México D.F. Miércoles 28 de julio de 2004
FUSILERIAS
Alfredo C. Villeda
Islam y modernidad
EL ENSAYISTA John Gray asegura que no hay estereotipo
más pasmoso que el que describe a Al Qaeda como un retroceso a los
tiempos medievales, cuando en realidad es un subproducto de la globalización.
Las cámaras de gas y los gulags son modernos; al igual que el comunismo
y el nazismo, ''el Islam radical es moderno".
EL
VIRAJE DEL mundo a partir del 11-S resulta más asombroso
si se acude a algunos textos previos a esos infaustos acontecimientos.
El francés Gilles Kepel, por ejemplo, especialista en el mundo islámico,
escribió en Jihad (Gallimard, 2000): ''Resta ver cómo
evolucionará el mundo musulmán en el siglo XXI". Sin embargo,
el autor apostaba a que esa ideología se diluiría en la economía
de mercado, la apertura al mundo y al advenimiento de la democracia, es
decir, ''entraría de lleno a la modernidad".
DE ACUERDO CON el análisis de John Gray,
Al Qaeda y lo que significa ser moderno (Paidós 2004), Kepel
se equivocó de principio a fin. Claro, es un ensayo posterior al
11-S, pero tiene validez repasar cómo sucesos que se veían
cerca, ergo el declive de la era islamista, pasaron a ser pronósticos
fallidos.
LA RECURRENTE idea de equiparar modernidad con
Occidente es otro blanco de Gray, que examina el equívoco a partir
de las grandes experiencias del siglo pasado, que él denomina ''religiones
laicas": del comunismo al nazismo; del marxismo al neoliberalismo.
POR ESO GRAY plantea que la violencia milenarista
del Islam radical no es producto de ningún ''choque de civilizaciones".
Los grandes experimentos del siglo XX en el campo del terror revolucionario,
argumenta, no han sido ataques contra Occidente: expresaban ambiciones
que sólo Occidente había albergado. La creencia de que el
terror puede reorganizar el mundo no es resultado de ninguna investigación
científica. ''Es una fe, pura y simplemente. Y de forma no menos
incontrovertible, esta fe es exclusivamente occidental".
GRAY APUNTA también sus lanzas contra los
ingenieros del FMI, los fundamentalistas del libre mercado y los fundamentalistas
de la religión en Estados Unidos; contra Marx y Fukuyama; contra
Bush y Bin Laden.
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