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México D.F. Martes 27 de julio de 2004
Primera muestra individual de la artista en
el MAM
Mónica Castillo indaga en los clichés
de Kahlo y Galán
Considera que la ambigüedad sobre su obra es un
valor
Incluye pintura, video, fotografía, instalación
y arte objeto
MERRY MAC MASTERS
La obra de Mónica Castillo (DF, 1961) es polémica,
pues para algunos no se trata de pintura y para otros sí. Esa ambigüedad,
considera la artista, es un valor.
Y explica: ''No me importa demasiado el hecho de definir
si es o no pintura, y si es, desde qué perspectiva, o si no, desde
qué otra. Tengo muy claro que me concierne todo lo que es la pintura:
la parte de la representación, la unión de la pintura con
la tradición de la imagen.
''Me
interesa este otro tiempo que la representación pictórica
tiene: la capacidad de lograr. Me importa la reducción sensorial
de la imagen, las herramientas específicas de la representación
pictórica. También la materia pictórica. Sucumbo al
encanto del color. En ese sentido soy terriblemente pintora, aunque no
en términos tradicionales."
Búsqueda complicada
Dueña de una trayectoria profesional de 18 años,
Mónica Castillo tendrá su primera exposición individual
en el Museo de Arte Moderno (MAM). La muestra Mónica Castillo.
1993-2004, de 35 piezas, entre pintura, arte objeto, video, fotografía
y una instalación, cuyo punto de partida es su periodo de autorretratos
que duró siete años, será inaugurada el próximo
jueves a las 20 horas en ese recinto de Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec.
''Cuando empecé a hacer los autorretratos -relata-
acababa de regresar de Chile, donde estuve un año. Después
me fui a Chicago, al Instituto de Arte, como artista visitante. Allí,
surgió la idea de la primera pieza que fueron 56 autorretratos,
donde el objetivo era repetir algo, una imagen, con toda la impericia de
mi mano. Es decir, con esta incapacidad de repetir exactamente lo mismo
siempre o varias veces. En verdad, todo se dio de una manera bastante inconsciente,
o sea, armé el discurso después.
''La decisión de usar el autorretrato fue porque,
pues yo estaba allí, era como el objeto más accesible, que
no iba a tener problemas de horarios ni de pagos. Nada más en un
par de cuadros, los que tienen la piel muy detallada, trabajé directamente
con espejos. Todo lo demás fue con base en la fotografía.
''Después de haber empezado con los autorretratos
advertí que tocaba una serie de puntos muy delicados dentro de la
cultura en México. Todos los clichés de Frida Kahlo, de Julio
Galán. Fue cuando empezó a complicarse la búsqueda,
porque ya no era esta decisión de qué pinto, sino que era
algo más referencial de lo que pensé en el primer momento,
y que ese era el atractivo y el peligro."
A partir de 2000, Castillo ha hecho una investigación
derivada de los autorretratos. En cierto momento la artista comprendió
que ''el autorretrato no puede ser observado más que mediante la
imagen. Entonces, cómo representar de esta zona de anonimia que
traemos pegada al cuerpo, como una sensación muy extraña
porque es lo que le da a uno identidad, pero al cual uno no tiene acceso".
La instalación mecatrónica Cortina de
pintura (2003-2004), concebida para que la materia pictórica
fluya libremente en el recinto museístico, se perfila como la pieza
más impactante de Mónica Castillo.
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