispo de Pennsylvania, monseñor Ethelbert Talbot, en la Catedral de San Pablo, dirigida a los atletas estadunidenses que iban a participar en los juegos de Londres 1908. Y Coubertin las adoptó como suyas, con pleno convencimiento de que respondían a su ideología.
VIII. París 1924
A pesar del fracaso de París en 1900, la patria del barón de Coubertin tuvo una segunda oportunidad. Asistieron 44 países con 3 mil 75 deportistas y, por primera vez, se hizo necesario construir una villa olímpica.
El atletismo y la natación tuvieron a sus dos grandes figuras. La estrella de la pista fue el finlandés Paavo Nurmi, quien conquistó la medalla de oro en las pruebas de mil 500 metros, 3 mil metros individual y por equipos, mientras que en el agua destacó el nadador estadunidense Johnny Weissmuller, quien ganó los 100 y 400 metros nado libre. Weissmuller, quien en su niñez sufrió poliomielitis, posteriormente fue el protagonista principal de la película Tarzán.
En París fue el debut oficial de México en las justas olímpicas (en 1923 se integró el Comité Olímpico Mexicano), con una decorosa actuación con un puñado de atletas. Fuente: Revista Delegación Olímpica Mexicana XXVIII Juegos Olímpicos y www.deporte.org.mx/eventos/atenas2004/
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