México D.F. Viernes 30 de julio de 2004
Sin sorpresas finalizó el acto coreografiado en Boston
Globos confeti y patriotismo, en la coronación del otro JFK
JIM CASON Y DAVID BROOKS ENVIADOS
Boston, 29 de julio. Culminó la Convención Na-cional Demócrata igual que como empezó, sin sorpresas y con el veterano de guerra (imagen subrayada durante cuatro largos días) John F. Kerry coronado, entre globos y confeti en una arena inundada de patriotismo rojo, azul y blanco, como líder de la campaña nacional para cambiar el actual régimen republicano en Washington.
Kerry, después de ser escoltado al podio por compañeros veteranos de la guerra de Vietnam, ofreció un discurso de casi una ho-ra ante lo que será su audiencia más grande en el ámbito nacional hasta octubre próximo, cuando tradicionalmente se realizan los debates entre los candidatos presidenciales.
El aspirante demócrata buscó proyectarse como la mejor opción de comandante en jefe del país en lo que es el tema central de esta elección, la guerra, y quien buscará promover la unidad nacional al respetar la diversidad de este país.
Más que nada ofreció un tipo de regreso al futuro: algo así como restaurar las políticas centristas de los tiempos de Bill Clinton, mencionando las desigualdades y los pobres con mayor frecuencia que ahora.
Esta noche, después del desfile de familiares, amigos y cantantes como Willie Nelson y Carole King, el candidato demócrata declaró: "acepto su nominación para presidente de Estados Unidos".
"Esta es la elección más importante de nuestras vidas", reiteró desde el podio. "So-mos una nación en guerra, una guerra global contra el terror, contra un enemigo como ninguno que hayamos conocido antes. Y aquí en casa los salarios se desploman, los costos de salud se incrementan y nuestra gran clase media se está encogiendo".
Aunque es veterano de una guerra que intentó imponer un gobierno en Vietnam, y como senador aprobó el uso de la fuerza para cambiar el régimen en Irak, Kerry fue proyectado en la convención como el único con la visión, la experiencia militar y política, y la valentía, para sacar al actual residente de la Casa Blanca.
Esta noche el candidato oficial demócrata reiteró que no tiene problemas para declarar una guerra unilateral: "Nunca du-daré en emplear la fuerza cuando sea necesario... Nunca otorgaré a ninguna nación o institución internacional veto sobre nuestra seguridad nacional".
A pesar de las ovaciones, gritos, globos y confeti, también es evidente que Kerry no necesariamente representa un líder ideal ni alguien que por ahora inspire confianza ni enorme entusiasmo popular, o que será una figura que pronto entrará en el salón de la fama de los políticos del mundo. Es sólo quien logró colocarse como el que encabezará el movimiento contra Bush.
De hecho, el triunfo de Kerry dependerá más de un amplio y diverso movimiento que no tiene como objetivo supremo llevar al aspirante demócrata a la Casa Blanca, sino sacar al presidente George W. Bush de esa residencia. Tal vez aquí hay el mismo número de botones, calcomanías y camisetas con propaganda en favor de Kerry como contra el mandatario republicano.
Con la conclusión de este acto arrancan los 95 días de la campaña de Kerry y John Edwards para derrotar a Bush. El veterano e hijo privilegiado, quien busca ser el se-gundo JFK en la Casa Blanca, y el hijo del textilero que vivió el sueño americano sa-len a la lucha libre de la elección general.
Pronto podrán ver por televisión otro ac-to igualmente coreografiado y diseñado por expertos en imagen y relaciones públicas, la Convención Nacional Republicana. Pero ahí la fiesta estará en las calles.
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