México D.F. Martes 27 de julio de 2004
Crece en Florida la idea de "un voto de castigo"
contra el jefe de la Casa Blanca, dice
Bush, "un alcohólico y analfabeto funcional",
sostiene Fidel Castro
Encabeza el mandatario cubano la conmemoración
del asalto al cuartel Moncada en 1953
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La
Habana, 26 de julio. El líder cubano Fidel Castro llamó
hoy al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, alcohólico
y analfabeto funcional, y afirmó que en Florida "la idea de un voto
de castigo cobra fuerza" contra el jefe de la Casa Blanca por las nuevas
limitaciones a los viajes de los emigrados a Cuba.
Con su habitual uniforme verde olivo, Castro encabezó
el lunes en la ciudad de Santa Clara, en el centro del país, la
conmemoración del asalto de 1953 al cuartel Moncada, el primer hecho
de armas de la revolución cubana que triunfó seis años
más tarde.
Pero contra la costumbre, el mandatario invirtió
la mayor parte de su discurso de hora y media en la lectura de textos ajenos,
que convergen en sendos alegatos sobre la personalidad de Bush. Castro
replicó así a la acusación del mandatario estadunidense
de hace 10 días de que Cuba es el "principal destino de turismo
sexual" en el mundo.
Tras rechazar la inculpación, Castro dijo que era
de tal magnitud que se sentía obligado a "explicar con toda seriedad
y franqueza las causas que, desde mi punto de vista, dan lugar a tales
inconcebibles e irresponsables afirmaciones".
Y a renglón seguido citó durante casi una
hora tramos del libro Bush en el diván, del científico
estadunidense Justine A. Frank, según el cual aún es una
interrogante si una anterior adicción del jefe de la Casa Blanca
al alcohol sigue influyendo en su conducta.
Castro citó a Frank diciendo que el mandatario
tiene "muchos elementos problemáticos de su carácter" asociados
a las secuelas del alcoholismo, como "la grandiosidad, la naturaleza silenciosa,
la intolerancia, el desapego, la negación de la responsabilidad,
una tendencia a reaccionar excesivamente, una aversión por la introspección".
"El hábito de culpar a otros y negar la responsabilidad
es tan dominante en la historia personal de George W. Bush que evidentemente
se dispara ante la más ligera amenaza", dijo Castro, citando a Frank.
"Todos necesitamos descanso y relajación, tiempo
para reagruparnos, pero al aparecer Bush lo necesita más que la
mayoría y eso no constituye una sorpresa, entre otras razones porque
la ansiedad de ser presidente pudiera representar un riesgo real de retornar
a la bebida", agregó el lider cubano, leyendo en la misma fuente.
En otro tramo de su lectura, Castro refirió una
conclusión de Frank, según la cual Bush muestra una "rigidez
de pensamiento", derivado de ansiedades que lo incitan a la bebida y que
a la vez desembocan en estados de "intolerancia" y "respuestas desproporcionadas
en relación con la magnitud de la amenaza real que persigue".
"Si además asumimos que los días de acoholismo
de George W. Bush quedaron atrás, aún queda la interrogante
del daño permanente que pudo haberle causado", dijo también
Castro, en su relación del texto de Frank.
Castro citó luego Estúpidos hombres blancos
del cineasta Michael Moore, cuya exitosa Farenheit 9/11 se exhibe
masivamente en Cuba. En el texto, el autor sostiene que Bush "tiene claros
síntomas de incapacidad para leer como adulto".
El presidente cubano anunció que se reservaba aún
más municiones contra Bush: "No quiero extenderme por ahora en asuntos
más delicados todavía, como aquellos cuya divulgación
costaron la vida de J. H. Hatfield, autor del libro Hijo afortunado".
Castro aludió en esa forma a una polémica
biografía de Bush, publicada en 2000, en la cual el autor acusaba
al actual mandatario de empleo de drogas y negocios turbios, entre otros
cargos. Hatfield murió un año después de que apareció
su obra, en un aparente suicidio que, igual que el libro, levantó
discusiones en Estados Unidos.
Tras su extensa argumentación ad hominem,
Castro volvió a las acusaciones de Bush, para asegurar que son "calumnias
y mentiras", que "fueron elaboradas precipitadamante para justificar las
atroces medidas" que restringen los viajes de los emigrados cubanos a su
país de origen.
Insistió en que se ha expandido en Florida la posibilidad
de que emigrados cubanos, antiguos votantes republicanos, cambien su decisión
en las próximas elecciones y rechacen a Bush. "Quince o veinte mil
electores podrían hundir sus aspiraciones a la relección".
Castro consideró que la acusación sobre
turismo sexual está en la línea estadunidense de cercar los
flujos económicos a Cuba.
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